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El diálogo como medio de concientización

SIGNIS ALC

10 agosto 2015

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El diálogo como medio de concientización

Actualmente, cualquier persona habla del diálogo.

En momentos en que en el Ecuador la tensión política por la ruptura entre gobierno y el movimiento social, a raíz de la intención del movimiento oficialista en la Asamblea Nacional de aprobar un paquete de 16 reformas constitucionales, que se tramitan como enmiendas, y por la propuesta de dos proyectos de ley que apuntan a incrementar los impuestos a las herencias y donaciones, tanto como a la plusvalía, la Fundación Pueblo Indio del Ecuador comparte la reflexión siempre vigente de Monseñor Leonidas Proaño (el Obispo de los Indios), que en la realidad presente ofrece grandes luces respecto a la urgencia de construir un diálogo auténtico.

 

Extractos del pensamiento de Monseñor Proaño:

 

1. Todos hablan de diálogo

 

Actualmente, cualquier persona habla del diálogo. Pero casi nunca con acierto. Se puede decir que los hombres sienten la necesidad de dialogar, pero que no han encontrado ni la actitud dialogal ni los caminos del diálogo.
De ordinario, los que han sido llamados súbditos se quejan en contra de sus superiores de que éstos no admiten el diálogo. De ordinario, también, sucede que los superiores, cualesquiera que éstos sean, rehuyen un auténtico diálogo…
… ¿Qué es lo que ocurre en el fondo de las relaciones humanas? ¿Por qué, hablando tanto de diálogo, sin embargo no se produce el acuerdo entre unos y otros?

 

2. Antidiálogo

 

En general, la respuesta a estos interrogantes es que unos y otros adoptan posturas y escogen caminos que no son precisamente los del diálogo auténtico…

 

….Primera postura antidialógica es la del silencio como expresión de la indiferencia.
Una segunda actitud [antidialógica] es la de la dominación. Cada cual quiere imponer su punto de vista, su criterio, su capricho. Si se habla de diálogo es únicamente con el deseo de ser escuchado y de sacar triunfante el punto de vista que le interesa. Aquí también está patente el egoísmo. Aquí tampoco hay una escucha atenta de los razonamientos del otro. Aquí también hay una barrera que impide la intercomunicación de dos personas. Lo que se llama diálogo entonces es más bien una lucha: tiene posibilidades de salir triunfante el que habla más, el que grita más, el que se encapricha más, pero las relaciones se vuelven más tensas y las posibilidades de comprensión desaparecen.
La actitud impositiva y conquistadora destruye los más sanos caminos del diálogo, de la misma manera como destruye la vida cualquier arma bélica utilizada para ahuyentar y matar. Esta actitud tampoco es el fruto de la fantasía: se la encuentra con mucha frecuencia en las relaciones ordinarias entre los hombres….

 

3. Condiciones

 

a). El diálogo debe realizarse entre sujetos, es decir, entre personas, o todavía más claro y más preciso, entre seres que aspiran a personalizarse mutuamente. En la práctica, esto quiere decir que ninguna de las partes debe ser considerada como un objeto, como una cosa, como un instrumento. Uno y otro deben aspirar a ser más y a ayudarse, por medio del diálogo, para la realización de este objetivo.

b). Al diálogo se debe ir en busca de un tercero. Esto está en oposición con la actitud que busca el triunfo del propio yo. En busca de un tercero que para el cristiano es Cristo, la verdad eterna. Y para el no cristiano, sigue siendo el mismo Cristo, como verdad, aunque no conocido por la revelación. Esta actitud de búsqueda de un tercero requiere de una actitud de apertura, para ir descubriendo a ese tercero en el pensamiento expuesto por el otro.

c). Pablo VI habla de la claridad y dice: “El diálogo supone y exige la inteligibilidad, es un intercambio de pensamiento, es una invitación al ejercicio de las facultades superiores del hombre” (Ecclesiam suam). Dentro de esta misma línea de pensamiento, hay que poner de relieve lo que los psicólogos llaman limpidez…. …El hombre límpido es rectilíneo, es decir, no busca por medios subterráneos la conquista de un objetivo también subterráneo, a través de manifestaciones mentirosas: la doblez engendra desconfianza y resistencia: impide el diálogo.

d). Humildad: “No hay diálogo, si no hay humildad”, dice Paulo Freire y continúa: … …¿Cómo puedo dialogar, por ejemplo, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí? ¿Cómo puedo dialogar si me reconozco como un hombre diferente, virtuoso por herencia, al frente de los otros, meros “ellos”, a quienes no veo como “yo”? ¿Cómo puedo dialogar si me siento participante de un gueto de hombres puros y de hombres sabios, propietarios de la virtud y del saber para quienes todos los que estén fuera son unos enfermos del alma o de la inteligencia, son “esa gente” o son “nativos” inferiores?… … ¿Cómo puedo dialogar si me cierro a la contribución del otro que jamás reconozco y de la que me siento hasta ofendido? ¿Cómo puedo dialogar si temo la superación y con sólo pensar en ella sufro? ¿Si a priori admito y afirmo que los campesinos y obreros son absolutamente ignorantes, incapaces, cómo puedo dialogar con ellos?. La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que no tienen humildad o que la han perdido no pueden acercarse a los hombres sencillos. No pueden ser sus compañeros de pronunciación del mundo.

 

e). Fe en el hombre: No se trata de una fe conquistada a base de una experiencia de trato con un hombre determinado. No se trata, por consiguiente de una especie de segregación: de una fe en estos hombres que no me han defraudado y de una desconfianza en estos otros hombres que me han decepcionado. Se trata de una disposición previa a creer en el hombre antes aun de hacer cualquier experiencia. A este propósito, Paulo Freire dice: El hombre dialógico tiene fe en el hombre antes de encontrarse con él frente a frente…

 

f). Amor al mundo y al hombre: La fe en el hombre, lo mismo que la fe en Dios, no puede estar separada de un auténtico amor, lo mismo que la fe en Dios trae consigo el amor a ese mismo Dios. De igual manera que el hombre debe amar al hombre, aunque en nivel diferente, el hombre debe amar al mundo como punto de cita para el encuentro, como lugar adecuado para la tarea común, como instrumento pedagógico para el crecimiento mutuo.

 

g). La esperanza: Paulo Freire dice: “No hay diálogo, tampoco, sin esperanza. La esperanza está en la raíz de la inconclusión del hombre, hacia la cual se mueve en permanente búsqueda del ser más.”

 

Luego de señalar las condiciones para el diálogo, Mons. Proaño nos describe los tipos de diálogo que nos personalizan:

 

• El diálogo con Dios
• El diálogo con la naturaleza
• El diálogo con los hombres
• El diálogo y el tiempo

 

FUNDACIÓN PUEBLO INDIO DEL ECUADOR

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