“Para quienes hemos tenido el honor de conocerla, le pedimos al Señor que la disponga como ejemplo para que nos siga iluminando con su compromiso de vida”, dice Ferraro.
Y es que, con su partida, Preval deja un legado testimonial de servicio, que marca una “huella imborrable en la historia de la Iglesia y del cine en Cuba”, señala, por su lado, el comunicador y crítico cinematográfico cubano Gustavo Andújar, al comentar el retorno de Gina Preval a la Casa del Padre.
Gina Preval se destacó por su labor en el mundo audiovisual cubano y fue una de las pioneras de las organizaciones católicas de comunicación en América Latina. En los años 40, del siglo pasado, ingresó al Centro Católico de Orientación Cinematográfica, donde cumplió varias responsabilidades: colaboró en la edición y administración de la revista Cine Guía, en la fundación del Cine-Club Félix Varela, en la publicación de la Guía Cinematográfica, y en el comité organizador del VIII Congreso Mundial de la Organización Católica Internacional de Cine, OCIC, que tuvo lugar en La Habana y que por primera vez se celebraba fuera de Europa.
En 1961 fue presidenta del Centro Católico de Orientación Cinematográfica y de la Junta Nacional de Acción Católica. Fue también directora de la oficina (luego organización) Católica Internacional del Cine y el Audiovisual (OCIC), institución en la que impulsó las primeras gestiones para constituir el primer jurado católico al Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. A partir de entonces, desde 1984, la OCIC (actualmente SIGNIS) participa permanentemente con un jurado internacional es este importante Festival de cine.
Fue miembro de Mérito de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica y miembro de la directiva de la Federación Nacional de Cine-Clubs, de la que el Cine-Club Félix Varela, de SIGNIS Cuba, es fundador y decano.
En 2012 se presentó el documental biográfico La luz la llevo dentro, de Lázaro Alderete y Mario Naite, donde Gina dio un hermoso testimonio de su compromiso de fe.
Entre algunos de los reconocimientos que recibió por su labor, se destacan:
1967: Condecorada con la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, concedida por el Vaticano a petición de Monseñor Evelio Díaz, arzobispo de La Habana.
1988: Premio honorífico por más de 25 años de presidenta de la OCIC-Cuba, en el Congreso Mundial de la OCIC, en Montreal, Canadá.
2008: Premio por la Obra de toda la Vida otorgado por La Federación Cubana de Cine Clubs.
2009: Recibió uno de los tres premios Por la Obra de la Vida entregados a personalidades de la comunicación católica en el mundo, en el Congreso Mundial de SIGNIS, en Tailandia.
Una vida consagrada al cine
En una entrevista concedida en 2015, y que fue compartida con SIGNIS ALC, Gina Preval recordaba que siempre le “interesó mucho conocer de cine, cómo se hacía, su técnica, más que lo relacionado con los artistas” y que en 1947, cuando trabajaba en la Compañía de Aviación Británica (British Airlines) la secretaria de la agencia le presentó a América Penichet que era la presidenta del “Centro Católico de Orientación Cinematográfica (CCOC) y me invita a una sesión de la Juventud Femenina de Acción Católica. Así comencé a relacionarme con ellos y también en 1947 me vinculo a la Sección de Cine de la Federación de Juventudes de Acción Católica y me hago miembro de OCIC, precisamente en el año que se funda OCIC Cuba”.
“Ese grupo de personas de la Acción Católica, con las que me vinculaba a través del cine, eran personas dirigentes católicas muy, pero muy fuertes y esta gente realmente me cautivaron y quería ser igual que ellos y empecé a estudiar, a interesarme en los temas de la religión católica. Debo agregar que todas estas personas no sólo eran conocedores de cine, sino que tenían también un amplio espectro cultural en otras manifestaciones artísticas, por eso al integrarme a ellos, me impactó mucho más la vida de aquella gente.
Siempre he querido hacer bien todas aquellas cosas con las que me comprometo hacer, y traté de estudiar la religión a fondo y por supuesto también todo lo relacionado con el cine. Tuve la suerte de compartir con personas maravillosas, entre ellas el Dr. Julio Morales, abogado y quien murió siendo sacerdote y América Penichet, que llegó a ser Vice Presidenta de OCIC para América Latina. Pero también estaba Walfredo Piñera, quien era ya uno de los críticos más importantes del país, Fausto Canel, quien llegara a ser director de cine para el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), Beatriz Echegoyen, Caridad Rosales, los sacerdotes Tomás Macho e Ignacio Biaín, Manolo Fernández, quién ayudó a fundar OCIC Venezuela, Carlos Alzugaray y otros de igual prestigio”.
SIGNIS ALC agradece a nuestro Creador por la vida de Gina Preval y por el testimonio de servicio que ofreció durante décadas a la Iglesia cubana, a la cultura cinematográfica cubana y a las organizaciones católicas de comunicación, a través de OCIC-Cuba (hoy SIGNIS Cuba) y comparte la certeza de que el Señor la “recibirá con alegría”. Gina nos deja, con su vida, un ejemplo de fe y de pasión por el séptimo arte que se recordará siempre. Paz en su tumba.
Redacción: SIGNIS ALC
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