Santiago de Chile.-Una enorme preocupación y alerta ha despertado el incremento del impacto ambiental que está ocasionando al archipiélago de Chiloé, a consecuencia de la creciente depredación de la vegetación y alteración de suelos a causa de la explotación de la naturaleza, la contaminación provocada por la industria salmonera, la pérdida del bosque nativo, la extracción del pompón y la devastación de numerosos humedales y mallines, entre otras razones. Según se alerta, estos problemas ambientales están ocasionando en amplias zonas una grave escasez hídrica, intensificada por la introducción de monocultivos de especies exóticas como pinos y eucaliptus, estableciéndose nuevas amenazas en los últimos años, amparadas en mecanismos jurídicos y políticos como son las concesiones para exploración y explotación minera y las declaratorias de zonas de desarrollo energético, mayoritariamente para beneficio de la instalación de mega parques eólicos para la exportación energética y que en nada benefician el buen vivir de los habitantes de este territorio.
En el Archipiélago de Chiloé predomina un clima templado marítimo lluvioso destacado por la enorme riqueza en biodiversidad ecosistémica, reconocido nacional e internacionalmente, con importantes reservas de agua contenidas en turberas y pomponales de gran magnitud e importancia biológica, y por tanto, social. No obstante, los expertos, ecologistas y defensores del medio ambiente alertan sobre el impacto ambiental que está afectando al archipiélago.
En una entrevista a Eduardo Mondaca y Daniela Gumucio del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH) se profundiza sobre estas temáticas, así como las diversas formas tradicionales de vida, la cultura, el freno a estas amenazas, las manifestaciones de resistencia y las propuestas sobre un desarrollo propio, a continuación.