Por Marcus Tullius*
Aún embriagados por la conquista de su tercer campeonato mundial de fútbol, los argentinos pueden celebrar la conquista del Globo de Oro a la Mejor Película en Lengua No Inglesa (equivalente a la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera en los premios Oscar) con la película Argentina, 1985. El actor Ricardo Darin , incluso, en su discurso de agradecimiento, destacó que “después del Mundial, es una gran alegría”. Una victoria bien merecida, no solo por la calidad del largometraje, sino también por el mensaje político que grita, especialmente de cara al contexto brasileño, dos días después de las bárbaras escenas vistas el pasado domingo. La película, disponible en la plataforma Amazon Prime, está dirigida por Santiago Mitre y ganó el Premio de la Crítica (Fipresci) en el Festival de Cine de Venecia y está en la lista de preseleccionados al Oscar 2023, como Mejor Película en Lengua Extranjera.
Argentina, 1985 se vincula a la comprensión histórica del período dictatorial de 1976 a 1983, pues la película narra la lucha de los fiscales Julio Strassera (Ricardo Darin) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani), quienes se atrevieron a investigar, juzgar y sancionar a los culpables de la mayoría de las 30.000 personas desaparecidas. Tras la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia de la república, en diciembre de 1983, se inició la recomposición de los derechos y garantías a los ciudadanos, con la esperanza de consolidar una democracia definitiva. El país de los hermanos eligió enfrentar su historia.
Las sesiones del juicio fueron grabadas y algunos minutos fueron transmitidos diariamente por la emisora pública. Durante el juicio se escucharon más de 800 testimonios, analizando 280 casos de violaciones de derechos humanos. La película trae, por momentos, estos registros documentales que muestran el carácter inédito del juicio: el alto mando militar siendo juzgado por crímenes de lesa humanidad por un tribunal civil. El diálogo entre el pasado y el presente, la ficción que revela lo cotidiano, en este caso bastante cruel.
Para Rancière (2021), ahí radica el poder de la ficción para transgredir. Ella “no es la ilusión consoladora que alivia el dolor de los humildes. Pero tampoco es el virtuosismo de los diestros que juegan con las palabras e inventan historias extravagantes. Ella es la capacidad que tiene la vida, entre los más humildes y ordinarios, de elevarse más allá de sí misma.”¹
La relevancia de Argentina, 1985, más que el debate sobre la representación histórica en el cine, es un espacio para hacer eco, a través de la cultura y el arte, de las responsabilidades por actos, palabras y omisiones de los discursos neofascistas que atentan contra la humanidad.
El sociólogo Boaventura Sousa Santos, en el artículo Las conexiones externas del golpe, llama la atención sobre el precio que está pagando Brasil por no haber castigado a los criminales de la dictadura militar de 1964-1985. “Esto es lo que permitió al expresidente Bolsonaro elogiar la dictadura, rendir homenaje a los militares torturadores y designar militares, algunos fuertemente comprometidos con la dictadura, en importantes cargos de un gobierno civil y democrático”. El no a la amnistía resonó el domingo, a través de las redes sociales, y al día siguiente de los ataques, en las manifestaciones que se desarrollaron en varias ciudades del país. Esta suciedad no se puede esconder debajo de la alfombra.
La eclosión del huevo podría haberse contenido, pero como ha llegado a tal punto, las palabras de Strassera al final del juicio expresan lo que se necesita para el presente y el deseo para el futuro. “Buscar una paz basada no en el olvido, sino en la memoria. No en la violencia, sino en la justicia. Esta es nuestra oportunidad. Tal vez sea la última. Señores, quisiera renunciar expresamente a cualquier pretensión de originalidad en esta conclusión. Quiero usar una cita que no me pertenece, porque ya es de todo el pueblo argentino. Señores jueces, ‘nunca más’.” Esta cita también se aplica al pueblo brasileño.
Artículo publicado originalmente en el sitio web de la Agencia SIGNIS
Foto: Agencia Senado, autor desconocido