Ciudad del Vaticano.- La misión del periodismo “es explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza”. Así expresó el papa Francisco durante el acto de premiación a dos periodistas vaticanistas, Valentina Alazraki y Philip Pullella.
Para el Santo Padre, al periodismo se llega no tanto eligiendo una profesión como embarcándose en una misión, un poco como el médico, que estudia y trabaja para que el mal se cure en el mundo.
El Pontífice agregó, no obstante, que la misión del periodismo no es fácil, pues es “complicado pensar, meditar, profundizar, pararse a recoger ideas y estudiar los contextos y precedentes de una noticia”.
Esta misión, señala el Papa, no está exenta de obstáculos. El buen periodismo, añade, puede combinarse con tres vertientes:
El riesgo, lo saben bien, es dejarse aplastar por la noticia en lugar de ser capaz de darle sentido. Por eso los animo a preservar y cultivar ese sentido de misión que está en el origen de su elección. Lo hago con tres verbos que creo que caracterizan al buen periodismo: escuchar, investigar, contar.
Escuchar
Hay un verbo que “les concierne a ustedes como periodistas, pero que nos concierne a todos como Iglesia, en todo momento y especialmente ahora que se ha iniciado el proceso sinodal”. Este verbo, dice el Papa, es escuchar:
Escuchar, para un periodista, significa tener la paciencia de encontrarse cara a cara con las personas a las que se va a entrevistar, los protagonistas de las historias que se cuentan, las fuentes de las que se reciben las noticias. Escuchar siempre va de la mano de ver, de estar allí: ciertos matices, sensaciones, descripciones bien hechas sólo pueden transmitirse a los lectores, oyentes y espectadores si el periodista ha escuchado y visto por sí mismo. Esto significa evadirse -¡y sé lo difícil que es esto en su trabajo! – evadir la tiranía de estar siempre en línea, en las redes sociales, en la web. El buen periodismo de escuchar y ver necesita tiempo.
Las herramientas de comunicación, señala el Santo Padre, son importantes, pero el encuentro personal es insustituible:
No todo puede contarse a través del correo electrónico, el teléfono o una pantalla. Como recordé en mi Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones de este año, necesitamos periodistas dispuestos a “gastar la suela de los zapatos”, a salir de las redacciones, a recorrer las ciudades, a conocer a la gente, a comprobar las situaciones que vivimos en nuestro tiempo.
Profundizar
El segundo verbo, que caracteriza la profesión del periodista, es “consecuencia de escuchar y ver”. Profundizar, nos recuerda el Papa, no es un elemento accesorio en el periodismo:
Cada noticia, cada hecho del que hablamos, cada realidad que describimos necesita una profundización. En una época en la que hay millones de informaciones disponibles en la red y en la que muchas personas se informan y forman sus opiniones en las redes sociales, donde desgraciadamente a veces se impone la lógica de la simplificación y la contraposición, la contribución más importante que puede hacer el buen periodismo es la de la profundización.
Pero ¿qué – se pregunta Francisco – se puede ofrecer más “a los que leen o escuchan, en comparación con lo que ya encuentran en la web?”
Pueden ofrecer el contexto, los precedentes, las claves de lectura que ayuden a situar el hecho ocurrido. Saben muy bien que, incluso en lo que respecta a la información sobre la Santa Sede, no todo lo que se dice es siempre “nuevo” o “revolucionario”. Traté de documentar esto en mi reciente discurso a los movimientos populares, cuando indiqué las referencias a la Doctrina Social de la Iglesia en las que se basaban mis llamamientos. La Tradición y el Magisterio continúan y se desarrollan, afrontando las exigencias siempre nuevas de los tiempos en que vivimos e iluminándolas con el Evangelio.
Contar
El tercer verbo que caracteriza al buen periodismo es contar:
Contar significa no ponerse en primer plano, mucho menos erigirse en juez, sino dejarse golpear y a veces herir por las historias que encontramos, para poder contarlas con humildad a nuestros lectores. La realidad es un gran antídoto para muchas “enfermedades”. La realidad, lo que ocurre, la vida y los testimonios de las personas, es lo que merece ser contado.
El buen periodismo no debe dejarnos indiferentes:
Hoy en día tenemos una gran necesidad de periodistas y comunicadores apasionados por la realidad, que sean capaces de encontrar los tesoros que a menudo se esconden en los pliegues de nuestra sociedad y de contarlos, permitiéndonos impresionarnos, aprender, ampliar nuestras mentes, captar aspectos que antes no conocíamos. Les agradezco su esfuerzo por contar la realidad. La diversidad de enfoques, de estilo, de puntos de vista ligados a diferentes culturas o afiliaciones religiosas es también una riqueza de información. También les agradezco lo que nos dicen sobre lo que está mal en la Iglesia, por ayudarnos a no esconderlo bajo la alfombra y por la voz que han dado a las víctimas de los abusos.
Sólo la verdad nos hace libres
Francisco, dirigiéndose a los dos decanos del periodismo vaticano -Alazraki y Pullella- y a los redactores acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, subrayó finalmente que el faro a seguir por el periodista es la búsqueda de la verdad:
Gracias, queridos amigos, por este encuentro. Gracias y felicidades a nuestros dos “decanos”, que hoy se convierten en “Dama” y “Caballero” de la Gran Cruz de la Orden Piana. Gracias a todos por el trabajo que hacen. Gracias por su búsqueda de la verdad, porque sólo la verdad nos hace libres.
Fuente: Vatican News