Introducción
En estos tiempos de pandemia, en los que todos luchamos por la curación de las personas enfermas y por evitar que sigan produciéndose tantas muertes en nuestras comunidades y ciudades, no podemos olvidar que nuestra “casa común” (el mundo en el que vivimos) y, en particular, la Amazonia también está enferma y necesitada de curación, visto que “gime y sufre los dolores del parto” (Rm 8, 22), especialmente entre los pobres más abandonados y maltratados (Cf. Laudato Si’, 2).
Como cristianos, somos llamados por Dios, creador de cada uno de los seres del universo, “a ser sus instrumentos para escuchar el grito de la Amazonia” (Querida Amazonas, 57), como nos recuerda el Papa Francisco, cuando reza así: “Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño para todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado por ti” (Laudato Si’ 246).
Sin embargo, debido a nuestro egoísmo, no siempre somos estos instrumentos de amor y justicia en nuestras relaciones con los demás y con todo lo que Dios ha creado. Porque también nosotros estamos siempre necesitados de conversión. Por ello, es importante que hagamos nuestro examen de conciencia – personal, comunitario e institucional – aprovechando este momento cuaresmal para profundizar en la oración y la reflexión sobre cómo estamos viviendo nuestro proceso de conversión ecológica, para poder abandonar el pecado ecológico, que podemos definir “como una acción u omisión contra Dios, el prójimo, la comunidad y el medio ambiente”. […] un pecado contra las generaciones futuras y que se manifiesta en actos y hábitos de contaminación y destrucción de la armonía del ambiente […] y en la ruptura de las redes de solidaridad entre las criaturas” (Documento Final del Sínodo para la Amazonia, 82).
En los próximos cuarenta días, somos invitados a rezar de manera especial a partir de las palabras del Papa Francisco, presentes en su Carta Encíclica Laudato Si’, escrita por él en 2015 y en total sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia, al mostrar que en el origen de la cuestión ambiental está la codicia del ser humano al querer ejercer un dominio absoluto sobre las demás criaturas a través de una explotación irracional de los recursos de la creación. Podemos decir que las enseñanzas del Francisco es una continuación del magisterio de sus predecesores, que también se preocuparon por la situación socioambiental y sus consecuencias para el ser humano, como lo hizo el Papa Juan XXIII con la encíclica Pacem in Terris. Luego, el Papa Pablo VI también habló del tema ecológico en la encíclica Octogesima Adveniens. Más tarde, el Papa Juan Pablo II, con la Centesimus Annus, denunció el poco compromiso que existe para “salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana”. Y, por último, el Papa Benedicto XVI, en Caritas in Veritate, afirmó que la Iglesia tiene una responsabilidad con la creación y que es necesario revisar seriamente el estilo de vida moderno.
¡Que aprovechemos este tiempo de Cuaresma para profundizar todo esto en una gran red panamazónica de oración y renovación de nuestra fe y misión!
P. Adelson Araújo dos Santos SJ
17 de febrero: Miércoles de Ceniza
El Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo misericordia de su pueblo (Joel 2,18)
Petición de Gracia
Al comienzo de cada día, busco entrar en un clima de oración y rezo:
Señor, en este tiempo favorable para volver el corazón a tus sueños para la humanidad y a todas tus creaturas, te pedimos luz para reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestras relaciones contigo, con las personas, con el mundo que es nuestra casa común y con nosotros mismos. Ayúdanos a redescubrir el sentido de la vida en la alabanza y la contemplación agradecida de la Creación, en la salida de nosotros mismos hacia los que más sufren y se sienten solos, especialmente en estos tiempos de pandemia, y en la construcción de tu reino de justicia y paz, tejiendo redes de solidaridad y fraternidad entre todos los pueblos y culturas de esta inmensa región panamazónica y del mundo entero.
En particular, hoy le pido… (presente su petición personal). Amén.
Escuchando la Palabra que nos guía
Alaben al Señor porque él es bueno,
canten a nuestro Dios porque es amable,
porque a él le conviene la alabanza.
Reconstruye el Señor Jerusalén,
reúne a los exiliados de Israel,
sana los corazones destrozados
y venda sus heridas.
El cuenta las estrellas una a una
y llama a cada una por su nombre.
Grande es nuestro Señor, todo lo puede,
no se puede medir su inteligencia.
Reanima el Señor a los humildes,
pero humillla hasta el polvo a los malvados.
(Salmo 146/147)
Reflexionando con Laudato Si’
A partir de hoy y durante toda la Cuaresma, tendremos la oportunidad de orar y reflexionar personalmente y con nuestras familias, comunidades eclesiales, grupos pastorales, círculos bíblicos, grupos de oración, catequesis y movimientos las enseñanzas del Papa Francisco presentes en Laudato Si’ y otros textos de su pontificado, confrontándolas con la Palabra de Dios y con los hechos de la realidad pan-amazónica y de nuestra “casa común”.
Queremos comenzar este camino cuaresmal con una actitud de alabanza y gratitud a Dios, que mira a su pueblo y tiene piedad, ofreciendo siempre su misericordia y su perdón. También queremos dejarnos contagiar por la espiritualidad presente en Laudato Si’, que nos anima a mantener viva la esperanza, buscando ver el mundo “como algo más que un problema a resolver, como un misterio gozoso que contemplamos con alegría y alabanza” (LS 12). Si es cierto que en el mundo hay tantos signos de muerte y que “la tierra, nuestra casa, parece transformarse cada vez más en un inmenso basurero” (LS 21), también es cierto que Dios nunca abandona a su pueblo y que nosotros, los cristianos, “somos llamados a ‘aceptar el mundo como sacramento de comunión, como forma de compartir con Dios y con el prójimo a escala global'” (LS 9). En Laudato Si’ el Papa nos recuerda la promesa de Jesús: “Yo renuevo todas las cosas” (Ap 21,5). Que en esta Cuaresma también nos dejemos renovar espiritualmente y en nuestro compromiso por nuestra Querida Amazonia.
Avanzando hacia aguas más profundas
Después de un momento de silencio…
A la luz del texto bíblico y de las palabras del Papa Francisco, busco profundizar mi experiencia de encuentro con el Señor, trayendo a mi oración la realidad concreta en la que estoy involucrado, la situación que atraviesa el mundo, la región pan-amazónica, mi ciudad o comunidad, la Iglesia, etc.
Trato de percibir los llamados de cambio que Dios me hace y le pido fuerza para concretarlos, para que mi alabanza a Él se manifieste en obras concretas de compromiso por la vida, en la defensa de nuestra Querida Amazonía, de sus pueblos y de los pobres de la Tierra.
Concluyo con un Padre Nuestro y un Ave María…
Frase para seguir reflexionando en este día
“Creemos que este Kairós de la Amazonía, como tiempo de Dios, convoca y provoca, es un tiempo de gracia y liberación, de memoria y de conversión, de desafíos y de esperanza”. (Instrumentum Laboris del Sínodo para la Amazonia, 34)
