La inseguridad y la violencia contra líderes indígenas y defensores de la tierra, bosques y ríos sigue cobrando muertes. Según el reciente informe de la organización no gubernamental Global Witness, más de tres personas a la semana fueron asesinadas, durante el año 2015, por defender su tierra y el medio ambiente frente a industrias destructivas.
El informe titulado “En Terreno Peligroso” documenta 185 muertes registradas el año pasado por todo el mundo, una cifra que es la más alta jamás registrada, y que representa más del doble del número de periodistas asesinados el año pasado.
Entre las victimas se cuentan el padre y abuelo de Michelle Campos, ejecutados públicamente en septiembre 2015, por defender su tierra ancestral frente a la minería, en un ataque que empujó a 3.000 indígenas del pueblo lumad a abandonar sus hogares. Su región de Mindanao, rica en carbón, níquel y oro, es una de las más peligrosas del mundo para los activistas de la tierra y el medio ambiente, en donde se han registrado 25 muertes solo en 2015.
“Nos amenazan, vilipendian y asesinan por enfrentarnos a las empresas mineras que operan en nuestra tierra y a los paramilitares que las protegen”, comentó. Mi padre, mi abuelo y mi maestro fueron solo tres de un número incontable de víctimas. Conocemos a los asesinos; campan a sus anchas por nuestra comunidad. Estamos muriendo y nuestro Gobierno no hace nada para ayudarnos”, señala Michelle Campos.
Los países en donde más activistas y defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados en 2015 son: Brasil, con 50 muertes, y Filipinas, con 33, que representan cifras nunca vistas en estos países, seguidos de Colombia (con 26 muertes), Perú (12), Nicaragua (12) y la República Democrática del Congo (11). Entre las principales causas de estos asesinatos se encontraban la minería (en 42 casos), la agroindustria (20), la tala (15) y los proyectos hidroeléctricos (15).
Los datos demuestran que 67 de los defensores de la tierra y el medio ambiente asesinados el año pasado pertenecían a comunidades indígenas, lo que supone la cifra más alta de la historia.
No obstante, el informe de Global Witness reconoce que por cada asesinato que es posible documentar, hay otros que no pueden verificarse o que no se denuncian, al igual que, por cada vida que se pierde, muchas más quedan arruinadas por la violencia, las amenazas y la intimidación constantes.
Violencia sin precedentes en la Amazonia brasileña
La Amazonia brasileña es la región de América del sur en donde se ha registrado el mayor número de crímenes en contra de líderes indígenas y defensores de la amazonia, con 50 homicidios en 2015. Una de las últimas víctimas es Isídio Antonio, quien había sufrido varios atentados y recibió amenazas de muerte por defender la tierra de su comunidad contra un grupo de poderosos terratenientes que querrían explotar madera valiosa.
Sus solicitudes a las autoridades para que les dé protección fueron ignorados sistemáticamente y la policía nunca ha investigado su asesinato. Los habitantes de esta región dicen que es la cuarta víctima de la violencia en su pequeña comunidad de Vergel en el estado de Maranhão.
Según el informe, existe connivencia entre el Estado y los intereses corporativos que protege a muchos de los responsables de los asesinatos. De entre los casos documentados se encuentran 16 relacionados con grupos paramilitares, 13 con el ejército, 11 con la policía y 11 con guardias de seguridad privados, lo que implica claramente que el Estado o las empresas están relacionados con los asesinatos. Además, había pocos indicios que demostraran que las autoridades investiguen exhaustivamente los delitos o adopten medidas para hacer que los autores respondan ante la justicia.
Más detalles se puede revisar en el informe íntegro, disponible aquí
Redacción SIGNIS ALC
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