El tema central de este número de Punto de Encuentro es el centenario del nacimiento de Paulo Freire, educador brasileño y uno de los mayores referentes mundiales en el campo de las ciencias humanas. Al igual que el volumen y variedad de debates y celebraciones que se realizaron en todo el mundo para celebrar este centenario, los aportes de este número muestran que la influencia de Freire va mucho más allá del aula.

Su perspectiva de la educación como proceso cultural y, sobre todo, comunicativo, dentro de una búsqueda permanente de la igualdad y la emancipación social, hacen de la obra de Freire un hito e inspiración para los movimientos populares, iniciativas de comunicación y organizaciones en general, que luchan por la vida en plenitud para todos los seres.

Freire fue perseguido por la dictadura militar brasileña en la década de 1960, lo que lo llevó al exilio – el libro Pedagogía del Oprimido, su obra más conocida, se publicó originalmente en Chile y demoró mucho en circular en Brasil.

Actualmente, Freire ha vuelto a ser blanco de agresiones por parte de movimientos conservadores y de extrema derecha, por la asociación que se hace de su imagen con el pensamiento crítico y con la emancipación de todos los ciudadanos. El mundo ha acogido a Freire en el pasado y le ha brindado importantes oportunidades para continuar su trabajo; durante muchos años, por ejemplo, trabajó en proyectos educativos para el Consejo Mundial de Iglesias.

En su centenario, una vez más, el mundo expresó la importancia de sus obras, que, reinventadas y revitalizadas en los más diversos contextos, continúan alimentando procesos de liberación.

En este número leemos relatos de personas de varios países de América Latina que encontraron en Freire y sus obras inspiración para su trabajo en las áreas de educación, derechos humanos, investigación y comunicación. Descubrimos en Freire un referente intelectual, pero también personal, por una postura que combina crítica, posicionamiento político y una acogida generosa y confiada a todas las personas. Para Freire, cada ser humano tiene un conocimiento único que complementa el conocimiento de todos sus pares; por tanto, sólo el horizonte de la colectividad, fundada en el respeto a la igualdad en la diversidad, lleva a la verdadera liberación.

Hablando sobre el papel de la Iglesia católica en este proceso, valorando su perspectiva profética, dijo: “Sabe igualmente que no existe ‘yo soy’, ‘yo sé’, ‘yo me libero’, yo ‘me salvo’; como no existe “yo te doy conocimientos”, “yo te libero”, “yo te salvo”; al contrario, “somos”, “sabemos”, “nos liberamos”, “nos salvamos”.