La presidenta de SIGNIS se hizo eco del mensaje pronunciado por el papa Francisco, durante la ceremonia extraordinaria y la bendición Urbi et Orbe, el 27 de marzo pasado, en que dijo que “el Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual.”
Tras alentar a “quienes cuidan a los enfermos, educan a los niños, cultivan y venden alimentos, procesan la basura y se aseguran de que los servicios esenciales, incluido Internet, funcionen bien” dijo que “Su testimonio de esperanza y su heroísmo en medio del dolor deben visibilizarse”.
“Somos la voz de los que no tienen voz: los pobres, las personas sin hogar, los marginados, que se ven afectados de forma más severa por ésta y cualquier otra crisis.
Acompañamos a nuestras parroquias en el sostenimiento de sus comunidades, incluso cuando las puertas físicas están cerradas. ¿Quién hubiera pensado que la transmisión en vivo de las misas probaría el ancho de banda de Internet?
Somos una Iglesia encarnada, pero en la medida en que continuemos con este ayuno de contacto físico, el mundo digital nos brinda un espacio común para compartir nuestra fe, incluso para invitar a otros a unirse a nosotros desde la intimidad de sus casas”, destacó, al tiempo de valorar que esta crisis sanitaria ha permitido ir “descubriendo formas creativas de reunirnos, de rezar, de organizar nuestras obras de caridad y misericordia, y de apoyar económicamente a nuestras parroquias, usando los dones de las plataformas digitales”.
“Al reflexionar sobre la importancia de la comunión espiritual en medio del aislamiento social, creo que el Espíritu Santo está instando a los miembros de SIGNIS a mostrar cómo podemos usar la comunicación para ser portadores de Esperanza, ese poderoso antivirus”, dijo.
A continuación el mensaje íntegro de la presidente de SIGNIS, Helen Osman
El viernes 27 de marzo, el Papa Francisco entregó una extraordinaria bendición Urbi et Orbi, reconociendo la devastación causada por la pandemia de coronavirus y nuestros intentos para mitigar su rápida propagación.
Aún ahora, cuando celebramos la Pascua, la fragilidad humana y nuestra incapacidad para detener los estragos que causa el COVID-19 en nuestras hermanas y hermanos, son en extremo evidentes. De alguna manera, parece que la Cuaresma todavía está con nosotros. ¿Durante cuánto tiempo, ¡oh Señor!, esta pandemia seguirá sembrando agonía y muerte?
Sin embargo, nuestra fe nos llama a celebrar el amor de la Cruz y la esperanza de la Resurrección. Como señaló el Papa el pasado 27 de marzo, mientras reflexionaba sobre el relato evangélico de Jesús y los discípulos en una barca, en medio de la tempestad, “el Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual.”
Como comunicadores católicos, nos encontramos, por así decirlo, en la primera línea de comunicación de la solidaridad y la esperanza cristianas hacia un mundo temeroso y cansado.
Somos cronistas de la verdad, ayudamos a nuestros especialistas en salud pública y líderes gubernamentales a comunicar lo que el público puede hacer para frenar la propagación del coronavirus. Disipamos los rumores, convocando a la prudencia.
Alentamos a quienes cuidan a los enfermos, educan a los niños, cultivan y venden alimentos, procesan la basura y se aseguran de que los servicios esenciales, incluido Internet, funcionen bien. Su testimonio de esperanza y su heroísmo en medio del dolor deben visibilizarse.
Somos la voz de los que no tienen voz: los pobres, las personas sin hogar, los marginados, que se ven afectados de forma más severa por ésta y cualquier otra crisis.
Acompañamos a nuestras parroquias en el sostenimiento de sus comunidades, incluso cuando las puertas físicas están cerradas. ¿Quién hubiera pensado que la transmisión en vivo de las misas probaría el ancho de banda de Internet?
Somos una Iglesia encarnada, pero en la medida en que continuemos con este ayuno de contacto físico, el mundo digital nos brinda un espacio común para compartir nuestra fe, incluso para invitar a otros a unirse a nosotros desde la intimidad de sus casas.
Estamos descubriendo formas creativas de reunirnos, de rezar, de organizar nuestras obras de caridad y misericordia, y de apoyar económicamente a nuestras parroquias, usando los dones de las plataformas digitales.
Qué profético fue el Papa Francisco cuando escribió en Evangelii Gaudium: “La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo ‘la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas’” (No. 28)
Ahora es un momento extraordinario en el que se necesita una gran flexibilidad, apertura y creatividad misionera para que la Iglesia pueda estar en los hogares de sus hijos e hijas.
Continuamente me alienta el trabajo que ustedes realizan, como comunicadores católicos, para ayudar a nuestras parroquias, el pueblo de Dios, a levantarse juntos para llevar a la humanidad a través de la oscuridad hacia la luz.
Junto con quienes me acompañan en el Comité Ejecutivo y en el Consejo Directivo de SIGNIS, agradezco el testimonio de los profesionales laicos de los medios de comunicación: periodistas, camarógrafos, técnicos, intérpretes y otros; quienes aún a costa de su propia integridad, realizan su labor para que las personas no se sienten tan aisladas y puedan tener acceso a la verdad.
La historia nos demuestra que algunos de los más importantes movimientos laicales, órdenes religiosas e instituciones, nacieron como respuesta a crisis históricas.
Al reflexionar sobre la importancia de la comunión espiritual en medio del aislamiento social, creo que el Espíritu Santo está instando a los miembros de SIGNIS a mostrar cómo podemos usar la comunicación para ser portadores de Esperanza, ese poderoso antivirus.
Que encuentres en tu celebración de Pascua la esperanza cierta de la fidelidad y la compasión de Dios.
Helen Osman
Presidenta de SIGNIS
DERECHOS RESERVADOS 2021
POWERED BY DanKorp Group. WEB SITES SOLUTIONS