Por Miguel Monforte-SIGNIS Argentina
Lo resolvió con la cúpula de la Iglesia católica y se estableció un protocolo de higiene para aquellos que ingresen a los templos. También se coordinó un mayor trabajo de contención social en los barrios más vulnerables.
El Gobierno argentino acordó con la Iglesia católica la apertura de los templos de todo el país para la asistencia espiritual a los fieles y los rezos individuales, aunque se dejó en claro que por las medidas preventivas contra el COVID-19 seguirán prohibidas las celebraciones de misas o reuniones multitudinarias.
En un encuentro llevado adelante entre el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, el canciller Felipe Solá y el secretario de Culto Guillermo Oliveri junto a la cúpula de la Iglesia representada por monseñor Oscar Ojea, el Cardenal Mario Poli y monseñor Carlos Malfa, se analizó también el trabajo social que la Iglesia viene manteniendo en las villas miserias de todo el país para dar contención a los sectores vulnerables en la pandemia y se estableció un refuerzo de la asistencia estatal en este sentido.
En cuanto a la celebración de la misa con participación de los fieles, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un comunicado en el que expresa que ello se dará “cuando llegue el momento adecuado para las mismas, se acordó ir trabajando en la elaboración de los protocolos litúrgicos y sanitarios correspondientes”.
Así, la cúpula de la Iglesia coincidió con el Gobierno en que “se ratificó la posibilidad de que los templos estén abiertos para la oración individual, y los sacerdotes puedan recibir, de ser posible, de manera previamente acordada, a los fieles que soliciten ayuda y orientación espiritual, siempre teniendo en cuenta las disposiciones sanitarias”.
Por otra parte, las autoridades comenzaron a desarrollar un trabajo conjunto para accionar los protocolos de salud que deberán implementarse una vez que se reanuden los servicios religiosos en toda la Argentina, priorizando la seguridad sanitaria de todos los asistentes.
También, durante el encuentro, el jefe de Gabinete y los referentes religiosos conversaron acerca del trabajo diario que está realizando la Iglesia en los barrios de todo el país, para brindar asistencia a los sectores más vulnerables.
Se analizaron las consecuencias sociales y económicas que surgieron a raíz de la lucha contra la pandemia, acordando que lo más importante es la salud y preservar la vida de la gente.
En ese sentido, se remarcó la tarea conjunta que diferentes diócesis están llevando a cabo con municipios y organizaciones de distintas partes del país, lo que permitió resolver muchas necesidades sanitarias y de sustento alimentario que surgieron a partir del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
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