P. Néstor Briceño Lugo*
Actualmente es noticia en todo el mundo lo que está ocurriendo en Venezuela. Claro, no es tan fácil de comprender esta situación para quienes no han vivido aquí ni conocen la idiosincrasia del venezolano, por lo que se hacen necesarias estas pocas líneas donde haremos mayor énfasis en la respuesta comunicacional que en cuanto a los hechos en sí que están ocurriendo.
Es importante entender, que para todo el proceso del chavismo-madurismo, los medios de comunicación han jugado siempre un rol primordial, tanto hacia el contexto nacional como el internacional: desde el famoso “por ahora” dicho por el Teniente Coronel Chávez en televisión nacional en su intentona de golpe de estado del 4 de febrero de 1992, pasando por la partidización de los medios del Estado Venezolano, el cierre de RCTV (la primera televisora del país), la imposición de la autocensura de los medios para evitar cargos administrativos, la falta de papel para producir medios impresos, los obstáculos al acceso a la información pública y la persecución de periodistas, tanto nacionales como extranjeros.
Pero lo más importante, es que hasta el año 2016 el Gobierno supo hacer su trabajo de proyección internacional, sucediendo que mientras el país se sumergía en una espiral de pobreza desde la llegada de Chávez al poder en 1999, la proyección de un país que recibía inmensas cantidades de dinero por el alto costo del petróleo era percibida hacia afuera. Las ayudas económicas a otros países del mundo y su publicidad compraron su complacencia, mientras en Venezuela aumentaba tanto la miseria como resultado de políticas públicas ineficientes, como la persecución a quienes tuvieran ideas diversas a las impuestas.
Desde el año 2007, momento del cierre de RCTV, el periodismo en Venezuela se comienza a organizar de manera diferente. Esto es acompañado de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Muchos medios han pasado de ser impresos a solo digitales, lo que les da una cierta holgura para poder superar la censura, a pesar del atraso en la velocidad de conexión. Así Twitter, Instagram, Youtube y otros muchos medios se han convertido en la plataforma de encuentro del periodismo profesional con el periodismo ciudadano. Desde el año 2013 se ha luchado por formar a los ciudadanos en su labor como reporteros en la calle, siendo loable el trabajo realizado en este campo por el Centro Gumilla, Radio Fe y Alegría (ambos llevados por los jesuitas) y el periodista Luis Carlos Díaz (@LuisCarlos en Twitter), entre muchos otros.
El periodismo independiente une sus esfuerzos a las ONGs que luchan por mostrar y denunciar la realidad que sucede en el país, destacando el Comité de Familiares y Víctimas (@COFAVIC), el Foro Penal (@ForoPenal), Cecodap y otros entes. Cabe destacar que el Departamento de Pastoral de Medios de la Conferencia Episcopal Venezolana ha ido creando redes para el apoyo tanto de la labor informativa eclesial en cuanto a la búsqueda de soluciones concretas, como de visibilizar diversas formas de pensar y soñar el país. Esta gestión llega a su culmen en el momento actual, cuando la credibilidad de la institución eclesial sirve de sustento para apoyar la constitucionalidad de la Asamblea Nacional y así se ha desmontado la farsa legal que pretende sustentar a Maduro en el poder.
Ante una maquinaria comunicacional gubernamental, donde se aplican las mejores teorías sobre el uso de los medios para el adoctrinamiento ideológico del pueblo, surgen como pequeños gigantes todos estos promotores de la verdad, quienes animados por distintas voces, están mostrando el verdadero panorama político, social, económico e incluso legal, de un país que busca cambio y libertad.
* Presidente de la Asociación Católica de Comunicación de Venezuela SIGNIS Venezuela