En medio del dolor que enluta a Colombia por los recientes ataques armados en distintas regiones del país, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, elevó una voz firme de rechazo a la violencia y de llamado a la conciencia nacional, en una entrevista concedida a Caracol Noticias.
Los hechos ocurridos en Aguachica (Cesar) y en municipios del Cauca, que dejaron militares asesinados y decenas de heridos, motivaron una reflexión profunda sobre el sentido de la vida, la responsabilidad colectiva y la urgencia de detener lo que el cardenal calificó como una “máquina de muerte” que destruye familias, comunidades y el tejido del país.
Rechazo al terrorismo y cercanía con las víctimas
Al expresar su cercanía con las familias de los soldados y policías asesinados, el purpurado reiteró el rechazo absoluto a la violencia terrorista que afecta a varias regiones del país. Apuntó que al apagar la vida de una persona, se abre una profunda herida en las familias, las instituciones y la nación entera.
Con un llamado directo, el cardenal cuestionó a quienes recurren a las armas, señalando que esa supuesta lucha termina apagando la vida, afectando a los más pobres y profundizando el sufrimiento nacional.
En lo que calificó como un “diálogo de sordos”, el arzobispo subrayó que este no es tiempo de silencio y llamó a frenar la escalada de violencia, recordando que la Navidad centra la mirada en Jesús de Nazaret, mensajero de vida y no de destrucción.
“El corazón debe ponerse en clave de vida”, apuntó, exhortando a rechazar las armas y a acoger el mensaje del nacimiento de Cristo como camino de paz.
El cardenal destacó el papel fundamental que cumple la Iglesia católica en las regiones más golpeadas por el conflicto, haciendo ver la valentía de obispos, sacerdotes, religiosas y agentes pastorales que permanecen junto a comunidades cercadas por la violencia.
Además, mencionó que la Iglesia no observa el conflicto desde lejos, sino que lo vive junto a la gente, acompañando, consolando y resistiendo por el camino del bien, incluso en contextos de alto riesgo.
Por otra parte, hizo mención del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz, al respecto subrayó la urgencia de una “paz desarmada y desarmante”, capaz de rechazar la economía de la muerte del narcotráfico, la corrupción y el tráfico de armas, y de impulsar una transformación profunda del corazón humano.
Fuente: Celam.org


