Fabiola Herrera, 40 años sirviendo desde el laicado
Vocación de servicio, alegría permanente y humildad son las tres virtudes características de una persona que se dedica a construir el bien, según define Fabiola Herrera, de la Orden de Malta Dominicana, institución que data de la época de las Cruzadas en Jerusalén.
Su historia
Desde muy pequeña recibió formación integral a través de organizaciones católicas, como la Renovación Carismática del Espíritu Santo, fundada por el Padre Emiliano Tardiff, y los grupos de pastoral juvenil. De esta vivencia desde la década de 1980, experimentó un desarrollo espiritual que ha marcado hasta estos días su vocación de trabajo por los más necesitados.
Llega en el año 2015 a la Orden de Malta, entidad que tiene sus orígenes en el tiempo de las cruzadas, cuando los templarios protegían a los cruzados de los ataques y construyeron un primer hospital en Jerusalén en el que atendían a los heridos de estas batallas.
Como se consagra en su lema “Defensa en la fe y el servicio a los pobres y enfermos”, la Orden enfoca sus esfuerzos en atender las necesidades de los paupérrimos. Tienen en República Dominicana instaladas tres clínicas ubicadas en zonas empobrecidas del Gran Santo Domingo, la capital del país. Ofrecen consultas médicas, imparten charlas y reparten medicamentos a quienes los necesitan.
Logros y desafíos
Representa un desafío para la Orden en el contexto dominicano, visibilizar su obra, para captar más voluntarios que se identifiquen con la causa que trabajan. Para Fabiola ha resultado estratégico atraer a las personas con la organización de actividades amparadas bajo la iglesia Regina Angelorum, ubicada en la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
Destaca como mayor logro alcanzado por la entidad, desde que llega al país en 1994, el entrar en contacto con los sectores empobrecidos, supliendo necesidades básicas y honrando la dignidad del ser humano y su derecho al acceso de servicios fundamentales como la salud.
Sobre el rol de la mujer
Entiende que la mujer en el entorno eclesial, aún no accediendo a puestos que por tradición no ha ocupado, esto no ha impedido que “florezca” en ese espacio en el que sirven desinteresadamente y apoyan la misión de ayudar a los necesitados y necesitadas.
Reconoce que existen dentro de la humanidad experiencias en las que ha faltado una u otra de estas tres virtudes (vocación de servicio, alegría permanente y humildad) en la labor social, lo que ha ocasionado distorsión en esos entornos. Pero, enfatiza la importancia de reflexionar si estamos conformes con la misión que voluntariamente hemos decidido colaborar y no convertirnos en lo que define como un “anti-testimonio” para quienes se motiven a servir.
Redacción: Naivi Frías y Joaquín Ruiz (SIGNIS RD), corresponsales en República Dominicana
