Sao Paulo, Brasil.- En respuesta al llamado del Papa Francisco para cuidar y defender la Casa Común, los Misioneros Combonianos de Brasil decidieron invertir en quince huertos comunitarios. La iniciativa fue promovida por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el mayor movimiento social del mundo, que sólo en los primeros 6 meses de la pandemia, donó 3.400 toneladas de alimentos.
Con esta decisión, los misioneros combonianos buscan marcar un camino concreto en la construcción de una economía con alma, a más de demostrar una coherencia ética en el cuidado de la Casa Común y en el manejo de las inversiones económicas.
El provincial de los religiosos combonianos de Brasil, padre Dário Bossi, explica que durante más de treinta años, el MST ha trabajado con cooperativas para la producción y comercialización rural de productos agrícolas. Hoy en día, hay 160 cooperativas y más de 1.000 asociaciones, incluidas 450.000 familias en 24 estados de Brasil.
El MST busca recaudar 17,5 millones de reales (cerca de 3,2 millones de dólares) mediante la emisión de un Certificado de Cuentas por Cobrar de Agronegocios (CRA), una especie de bono de renta fija que se utiliza para financiar a productores o cooperativas agrícolas, que está respaldado por la economía real. El propósito es financiar la producción, mayoritariamente orgánica, de arroz, maíz, leche, soja, jugo de uva y panela de siete cooperativas.
La práctica agroecológica del Movimiento y el apoyo a la agricultura familiar son perspectivas de economías circulares, colaborativas y sostenibles en las que, a nuestro juicio, tiene sentido apostar, señala.
Agrega que, por estas razones, “basados en nuestra práctica pastoral, en el Evangelio en el que creemos y en el grito que escuchamos continuamente, los Misioneros Combonianos en Brasil también hemos decidido entrar en este financiamiento y destinar parte de nuestros fondos a esta inversión”.
Para los combonianos brasileños, esta adhesión es un primer paso que ayuda a reconocer hasta dónde nos falta llegar para “realmar la economía” a partir de nuestras propias prácticas. La congregación religiosa forma parte también de la Campaña de Desinversión en Minería, que impulsa la Red Iglesias y Minería. Dado que las inversiones de las iglesias pueden contribuir a alimentar o debilitar las economías de muerte.
El texto íntegro de las reflexiones que hace el provincial de los combonianos de Brasil, padre Dário Bossi, se puede revisar en el sitio de la Red Iglesias y Minería.
Fuente: Red Iglesias y Minería