Por Washington Uranga.- Desde su responsabilidad como máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo, el papa Francisco se mantiene atento y preocupado por los problemas del mundo. Particularmente por las situaciones de conflicto a las que suele caracterizar como “conflictos acotados” que constituyen, a su juicio, el nuevo formato de la conflagración mundial.
Pero esta dimensión universal de su responsabilidad no lo aparta de su preocupación por lo que se vive en su patria natal, la Argentina.
Hoy dijo que “no puedo guardar silencio” y expresó su “profunda preocupación” ante el inminente anuncio norteamericano reconociendo a Jerusalén como única capital de Israel. Y por eso, en directa alusión al mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, pidió que “se realicen todos los esfuerzos para respetar el statu quo” de Jerusalén. Sin embargo, hoy mismo Jorge Bergoglio se hizo el tiempo para recibir en su residencia personal a los familiares de Santiago Maldonado, enviando un mensaje más hacia la Argentina.
Sergio Maldonado subrayó la actitud del Papa: “más que decirnos algo nos escuchó”. No fue lo que hizo Trump respecto del pedido de Francisco. Lo ignoró totalmente y siguió con su plan. Al presidente norteamericano no le interesaron tampoco las advertencias de otros dirigentes políticos mundiales sobre las consecuencias de su decisión. Francisco escucha. Trump no.
Hace apenas dos días el papa Bergoglio se había encontrado también personalmente con Taty Almeida, referente de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. Tanto el lunes como hoy, los interlocutores de Francisco ratificaron que el Papa respalda los pedidos de “verdad y justicia”. Otro mensaje. En Argentina el Poder Judicial actúa selectivamente, con doble vara permanente.
Sergio Maldonado confirmó lo que ya nadie duda: “El Papa está informado de todo. No necesita que vengan a contarle la situación en Argentina”.
Un dato más. El 17 de enero Francisco estará en Temuco (Chile), 670 kilómetros al sur de Santiago. Allí celebrará una misa de la que participarán comunidades originarias, especialmente mapuches que tienen mucha presencia en la zona. Pero además Francisco decidió profundizar el gesto hacia los mapuches: los invitó a compartir un almuerzo privado que se celebrará ese mismo día en la casa Madre de la Santa Cruz, en la ciudad chilena. Francisco quiere escuchar, de primera mano, lo que tienen para decirle los mapuches en una zona donde el conflicto escaló hasta niveles muy importantes con el Estado chileno. Esa situación no resulta totalmente ajena a lo que sucede del otro lado de la frontera, en Argentina.
El estilo de Francisco combina la escucha atenta con los gestos. “Musulmanes, cristianos y judíos reconocen a Abraham, si bien cada uno de manera diferente, como padre en la fe y un gran ejemplo a imitar. Él se hizo peregrino, dejando a su gente, su casa, para emprender la aventura espiritual a la que Dios le llamaba”, afirmó el Papa en su visita a Jerusalem en mayo del 2014. Y pidió en esa misma ocasión “que la solución de los dos Estados (Israel y Palestina) se convierta en una realidad y no se quede en un sueño”.
El Papa sabe de la importancia de sus gestos y de sus dichos como líder de la comunidad religiosa más importante del mundo. Pero también conoce las limitaciones que impone, tanto en la Argentina como en el mundo, su condición de Jefe del Estado Vaticano. Pero eso no lo inhibe de implicarse en los temas y de tratar de incidir en las soluciones. Encuentro las formas. En esa tarea cosecha éxitos y fracasos. No elude el riesgo que implican estos últimos.
Como fundamento de su actuar mantiene abierta la escucha permanente. Recibe (oficial y extraoficialmente, en público y en privado) a muchas personas que le aportan información, pero también reflexiones, análisis, puntos de vista. Y actúa en consecuencia.
Es el estilo y la forma de actuar de Francisco, que transformó también la imagen de Jorge Bergoglio, cardenal arzobispo de Buenos Aires, como señalan varios analistas eclesiásticos. Para quienes lo quieran entender, el Papa aplica la frase bíblica: “El que tenga oídos para oír, que escuche” (Marcos 4;9). La escucha requiere una actitud vital, absolutamente opuesta a la necedad que demuestran ciertos políticos en el ejercicio del poder. Así en Argentina como en el mundo.
—
Artículo publicado originalmente en el Diario Página 12,