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Monseñor Arancedo

SIGNIS ALC

19 mayo 2016

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Una democracia sin valores castiga a los más necesitados: Monseñor Arancedo

Somos herederos de una historia de valores e ideales.

“Tanto una democracia como una libertad sin valores nos empobrece y castiga a los más necesitados” expresó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, en su invocación religiosa en el tedeum por el 25 de Mayo, en el marco del Bicentenario de la Patria. Según dijo, la “pobreza no es un tema solo económico, ella tiene raíces morales en el hombre que es el que crea estructuras injustas”.

 

Para el prelado, “La vigencia moral y jurídica de los valores es la mejor garantía de una sociedad libre y justa. Es por ello que las conductas de una comunidad siempre necesitan de docencia y ejemplaridad en todos sus niveles, como de una justicia independiente que las acompañe”.

 

En su mensaje, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz señaló que “Somos herederos de una historia de valores e ideales frente a un presente que nos desafía”, por lo que destacó que en este templo se renueva “el compromiso patrio, como lo hicieron nuestros mayores” y recordó que “ellos nos enseñaron a poner nuestra confianza en Dios ‘fuente de toda razón y justicia’, pero también a confiar en el hombre y sus instituciones para llevar adelante el compromiso de construir una Nación que sea testimonio ante el mundo de unidad, de justicia y de paz”.

 

“La invocación religiosa es también un llamado a la responsabilidad cívica. Dios no sustituye al hombre, cuenta con él”, subrayó y consideró necesario “comprender que el nivel de lo que hoy construimos habla de la relación que tengamos con los valores que nos vinculan y orientan en nuestras opciones”.

 

El arzobispo santafesino aseguró que “los valores necesitan ser propuestos, testimoniados y trasmitidos para sostener una cultura donde la verdad y el bien, la justicia, la solidaridad y el respeto por la vida sean verdades asumidas que nos definan”.

 

“Tanto una democracia como una libertad sin valores nos empobrece y castiga a los más necesitados. Triunfa el poder del tener y del éxito a cualquier precio sobre la dignidad del ser y el respeto hacia las personas. La pobreza no es un tema solo económico, ella tiene raíces morales en el hombre que es el que crea estructuras injustas”, advirtió.

 

“La vigencia moral y jurídica de los valores es la mejor garantía de una sociedad libre y justa. Es por ello, que las conductas de una comunidad siempre necesitan de docencia y ejemplaridad en todos sus niveles, como de una justicia independiente que las acompañe”, aseveró.

 

Monseñor Arancedo llamó a “mantener viva la conciencia del bien común, que no siempre es fácil en una sociedad donde el individualismo genera indiferencia y quiebra lazos de solidaridad”, y fundamentó su idea con varios puntos del documento de los obispos “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”.

 

“En este año del Bicentenario todos estamos llamados a ser parte activa de una Patria que nos necesita, para hacer de ella una casa más fraterna y reconciliada, más solidaria y equitativa. Danos para ello, Señor, la sabiduría del diálogo y el compromiso con el bien común, la capacidad moral de vincular la vida social y política con la exigencia de los valores; danos cercanía con el que el sufre para escuchar sus justos reclamos, como la decisión de ser protagonistas del encuentro fraterno entre los argentinos. Esto te pedimos, Señor, y a ello nos comprometemos, al celebrar un nuevo año de la gesta de Mayo en el marco del Bicentenario de nuestra Patria”, concluyó.

 

Fuente: AICA


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