“Un camino donde más combustibles fósiles permanecen donde deberían estar, en el suelo, y donde estamos en camino a la neutralidad de las emisiones de carbono para 2050. Esa es la única forma de limitar el aumento de la temperatura global a los 1,5 grados necesarios para fines de este siglo”, expresó.
Agregó que la conferencia debe transmitir una firme determinación de cambiar el rumbo, demostrar que el mundo está seriamente comprometido a detener la “guerra contra la naturaleza” y tiene la voluntad política de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
La COP25 marca el comienzo de un proceso de 12 meses para revisar los compromisos adquiridos por los países en virtud del Acuerdo Climático de París 2015, y garantizar que sean lo suficientemente ambiciosos para derrotar la emergencia climática.
Según el titular de la ONU, durante la Cumbre de Acción Climática celebrada en septiembre pasado hubo “señales alentadoras”, como las iniciativas propuestas por pequeñas naciones insultares y países menos desarrollados, las principales ciudades y economías regionales, así como los sectores privado y financiero.
Otro signo positivo fue la intención declarada de unos 70 países de presentar contribuciones nacionales mejoradas en 2020, con 65 países y grandes economías comprometiéndose a trabajar por reducir a cero las emisiones para 2050, mientras muchos Gobiernos e inversores se están alejando de los combustibles fósiles.
Guterres pidió a los líderes que pongan fin a la división respecto al cambio climático y lleguen a un consenso sobre los precios de las emisiones de carbono, una herramienta crucial para reducir los gases de efecto invernadero. Hacerlo, dijo, “pondría en funcionamiento los mercados, movilizaría el sector privado y garantizaría que las reglas sean las mismas para todos”.
Las señales de una catástrofe
El Secretario aseguró que si no se decide sobre el precio del carbono hay un riesgo de fragmentar los mercados y envíar un mensaje negativo que puede socavar los esfuerzos para resolver la crisis climática.
Los signos de un desastre potencial son imperdibles, declaró. Por ejemplo, la concentración actual de CO2 en la atmósfera es comparable a la observada entre tres y cinco millones de años atrás, cuando la temperatura era entre 2 y 3 grados Celsius más cálida que ahora y los niveles del mar eran de 10 a 20 metros más altos que hoy.
Otros indicadores incluyen el hecho de que los últimos cinco años han sido los más calurosos registrados y se han visto eventos climáticos extremos y desastres asociados, desde huracanes hasta sequías, inundaciones e incendios forestales. “Los casquetes polares se están derritiendo a un ritmo rápido, los niveles del mar están subiendo y los océanos se están acidificando, amenazando toda vida marina”.
Mientras tanto, las plantas de carbón continúan siendo planificadas y construidas, y grandes partes importantes de la economía global, desde la agricultura hasta el transporte, desde la planificación urbana y la construcción hasta el cemento, el acero y otras industrias productoras intensivas de carbono, todavía se manejan de maneras que son insostenibles.
Antes de la inauguración oficial de la COP25, Guterres se reunió en una mesa redonda con los jefes de Estado y de Gobierno que asisten a la Conferencia.
El titular de la ONU los instó a liderar el camino en un momento en que la opinión pública sobre el medio ambiente está evolucionando muy rápidamente, y las ciudades, las regiones y la comunidad empresarial están tomando medidas para hacer frente a la crisis climática.
El Secretario General les recordó que en la reciente reunión del G20, donde participan las 20 principales economías del mundo, celebrada en la ciudad japonesa de Osaka, un grupo de compañías de inversión, que representaban unos 34 billones de dólares, había pedido a los líderes políticos que mejoraran las medidas para detener el cambio climático, terminaran con los subsidios a los combustibles fósiles y pusieran un precio al carbono.
Fuente: ONU
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