.
Facebook   Twitter   Instagram   Youtube   Flicker
Adiós al general colombiano de los pobres y la paz

SIGNIS ALC

03 agosto 2020

No hay comentarios

Casa Noticias Generales

Sandúa: Adiós al general colombiano de los pobres y la paz

Sandúa: Adiós al general colombiano de los pobres y la paz

Bogotá,  Colombia.- Aníbal Muñoz Valencia nunca imaginó que a la postre se iba a convertir en una leyenda urbana de Bogotá. Hace 30 años llevado por la rebeldía, por el abandono y por la necesidad tuvo que optar por las calles. De a poco fue haciendo la representación de su celebérrimo personaje para ganarse el sustento diario: el general Sandúa, un militar sin armas ni subalternos, cuyo verbo mordaz era suficiente para enfrentarse con los enemigos de siempre: la desigualdad y la violencia.

 

De este modo Aníbal tan solo se armó de coplas en contra de los gobiernos y políticos de turno. Su centro de operaciones lo estableció en el parque Santander, en el corazón de Bogotá, frente al Museo del Oro; con su quepis, una chaqueta roja sin charretera ni soles, condecoraciones tricolores, manos repletas de anillos y un báculo indígena, con todos esos abalorios quijotescos, arengaba discursos, hablaba de historia, conversaba con estudiantes, debatía con políticos, respondía a periodistas, recitaba poemas, defendía a sus hermanos de la calle. Todo hasta que el Covid-19 se lo llevó, a los 93 años, el pasado 6 de junio tras 29 días de lucha en el hospital El Tunal con un cuadro de sepsis de tejidos blandos y cáncer de próstata, que el coronavirus complicó.

 

Oriundo de Pácora, departamento de Caldas, el General nació el 15 de agosto de 1927. Fue el ciudadano habitante de calle más longevo de la capital. El sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, conocido como Fray Ñero, aseguró a SIGNIS ALC, que Sandúa “murió desde la soledad en el distanciamiento en tiempos de pandemia” por eso “él nos acerca a los millones de familias que están viviendo esta misma situación” y  se convierte en “la voz de millones de seres humanos que viven en la tristeza y en el olvido”.

 

“Él no fue un habitante de calle cualquiera, él mismo decidió optar por las calles y cuando se opta por la calle esto hay que respetarlo”, lanzó el religioso, quien fue amigo entrañable del legendario personaje de la cultura callejera: “Me decía siempre que soñaba con un país donde se respete a Dios, se cumplan las leyes, haya verdadera libertad, paz, justicia y progreso para todos”.

 

Un Cristo roto de las calles

 

Cuenta Fray Ñero que Sandúa pese a autoproclamarse general no tenía pasión alguna por la vida militar, al contrario, “sufría mucho cuando esa bota militar era tan fuerte en los tiempos de guerra en este país, le molestaba todo el tema de los falsos positivos y de la violencia”.

 

Una anécdota: “Tengo en mi poder el Cristo que me regaló para cuando muriera se lo colocara en su pecho”. Tras una pausa agrega: “Aquí lo guardo, ese Cristo se me cayó y se le rompió una mano, es un Cristo con una mano rota, es un Cristo lesionado, minusválido y nunca lo quise mandar a reparar, porque así es cómo yo veo a los ciudadanos habitantes de calle, a Sandúa, un Cristo roto”.

 

El general Sandúa no puede ser una estadística más –dice Gutiérrez– en un país donde la cifra de personas en situación de calle alcanza los 40.000. “Siempre se opuso a las estructuras, criticó el sistema excluyente que no daba posibilidades de reinsertarse, prefería su libertad”, recuerda el fraile.

 

Sin honras fúnebres

 

Además entre ambos había un respeto mutuo, se negaba a llamarle Ñero (diminutivo de compañero) al religioso, de hecho, Sandúa pidió que cuando muriera: “Me coloque el hábito de San Francisco, en el pecho un crucifijo y en mis manos una bandera de Colombia”. Por esa promesa, el sacerdote recibió, en su momento, un regalo de manos del general: un megáfono y uno de sus famosos quepis con las letras ‘seguridad privada’.

 

El Covid-19 impidió unas honorables exequias para el general, porque “con él ha sucedido como a muchos colombianos, te llaman solo para informarte que tu ser querido murió, y como murió de Covid-19 según el parte médico que nos mandaron, entonces él fue llevado directamente a cremación, nadie lo pudo ver ni acompañar y entregaron sus cenizas al ancianato donde vivió sus últimos años en Sibaté”.

 

“Aún no hemos hecho honras fúnebres a mi general Sandúa por las circunstancias de la pandemia. Hicimos un derecho de petición como acudientes para que nos entreguen las cenizas para poder hacerlas en compañía de ciudadanos habitantes de calle, organizaciones sociales, periodistas y amigos que lo apreciaban mucho”, ha indicado.

 

El hijo putativo

 

Teófilo Gómez, un exhabitante de calle, ahora reciclador y un colaborador de la fundación Callejeros de la Misericordia, fue uno de los más allegados al general Sandúa, incluso “yo era su hijo adoptivo, él siempre me lo decía”. Lo recuerda como un hombre generoso, en cuanta protesta había en el centro “se metía para acompañar a la gente a reclamar sus derechos”.

 

“Nos conocimos en un pagadiario” y  “me contaba que era una persona muy sola”. Siempre compartía lo poco que tenía: “Una vez pasé hambre, me dijo, venga almuerce conmigo, me dio la mitad de lo que él comía, eso para mí significó mucho”.

 

Ese báculo –cuenta Teófilo– se lo dieron unos indígenas como símbolo de respeto, luego de que los acompañara en una manifestación hasta la plaza de Bolívar. “Lo respetaban mucho y lo querían, al parque Santander venían periodistas, turistas a sacarse fotos y conversar con él. Hasta murales le han hecho en la ciudad”, dice.

 

Medios de comunicación del país han retratado su historia, lamentando su deceso, como si se tratase de un connotado político. El general Sandúa es el reflejo de una sociedad del descarte, por eso fray Ñero y su hijo putativo Teófilo tienen el consuelo de que los ángeles hacen fila de honor por su general, cuya voz aún resuena en la fría Bogotá a través de esas miles de expresiones callejeras. Su sonrisa se inmortaliza, otro Quijote ha partido. Una muy dolorosa baja de esta pandemia.

 

Redacción: Ángel Alberto Morillo, corresponsal de SIGNIS ALC en Colombia

 

Consentimiento de Cookies con Real Cookie Banner