Montevideo, Uruguay.-“La Compañía del Cine”, una empresa unipersonal del director y productor audiovisual uruguayo Ricardo Casas, cumplió 10 años de aporte a la industria nacional. Recientemente Casas ha anunciado que en 2021 cierra el ciclo de dirección, gestión y organización del festival Divercine, que llega a sus 30 ediciones.
En entrevista con SIGNIS ALC, Casas realiza un balance del proficuo camino recorrido. Nos explica que es un cambio natural cuando una persona dedica 30 años de su vida a desarrollar un emprendimiento de carácter internacional y con gran compromiso profesional. Después de un tiempo quiere renovar el plantel y dar espacio a los más jóvenes. Nos cuenta que pueden continuar ayudando en la programación, que es el corazón de cualquier festival, pero concluye un ciclo y esto debe ser reconocido y asimilado. Para él y su equipo es una experiencia muy feliz, pues cada edición se siente como dar a luz y ven que los niños que fueron los primeros años ahora llevan a sus hijos y pronto llevarán a sus nietos.
Considera que ha sido un aporte a la cultura artística del Uruguay y no solo de nuestro país, que ha dado sus frutos y, según nos dice, es evidente. Continúan con Atlantidoc, además de los documentales personales, con la esperanza de que esta nueva etapa les permita disponer de más tiempos y recursos a la producción audiovisual, una cuestión postergada porque siempre son insuficientes.
Divercine es el festival más antiguo de América Latina y nunca fue interrumpido. “No hay epidemias ni pandemias que lo detengan porque el público infantil se renueva cada año y necesita un apoyo en la cultura, siempre escaso en nuestro país”, precisa. Por su parte, Atlantidoc continúa siendo “el único festival real de cine documental del Uruguay”. Cumple, además, un apoyo a la producción y formación del género.
En cuanto a los documentales, tanto la difusión de “El padre de Gardel” como la producción de “Libres en el sonido” han sido resultados exitosos. “Los dos proyectos que estamos preparando ahora son otro aporte fuerte a la cultura, sobre todo cumpliendo con espacios de la producción nacional que mis colegas no cumplen como son: historia nacional del siglo XIX y temas de sanidad moral de nuestra sociedad”, reivindica.
Antes de crear “La Compañía del Cine”, desde 1979 Casas y sus colegas fundaron el Departamento de Producción en Cinemateca, una filmoteca con sede en la ciudad de Montevideo. En 1991 surgió el Espacio Uruguay en el Festival de Cinemateca, en 1992 crearon Divercine, en 1995 editaron el libro “10 años de video uruguayo” y reabrieron la Escuela de Cinematografía de Cinemateca. En 1998 estrenaron el documental sobre Eduardo Darnauchans, un cantautor uruguayo. En 2004 estrenaron el documental sobre Mario Benedetti. Casas también fue directivo de Asoprod, la Asociación de Productores y Realizadores, con momentos desafiantes, en los que incluso debieron realizar una huelga de hambre para no perder fondos a la producción nacional.
En este tiempo han vivido un sinfín de experiencias, tanto negativas (como los proyectos que no se concretan) como positivas; entre ellas, Casas recuerda que el día del estreno de “El padre de Gardel”, al finalizar la proyección se escuchó una voz en la sala: “Yo pensé que me iba a aburrir y me divertí mucho”. “Luego supe que esa voz era de un profesor de Historia”, añade el realizador.
Más allá de la crisis sanitaria, Casas constata otros problemas en el sector: los fondos son escasos, las salas casi inexistentes y, sobre todo, considera que no hay conciencia a todo nivel sobre el costo del cine. Una vez, una amiga, que es música, le preguntó el porqué del costo del cine y él le explicó: “Fijate cuántos nombres aparecen en los créditos finales de una película y multiplicá esa cantidad por un salario mínimo. Ahí tendrás una idea de lo que cuesta una producción, sin cotizar equipamiento, material virgen y todo lo demás”.
Tampoco se visualiza el valor del cine uruguayo como marca país, hacia adentro y hacia afuera, ya que “no todo es fútbol y carnaval”, sentencia Casas. “El cine uruguayo es la industria sin chimeneas que genera más trabajo de todas las artísticas, convoca mucho público, aporta conocimientos, divertimentos e imágenes de una nación”, acota.
Redacción: Sebastián Sansón Ferrari, corresponsal de SIGNIS ALC en Uruguay