Indígenas munduruku
Más de cien indígenas Munduruku, entre líderes, guerreros, guerreras y niños ingresaron a un trecho del Río Tapajós, considerado sagrado por el pueblo, para transmitir al mundo un mensaje: “Barre la represa. Mantenga al río Tapajós vivo”. Los pobladores escribieron el mensaje en varias lenguas para manifestar su protesta que se llevó a cabo el último 18 de marzo, en un acto que contó con el apoyo de Greenpeace, contra la construcción de las represas en el río que sustenta su cultura y modo de vida, a más de una rica biodiversidad.
En todo el tramo del río Tapajós se proyectan construir 43 hidroeléctricas que afectarían el caudal del río. De estos proyectos la más grande represa es la del São Luiz do Tapajós, próxima a Itaituba, en Pará. Con 7,6 kilómetros de largo y más de 53 metros de altura (el equivalente a un edificio de 18 pisos), la represa planeada tendrá un reservorio de 729 km² (extensión más grande que la ciudad de Salvador). Si se construye la presa de São Luiz do Tapajós se destruirán 14 lagunas ocasionales y permanentes, más de 7 mil hectáreas de pedregales (áreas con piedras en los ríos importantes que albergan diversas especies de peces, murciélagos y aves), 320 islas y 17 corredores.
La planta inundaría además parte de cerca de 178 mil hectáreas de Tierra Indígena Sawré Muybu, del pueblo Munduruku, que tuvo su proceso de demarcación paralizado debido a los intereses del gobierno en el área para la hidroeléctrica. Al no demarcarse esa Tierra Indígena, el gobierno está negando a los infígenas un derecho que les garantiza la Constitución.
“Si esa planta hidroeléctrica se construye, los impactos ambientales serán muy grandes y van más allá de la inundación de la selva. Los peces que hoy viven en el río morirán, varias plantas no resistirán y los animales no tendrán qué comer. Una cosa está ligada a la otra. Cuando un río muere, con él muere mucha cosa. Si el Río Tapajós muere, nuestro pueblo quedará amenazado”, dice Adauto Akay Munduruku, jefe de los guerreros del pueblo.
Especialistas consideran que la biodiversidad de la región del Tapajós es excepcional inclusive para los padrones amazónicos. Cerca de 376 km² de selva van a desaparecer bajo las aguas. Especies como el bufeo colorado, el jaguar, el armadillo gigante que necesitan circular libremente para procrear y alimentarse, sofrirán directamente por la represa del río. Sin contar las especies que solo existem en la región y cuya existencia quedará seriamente amenazada.
“Al insistir en la construcción de grandes hidroeléctricas en la Amazonía, el Estado brasileño atropella derechos e ignora los riesgos que la represa de los principales ríos de la región amazónica puede causar al equilibrio ambiental de todo el bioma, amenazando una biodiversidad inestimable y vasta riqueza cultural de los pueblos indígenas de la región. El reflejo de eso será sentido por todos los brasileños”, afirma Danicley de Aguiar, de la Campaña Amazonía de Greenpeace.
Según el análisis crítico del Estudio de Impacto Ambiental y el Informe de Impacto Ambiental (EIA/RIMA) realizado a pedido de Greenpeace por investigadores referentes en sus áreas de conocimiento, los problemas identificados en el Estudio de Impacto Ambiental, EIA, son considerados graves e inviabilizan la evaluación de los efectos de la construcción de São Luiz do Tapajós. Los cientistas recomiendan que el EIA/RIMA sea rechazado por la autoridad que entrega las licencias, pues no cumple con el papel de auxiliar la toma de decisión e informar a la sociedad sobre los reales impactos de una obra con la dimensión del São Luiz do Tapajós desde el punto de vista técnico, económico, social y ambiental.
Actualmente el EIA/RIMA está en fase de ajustes, después que el Ibama ha realizado un análisis de mérito y presentado por lo menos 180 puntos que deben ser complementados. Para Greenpeace, el proceso de construcción de Tapajós ya comenzó corrompido, con un EIA/RIMA técnicamente cuestionado por contener varios errores y omisiones, y que, consecuentemente, no puede ser aprovado. Un análisis independiente mostró que los impactos previstos por la represa son inaceptables.
“Lo correcto es que la licencia de la obra sea negada por el Ibama. De lo contrario, el gobierno va a permitir la destrucción de una de las más importantes áreas para la conservación de la Amazonía. A más de eso, es necesario aprender lo ocurrido con Belo Monte, que deja como legado el irrespeto a la población local, el caos social y una serie de denuncias de corrupción. Los últimos acontecimentos de Brasil han demostrado que, por detrás de mega construcciones hay intereses políticos que favorecen a grandes empresas y alimentan un círculo vicioso de mal uso del dinero público” afirma Aguiar. “No es aceptable que se destruya la Amazonía para generar energía a cualquier costo. Las energías verdaderamente limpias, como la solar y la eólica, ya son una realidad para suplir las necesidades de abastecimiento del país sin condenar las selvas y sus poblaciones”, concluye.
Fuente: CPT/POM; redacción en español SIGNIS ALC
Traducción libre de Pepe Mármol
