Patricia Polanco Paredes*.- El cambio, la novedad, lo inesperado es parte inherente de nuestra vida, de nuestra cotidianidad. Que esto sea una oportunidad o una amenaza depende de la actitud con que lo afrontemos: esperanza, temor, expectativa, desconfianza, etc. Lo cierto es que a todos nos tocará pasar por allí en algún momento, si ya no lo hemos vivido. Siempre nos tocará afrontar pequeños y grandes cambios.
Como peruanos estamos viviendo un cambio, una novedad que puede significar una gran oportunidad. Han pasado ya algunos días desde el cambio de gobierno y, luego de los protocolos, visitas oficiales, desfiles, desplantes en el congreso, paradas militares, acciones de gracias y demás formas en que esto se ha celebrado, volvemos a retomar el ritmo cotidiano de nuestras actividades y nos preguntamos ¿Qué nos ha significado esta nueva toma de mando a cada uno de nosotros como peruanos? ¿Hacia dónde nos lleva?
Siento que es un momento oportuno para que reflexionemos y nos preguntemos cómo estamos cada uno de nosotros como parte activa de esta sociedad peruana, afrontando y ubicándonos frente a este cambio. Es el momento de ir más allá de nuestras filias o fobias políticas, de si votamos o no por nuestro actual presidente, incluso de si me interesa o no la política. Es el momento de preguntarnos cuál es nuestra ubicación en esta novedad que se abre ante nosotros.
Externamente hemos visto algunos signos de cambio, de novedad… aplaudidos por unos, criticados por otros; pero que en todos los casos nos hablan de movimiento, de vida, de propuestas, de oportunidad: una rutina de ejercicios, una reunión sin celulares, respuestas claras y directas, entre otros. Una evidencia clara que estamos ante una novedad.
Internamente, y lanzo sencillamente las preguntas, ¿hemos sentido que esta novedad que vivimos desde hace algunos días tiene que ver algo con nosotros?, ¿nos ha generado algún movimiento?, ¿sentimos que se abren expectativas nuevas?, ¿nos hemos dejado “afectar” por lo que se vive en nuestro país?
Muchas veces es más fácil quedarnos en nuestra zona de ‘confort’, en aquello que nos da seguridad y que nos resulta conocido. No importa si esto me “encoge” y no me permite desplegarme, no importa si eso me quita esperanza y capacidad de soñar, no importa si eso no me hace feliz. Este riesgo de la “comodidad” nos amenaza a todos, jóvenes y mayores, asalariados y dueños de empresas, a los que viven en barrios residenciales o a los que aún luchan por un terreno en una invasión a las afueras de la ciudad. Pero no olvidemos que todos somos responsables, no solo el presidente, de hacia dónde vayamos como país con esta novedad; por tanto, todos estamos invitados a movilizarnos, salir de nuestra zona de ‘confort’ y hacernos, TODOS, elementos positivos en esta novedad que se abre ante nosotros y que nos afecta a todos sin excepción.
Hace algo más de 2000 años un humilde carpintero de Galilea invitó a un anciano ilustrado a “nacer de nuevo”. Su poca visión en ese momento le hizo perderse en el dilema de cómo volver a ser un bebé en el seno materno. Muy probablemente le vinieron a la mente todas la cosas que había hecho y vivido durante sus largos años de vida, quizá sintió cierta sin razón que a su edad se le pidiera volver a empezar, quizá le resultaba más riesgoso volver a empezar que terminar su vida en el conformismo de lo que “ya estaba dicho”.
Después cayó en cuenta que la propuesta de un nuevo nacimiento no se refería a volver a ser bebé, sino a animarse a vivir una vida nueva y distinta, animarse a enfrentar la novedad con esperanza, ánimo, expectativa y confianza, animarse a ser protagonista de esta posibilidad que se abría ante él con la nueva vida a la que se le invitaba.
Siento que esta es la misma propuesta que se nos hace ahora a nosotros como país. Estamos invitados a vivir este nuevo periodo presidencial como protagonistas positivos de una posibilidad, a hacernos parte de esta construcción colectiva en la que todos, absolutamente todos los peruanos, somos responsables. Estamos invitados a dejarnos tocar y aprovechar la posibilidad que se nos abre como país, estamos invitados a involucrarnos y salir de nuestra zona de confort, estamos invitados a “nacer de nuevo” como nación y vivir positivamente este cambio. ¿Se apuntan?
* Educadora. Coordinadora pastoral en el Colegio San José – Jesuitas de Arequipa.
Compartido por el diario La Republica, de Perú.
