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Un desafío para la Iglesia y la humanidad

SIGNIS ALC

09 abril 2019

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Amazonía: un desafío para la Iglesia y la humanidad

Amazonía: un desafío para la Iglesia y la humanidad

Belo Horizonte, Brasil.- En momentos en que la Iglesia se prepara para participar en el Sínodo de la Pan Amazonía que se llevará a cabo en octubre próximo, por convocatoria del papa Francisco, el Obispo emérito del Xingu y Coordinador de REPAM-Brasil, Monseñor Erwin Kräutler, comparte una lectura del Sínodo desde una perspectiva histórica, a nivel social, político y eclesial, que provoca una reflexión y lanza propuestas de futuro. Así lo hizo durante la conferencia inaugural en la Facultad Jesuita – FAJE, de Belo Horizonte, el pasado 11 de marzo. 

Monseñor Erwin Kräutler llegó a la Prelatura del Xingú en 1965, de donde fue obispo de 1981 a 2015. Sus casi 54 años de misionero en la Amazonía brasileña le han permitido conocer y denunciar muchas situaciones de injusticia contra los pueblos y el medio ambiente, algunas de las cuales son narradas en el texto, dado a conocer por la REPAM-Brasil el último 5 de abril. Al mismo tiempo, coloca la importancia de algunos encuentros de la Iglesia católica, destacando el encuentro de Santarém, en 1972.

 

Finalmente, centrándose en el Sínodo para la Amazonía, hace algunas propuestas que, independientemente de que puedan ser aprobadas, deben ser tomadas en cuenta, especialmente por quienes tendrán voz y voto en la asamblea sinodal. Son propuestas que surgen del conocimiento, el compromiso, la preocupación y el amor por la Amazonía y sus pueblos de alguien que ha dado la vida por la región, poniéndola en riesgo en diferentes momentos, como fruto de su actitud profética.

 

Son ideas que vienen de lejos, pues no se puede olvidar que Monseñor Kräutler, en un encuentro en 2014 con el Papa Francisco, fue el primero en plantear abiertamente, en las más altas instancias vaticanas, cómo resolver el problema de la celebración eucarística en las comunidades amazónicas, a lo que el Papa le respondió que hiciesen propuestas valientes y osadas. Llegó la hora de hacer esas propuestas, de buscar nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Tenemos entre manos un buen instrumento que nos puede orientar en esa tentativa.

 

En su conferencia, Mons. Erwin recuerda que el título escogido para su disertación le hace “recordar las palabras del Papa Francisco a los obispos de Brasil con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud en 2013 en Río de Janeiro. Llamó a la Amazonía de “prueba decisiva, banco de pruebas para la Iglesia y la sociedad brasileñas”. La defensa de la Amazonía en realidad no es sólo una prueba decisiva para Brasil, sino para toda la humanidad, pero de modo especial para el continente sudamericano.

La Amazonía es la mayor cuenca hidrográfica del mundo con el 20% del agua dulce no congelada del planeta. Es de una biodiversidad gigantesca que hasta hoy no ha sido suficientemente investigada y catalogada. Aún más, el bosque tiene una función reguladora del clima, absorbiendo el gas carbónico, gran responsable del calentamiento global. Nos impresiona particularmente el fenómeno de los llamados Ríos Voladores, una especie de curso de agua invisible que circula por la atmósfera. Se trata de la humedad generada por la Amazonía y que se dispersa por todo el continente sudamericano. Las principales regiones de destino son el Centro-Oeste, Sudeste y el Sur de Brasil, de forma que algunos investigadores afirman que, sin esa humedad, el ambiente de esas regiones se va a transformar en algo parecido a un desierto. El origen de los ríos voladores ocurre de la siguiente forma: los árboles del Bosque Amazónico “bombean” las aguas de las lluvias de vuelta a la atmósfera. El agua de las lluvias que queda retenida en las copas de los árboles se evapora y permanece en la atmósfera en forma de humedad. 

En el sur y sureste de Brasil y en los gabinetes de Brasilia se defiende hasta el agotamiento el eslogan “La Amazonía es nuestra”. Tal vez sea aún consecuencia de un montaje en un ficticio libro escolar que habría circulado en los Estados Unidos en que en el mapa de América del Sur la Amazonía aparece como un enorme espacio blanco. La confusión llegó a tal punto que la Embajada de Brasil en Washington tuvo que manifestarse afirmando que se trataba de un fraude. Pero en las cabezas de unos y otros ese fantasma sigue existiendo hasta hoy.

 

“La Amazonía es nuestra” – Un Sínodo para la Pan-Amazonía.

El domingo, 15 de octubre de 2017, el papa Francisco se dirigió a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano y anunció la convocatoria de una Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para la Pan-Amazonía: “Atendiendo el deseo de algunas Conferencias Episcopales de América Latina, así como escuchando la voz de muchos pastores y fieles de varias partes del mundo, decidí convocar una Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para la región Pan-Amazónica. El Sínodo será en Roma en octubre de 2019. El objetivo principal de esta convocatoria es identificar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin perspectivas de un futuro sereno, también a causa de la crisis de la crisis de la Selva Amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”. 

Desde entonces las comunidades de la Amazonía se reunieron para responder a un cuestionario distribuido ampliamente junto con un texto introductorio que siguió el esquema VER – DISCERNIR – ACTUAR. El Papa no quiso sólo un análisis científico de coyuntura, sino que insistió en que el pueblo hablara, expresara y a en voz alta sus “alegrías y esperanzas, tristezas y angustias” [18]. El tradicional VER se convierte en un ESCUCHAR. En la reciente Constitución Apostólica “Episcopalis Communio” el Papa Francisco exige que el Sínodo de los Obispos sea “un instrumento privilegiado de escucha del Pueblo de Dios”.

 

El Papa quiere saber lo que el Pueblo de Dios piensa sobre “las amenazas y dificultades para la vida, el territorio y la cultura; sobre las aspiraciones y desafíos de los pueblos amazónicos en relación a la Iglesia y al mundo; que esperanza ofrece la presencia de la Iglesia a las comunidades amazónicas para la vida, el territorio y la cultura; como la comunidad cristiana puede responder ante situaciones de injusticia, pobreza, desigualdad, violencias (droga, explotación sexual, discriminación de los pueblos indígenas, migrantes, etc.) y de exclusión.

 

Sólo el 70% de las comunidades en la Amazonía brasileña tienen la gracia de participar de la celebración eucarística tres a cuatro veces al año. La Eucaristía, en vez de ser “la fuente y el ápice de toda la vida cristiana”  se convierte en un acto litúrgico de excepción, “cosa de sacerdote”, cuando aparece unas pocas veces durante el año. Por eso el Consejo Pre-Sinodal, del que tengo el privilegio de hacer parte, formuló la pregunta al pueblo de Dios: “Uno de los grandes desafíos pastorales de la Amazonía es la imposibilidad de celebrar la Eucaristía con frecuencia y en todas partes. ¿Cómo responder a esa situación?

 

Lea aquí el documento completo de la conferencia Amazonía: Un desafío para la Iglesia y la humanidad, de Mons. Erwin Kräutler, Obispo emérito del Xingu, Coordinador de REPAM-Brasil

 

Fuente: REPAM

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