María Jesús Alfaro*- Viernes, 11 de diciembre 2015 (Radio RSD) Capturan en Coishco, Ancash, a sicario responsable del asesinato del alcalde Ariza y del abogado Aldea, fallecidos el 20 de octubre del 2015. El asesino confeso respondía al apelativo de “Cumpita” y tenía 16 años de edad.
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Martes 24 de mayo 2016 (El Comercio)
´Caen´ niños de 11, 13 y 14 años por robo en Trujillo. La “banda” se hacía llamar ´Los Pitufos´, y asaltaban mediante la modalidad del ´cogoteo´ en el balneario de Huanchaco. Minutos antes de su captura habrían golpeado y asaltado a dos mujeres frente a la playa.
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Dos capítulos aislados de lo que ocurre en nuestra sociedad casi a diario. Sus protagonistas, adolescentes reflejo de una sociedad fragmentada, desigual y excluyente, manifiestan en sus actos una profunda soledad y desconfianza. En el Perú, según la UNICEF, hay algo más de 3.6 millones de jóvenes entre los 12 y 18 años, 13% de la población nacional, que se encuentra actualmente en un periodo en el que la persona se prepara para ser un adulto productivo con deberes ciudadanos.
¿En qué clase de entorno se están ‘preparando’ los jóvenes peruanos? ¿Qué piensan los adolescentes que se ven llevados a cometer actos de violencia? ¿Qué estamos haciendo como sociedad, comunidad, barrio, nación para asegurar una mejora en la calidad de vida de las próximas generaciones?
En el 2012 se publicó, por primera vez, el “World Happiness Report” (WHR); un esfuerzo avalado por las Naciones Unidas para incorporar el uso de variables de bienestar y medir el progreso y calidad de vida de cada país. El informe trasciende las variables económicas e incluye variables de evaluación de la salud mental y el bienestar emocional, tales como expectativa de vida, libertad social, sentimientos de felicidad, resiliencia, entre otros. Evalúa, a partir de ellos, a los diferentes países del mundo; además sostiene que el estudio de dichas variables puede ser usado para el progreso de las naciones, y debería ser considerado en las políticas de gobierno.
Según el WHR 2016, el Perú se encuentra en el puesto 64, seis puestos más abajo que en el 2015 y 9 con respecto al 2013. En relación a países latinoamericanos, nos ubicamos por debajo de Brasil, Chile, Panamá, Argentina, Uruguay, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, varios de los cuales han subido posiciones. Aquí se evidenciaría una tendencia reflejo de las deficiencias acrecentadas en términos de calidad de vida del país.
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Jueves, 26 de junio 2014 (RPP)
Peruano, natural de Pucallpa, gana premio Google Science Fair 2014, en el área de Medio Ambiente. Su proyecto propone el aprovechamiento del agua de lluvia en la cuenca del Tilacancha. Su nombre es Wagner Guzmán Méndez, tiene 13 años de edad y cursa el tercer año de secundaria.
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Lunes, 30 de noviembre 2015 (Diario Correo)
José Quizocala viajará a Londres para recibir, de manos de la reina Isabel II, el premio Child and Youth Financial International. Su proyecto, “Banco para niños”, busca a través del reciclaje obtener fondos para la educación de los niños. José vive en Arequipa, hoy tiene 11 años. Cuando ideó e implementó el proyecto tenía 7.
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¡No todo está perdido! ¿Qué motiva a un niño a atacar y a otro a ayudar a los demás? Dos realidades de una misma moneda que debemos atender de manera prioritaria. ¿Quiénes son los responsables?
El Papa Pío XI proclamaría que la vida política es el “campo de la caridad más amplia”. ¿Son entonces nuestros políticos, recientemente electos, responsables de generar el cambio? ¿En quién recae la misión de modificar las condiciones y el entorno de los primeros protagonistas?
A nuestros políticos electos les toca reconocer que el cargo que ocupan no es para ajustar cuentas ni conflictos de interés. Les toca unir esfuerzos, rehumanizarse y reconocer el valor del servicio y la misericordia entre ellos. Pensar más allá de sus aspiraciones partidarias y trascender sus propias agendas.
A nosotros nos toca vigilar que esto se cumpla, y comprometernos activamente desde nuestros propios medios. Es misión de cada uno construir ahí donde nadie quiere estar, y no olvidarnos de esos 3.6 millones de adolescentes que, aunque no han sido electores en esta contienda, merecen vivir en un país que mejora, que piensa en el bienestar de su gente. Merecen un Perú que se proyecta al futuro, pero sin olvidar su pasado.
Que reconoce sus caídas, pero es capaz de levantarse. Un Perú de personas, no sólo de instituciones. Merecen (¿por qué no?) reformas que piensen en incrementar la felicidad de su población y un país que mida sus éxitos en la sonrisa de sus niños. No es un trabajo fácil, y no es trabajo de uno. ¡Es trabajo de todos!
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* Arquitecta y docente.
Compartido por La República
