Esa es la realidad, se buscan simpatías, más que planes de gobiernos.
En términos comunicacionales, el video registrado ha sido el principal enemigo de los candidatos a la Presidencia de la República del Perú, pues a través de esos registros audiovisuales -que se pueden ver, reproducidos y multiplicados, una y otra vez por internet- nos hemos enterado de los desplantes, improperios, antipatías y simpatías de los candidatos a la presidencia del Perú frente a sus potenciales electores.
Ver actitudes violentas y escuchar lisuras, el rechazo de no aceptar un trozo de chicharrón o agresiones verbales contra contendores políticos de parte de los candidatos presidenciales ha provocado caídas en las preferencias de votos de los candidatos y encuestas que reflejan la desaprobación de los peruanos y peruanas frente a esos gestos.
Es como si el elector peruano de hoy buscara entre los candidatos a la persona más cercana a su forma de ser y a su cultura para decidir por quién votar. Esa es la realidad, se buscan simpatías, más que planes de gobiernos. Caras de políticos y políticas que inspiren confianza, pero también caras que reflejen desaprobación.
Las propuestas políticas y planes de gobierno no se cumplen (ver los casos del plan de gobierno del ex presidente Alberto Fujimori 1990-2000 que implantó el shock económico que anunció no aplicaría en el poder o el plan de gobierno de la gran transformación, que no cumplió y que ofreció el actual presidente Ollanta Humala 2011-2016).
El peruano promedio intuye que aquello que prometen y ofrecen los políticos que aspiran al poder no se cumple cuando asumen sus cargos públicos. Por ello, la credibilidad y la desconfianza de los políticos son bajas en el país. Ante esos datos el votante ha privilegiado la inmediatez de la imagen y el video, dejando de lado el discurso hablado a voz en cuello en las plazas públicas y la oratoria demagógica.
Pero, ¿qué puede llevar a un candidato o candidata a tener tan mala conexión con la población? Desde nuestro análisis surgen algunas razones como factores desencadenantes de estas antipatías políticas entre candidatos y electores:
-El desconocimiento de los matices culturales y sus formas de expresión variadas en las diferentes regiones del país, que se manifiestan en el hecho de parte del poblador local de ofrecer lo más típico y emblemático de su región. Aquello que le genera orgullo y que busca compartir con el visitante a manera de gesto de acogida.
-Muchos candidatos han subestimado el alcance e impacto de la imagen en video, su efecto multiplicador en las redes sociales y los canales de televisión de señal abierta. Es como si los candidatos y sus asesores en comunicación no le hubiesen dado importancia al poder comunicativo de los teléfonos móviles y las cámaras de televisión. En la era de la imagen todo queda registrado y es publicable. Pero además es prueba fehaciente de lo que se dice, hace, dice o no dice. En los tiempos actuales, la comunicación no verbal, los gestos tienen gran impacto en la audiencia.
-El espacio público y la calle tienen ojos y oídos, es el epicentro de nuestros encuentros y desencuentros culturales y ciudadanos. Por eso hay que entender la complejidad sociológica y antropológica de la cultura de la calle para salir a caminarla. Ese dato debería ser considerado por las personas que tienen pretensiones públicas y políticas.
Allí en el mercado popular, en las esquinas del barrio, en las puertas de las tiendas y bodeguitas, en los bares y recreos, en los parques municipales y las plazas mayores, en las canchitas de fulbito y los jirones de los distritos antiguos y en las calles que forman nuestras vecindades, en estos lugares públicos, presenciamos a menudo actos de discriminación, falta de respeto a las leyes de tránsito, ausencia de autoridad, violencia y también intentos de buenas relaciones sociales en las asociaciones civiles, las cooperativas, los grupos parroquiales y de iglesia, las reuniones de amigos, los amigos y grupos de pares.
-Los medios modernos que apelan a la experiencia sensorial y emotiva de las audiencias. Se trata de medios y redes sociales que han reflejado, en sus coberturas y productos comunicacionales el rechazo a gestos y actitudes negativas de los políticos en pos de la banda presidencial. Como efecto de ello algunos candidatos pidieron disculpas por esos gestos.
-La crítica social por Internet y las redes sociales de los internautas que han propagado en tiempo real las imágenes y videos de los candidatos, presentándolos como personas públicas buenas o malas. En algunos casos deformándolos en memes injuriosos por Facebook y Twitter, y en otros casos polarizando el mensaje. Pero también prodigándoles una imagen amigable que sobresale en alto relieve, en medio de mensajes musicalizados, entre los colores distintivos y las siglas del movimiento político.
-Las diferencias sociales que subsisten en el país, entre las grandes ciudades de regiones, sus provincias y Lima. Parte de ello es la informalidad en el país que representa el 70% de los trabajadores. En este contexto es significativo comprender los escenarios sociales y culturales para entender percepciones, identidades, diferencias étnicas y descontentos. No se trata de establecer diferencias pero si de comprenderlas, al menos de identificarlas, para entenderlas en su contexto real.
Todas estas razones nos hacen reflexionar que la diversidad cultural de nuestro país se ve reflejada en diferentes públicos, sensibilidades y estilos de comunicar. Delante, detrás y al costado de estas razones están las personas, parece evidente, pero por estos efectos bumerán o cortocircuitos que generan las presentaciones de los políticos en la vida pública, no está definido del todo.
En el año 1990, el sociólogo Romeo Grompone decía en un trabajo sobre las elecciones presidenciales entre Vargas Llosa y Fujimori que: “en un país pluricultural y pluriétnico, donde diversos códigos de comunicación coexisten y compiten, las preguntas directas sobre preferencias electorales sin el auxilio de una reflexión sociológica más cuidadosa ni del recurso a otras interrogantes de carácter exploratorio, corren el riesgo de introducir sesgos y distorsiones (en las encuestas)”.
Veinticinco años después, lo dicho por Grompone tiene vigencia en el campo comunicativo, porque no se han delimitado esos “códigos de comunicación que coexisten y compiten” ya sea por una cuestión de agendas mediáticas fijas, búsquedas por “institucionalizar” la información desde ciertos medios sin incluir la opinión pública, que en muchos casos queda reducida a un meme o una caricatura, o porque existe un tipo de estrategia en comunicación que se empecina en seguir modelos instrumentales sin cotejarlos con la diversidad de los públicos.
Así en un trabajo de comunicación sirven tanto las estrategias como los diagnósticos, los escenarios y las personas que componen esos mapas de vida, culturas y realidad. Los candidatos siguen privilegiando la propaganda comercial y los medios masivos, pero las nuevas generaciones de peruanos y peruanas, ven otras cosas, utilizan otros medios (como la radio, las páginas webs, los mensajes por celulares, etc.).
Existen nuevas narrativas y experiencias desde las audiencias que faltan explorar (en lo cualitativo) para la comunicación política electoral peruana. Esta campaña política nos muestra que el trabajo en comunicación y medios no ha sido contextualizado, y que los políticos y políticas que aspiran a ser presidentes requieren de más habilidades comunicacionales, análisis sociológicos y antropológicos. Tienen que afinar sus mensajes y medios para vincularse con sus públicos si aspiran a representar a todos los peruanos y peruanas.
Aquí los videos en cuestión:
Alan García: https://www.youtube.com/watch?v=VmpHZLrR0fQ
Pedro Pablo Kuczynski: https://www.youtube.com/watch?v=Qmn3XFogqko
Alfredo Barnechea: https://www.youtube.com/watch?v=LTiy7JhhUNs
César Acuña: http://gestion.pe/politica/cesar-acuna-sobre-su-tesis-doctoral-no-plagio-copia-2154716
Alejandro Toledo: http://larepublica.pe/politica/749138-alejandro-toledo-con-esta-comba-voy-matar-la-china
Degregori, C.I., Grompone, R. (1991) Elecciones 1990. Demonios y redentores en el nuevo Perú. Una tragedia en dos vueltas, pág. 55.
http://lanic.utexas.edu/project/laoap/iep/ddtlibro36.pdf
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* Doctor en Comunicación por la Pontificia Universidad Gregoriana, miembro de APC-SIGNIS Perú
Artículo publicado en Punto de Encuentro de SIGNIS ALC-mayo 2016
Foto: El Comercio-Perú
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