1° de marzo: Lunes de la 2° semana de Cuaresma
Perdónanos, Señor, por no escuchar tu voz en la “voz de la Amazonía”
Petición de Gracia
Al comienzo de cada día, busco entrar en un clima de oración y rezo:
Señor, en este tiempo favorable para volver el corazón a tus sueños para la humanidad y a todas tus creaturas, te pedimos luz para reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestras relaciones contigo, con las personas, con el mundo que es nuestra casa común y con nosotros mismos. Ayúdanos a redescubrir el sentido de la vida en la alabanza y la contemplación agradecida de la Creación, en la salida de nosotros mismos hacia los que más sufren y se sienten solos, especialmente en estos tiempos de pandemia, y en la construcción de tu reino de justicia y paz, tejiendo redes de solidaridad y fraternidad entre todos los pueblos y culturas de esta inmensa región panamazónica y del mundo entero.
En particular, hoy le pido… (presente su petición personal). Amén.
Escuchando la Palabra que nos guía
Tú, Señor, has sido justo y nosotros sólo tenemos derecho a la vergüenza como en ese día, nosotros, la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén y todo Israel, estemos cerca o lejos en todos los países donde nos dispersaste por culpa de las infidelidades que cometimos contra ti.
Oh Señor, la vergüenza sea para nosotros, para nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros padres, porque pecamos contra ti. Que el Señor nuestro Dios tenga misericordia y nos perdone, porque nos rebelamos contra él.
No obedecimos al Señor nuestro Dios, no caminamos según sus leyes que puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas.
(Daniel 9, 7-10)
Reflexionando con Laudato Si’
El profeta Daniel afirma que el pueblo sólo puede avergonzarse y pedir perdón al Señor por no haber escuchado su voz que les muestra el camino que deben seguir. Estas palabras son muy actuales cuando vemos la facilidad con la que nosotros también nos hemos vuelto sordos a la voz de Dios, que habla y a menudo grita por la voz de los que sufren y por la agresión a la “Madre Tierra” (la naturaleza). En la preparación del Sínodo para la Amazonia, pudimos percibir que éste “es el momento de oir la voz de la Amazonia y de responder como Iglesia profética y samaritana” (IL, 43).
Sin embargo, esto exige la conversión de nuestros corazones y oídos para escuchar la voz de Dios que habla en y por la Amazonia. Porque, como nos recuerda el Papa Francisco, “cuando, en la propia realidad, no se reconoce la importancia de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad – por poner algunos ejemplos -, difícilmente se sabrá escuchar los gritos de la propia naturaleza” (LS, 117).
Avanzando hacia aguas más profundas
Después de un momento de silencio…
A la luz del texto bíblico y de las palabras del Papa Francisco, busco profundizar mi experiencia de encuentro con el Señor, trayendo a mi oración la realidad concreta en la que estoy involucrado, la situación que atraviesa el mundo, la región pan-amazónica, mi ciudad o comunidad, la Iglesia, etc.
Trato de percibir los llamados de cambio que Dios me hace y le pido fuerza para concretarlos, para que mi alabanza a Él se manifieste en obras concretas de compromiso por la vida, en la defensa de nuestra Querida Amazonía, de sus pueblos y de los pobres de la Tierra.
Concluyo con un Padre Nuestro y un Ave María…
Frase para seguir reflexionando en este día
“Si entramos en comunión con la selva, fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración”.
(Querida Amazonia, 56)