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SIGNIS ALC

19 agosto 2021

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Cultura digital y los desafíos de la comunicación ciudadana

Cultura digital y los desafíos de la comunicación ciudadana

Denise Cogo*

 

Desde la modernidad, los medios de comunicación masivos han asumido una creciente centralidad en la vida cotidiana, mediando nuestra experiencia con el mundo y desempeñando un papel fundamental en la definición de significados sociales. En su condición de actores, instituciones y dispositivos sociales, los medios de comunicación seleccionan, jerarquizan y dan visibilidad a múltiples aspectos sociales, económicos, culturales y políticos de las sociedades contemporáneas, haciendo que gran parte de nuestro conocimiento del mundo se base en el consumo de contenidos, imágenes e imaginarios ofertados por los medios. Silverstone destaca el carácter omnipresente de los medios de comunicación en nuestra vida diaria y la imposibilidad de escapar a las representaciones que nos ofrecen sobre el mundo. “Hemos llegado a depender de los medios, tanto impresos como electrónicos, con fines de entretenimiento e información, comodidad y seguridad, para ver algo de sentido en las continuidades de la experiencia[1]”.

 

En esa perspectiva, otros autores, como Mata[2] (1999), se preocuparon por reflexionar sobre las dinámicas de transición de una cultura masiva a una cultura mediática, buscando comprender la insuficiencia de la noción de “masa” para explicar la producción y el consumo de significados en las sociedades contemporáneas. Como instituciones generadoras de significados y dinamizadoras de las relaciones sociales, los medios de comunicación pasaron a ocupar espacios y a asumir funciones que antes pertenecían a otras instituciones en el ámbito de la política, la educación, la justicia, entre otros, generando una cultura mediática que provoca un reordenamiento en las interacciones humanas y en la estructuración de prácticas sociales. La noción de cultura mediática sugiere que los medios ya no son solo un lugar de interacción entre producción y recepción, sino que también se han convertido en “marca, modelo, matriz, racionalidad productora y organizadora de sentido”. Mata destaca, en este aspecto, la confianza que los propios movimientos sociales llegaron a depositar en la capacidad de los medios de comunicación para configurar la realidad, haciendo que estos movimientos se preocupen por diseñar sus prácticas y modalidades de protesta en la perspectiva de negociar su presencia y visibilidad pública en los medios de comunicación.

 

Cabe agregar a este debate los aportes de los estudios de recepción latinoamericanos que, a partir de las reflexiones de autores como Martín-Barbero[3], García Canclini[4] y Orozco Gómez[5], proponen un paso del determinismo mediático a la comprensión de las mediaciones que operan para las resignificaciones, apropiaciones y usos de los medios de comunicación por parte de diferentes sectores sociales. Martín-Barbero nos ofrece una visión de la vida cotidiana como un espacio de producción, interacción, negociación, conflictos y resistencias frente a los medios, en la que se involucran diferentes dimensiones como la razón, el inconsciente, el deseo y el placer, cuestionando una comprensión de la vida cotidiana como espacio de mera reproducción de acciones y comportamientos.

 

Al cuestionar el modelo informacional que dominó el análisis de medios y tecnologías en América Latina, Martín-Barbero recupera la noción de tecnicidad para recordar que la técnica va más allá de lo instrumental para llegar al orden de sedimentación de saberes y la constitución de prácticas sociales. Es decir, la técnica se entiende como un organizador perceptivo en el que la transformación material se articula a la innovación discursiva. Confundir la comunicación con técnicas o medios se vuelve, según Martín-Barbero[6], “tan deformante como pensar que son exteriores y accesorios a la (verdad) de la comunicación, lo que equivaldría a desconocer la materialidad histórica de las mediaciones discursivas en las cuales ella se produce”.

 

Las reflexiones del autor sobre la tecnicidad siguen siendo útiles para comprender, más recientemente, las dinámicas de emergencia y expansión de la cultura digital desde finales de los noventa y durante la primera década del 2000. En un artículo anterior[7], observamos que, inicialmente, los investigadores comenzaron a definir la cultura digital como cultura generada en torno a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), específicamente internet, dando lugar a la formulación de conceptos como cibercultura y ciberespacio. En América Latina, estos estudios pasaron por varias etapas. A mediados de la década de 1980, Internet era visto como “una nueva frontera en la evolución de la civilización[8]” y el ciberespacio como conformador de un mundo “virtual”, con sus propias características en relación con el mundo “real”. En la década de 1990, los estudios comenzaron a centrarse principalmente en las comunidades virtuales y las identidades en línea, con el concepto de cibercultura en el centro del debate académico.

 

La década de 2000 marca el surgimiento de nuevos enfoques en los estudios de la cultura digital que comenzaron a asumir perspectivas conceptuales como la de interacciones, redes sociocomunicacionales y digitales[9], discursos, acceso y brecha digital. En el contexto de las investigaciones en comunicación y cultura y de los denominados estudios culturales, algunas de estas perspectivas se pueden ver en las obras de Jesús Martín-Barbero[10], García Canclini[11] y Guillermo Orozco[12], entre otros. A mediados del 2000, se destacan aún las investigaciones que analizan la apropiación y el rediseño tecnológico a partir de prácticas culturales y movimientos sociales, que apuntan a la articulación de prácticas culturales, sociales y políticas en nuestras sociedades. Aproximaciones a estos nuevos enfoques, encontramos, en las investigaciones latinoamericanas de Finquelievich[13], Rocío Rueda[14], Lago Martínez[15]; Cogo[16], Cogo y Brignol[17], Cogo, Brignol y Fragoso[18], Cogo, Nihil Olivera[19], Cogo y Santos[20] entre muchos otros autores, que, en diferentes países, se enfocan en formas de mantener y establecer vínculos sociales a través de las tecnologías y sus peculiaridades en la dinámica de los sujetos colectivos y movimientos sociales.

 

Así, a lo largo de las últimas décadas, la comprensión de la cultura digital se ha ampliado hasta abarcar reflexiones sobre la imbricación de las tecnologías digitales en los procesos culturales de las sociedades contemporáneas. Se reconoce, así, que la cultura digital no se limita al ciberespacio (y la cultura online), sino que se suma a la hipertextualidad entre los diferentes medios de comunicación social e industrias culturales (como radio, cine, televisión, etc.) y los procesos de interacción social en un contexto cultural más amplio[21].

 

Los procesos de globalización contribuyeron a la constitución de la cultura digital. Ya en la década de 1980, Castells[22] recordaba las políticas gubernamentales que favorecieron procesos de formación de redes globales de empresas multimedia a través de políticas públicas y cambios institucionales basados ​​en la liberalización, privatización y desregulación, con reducción de la presencia de la comunicación pública y profundización del carácter comercial de los medios de comunicación. Así, se observa la formación de grupos empresariales multimedia que abarcan todas las formas de comunicación y la propia Internet; una mayor segmentación, personalización y diversificación de la oferta de los medios de comunicación, con especial énfasis en la identificación cultural de los públicos o audiencias.

 

La cultura digital también reconfiguró los procesos de participación social y las posiciones ocupadas por productores y receptores / consumidores en los medios, instigando la búsqueda de otras denominaciones, como la de prosumidores, para definir los posicionamientos y las posibilidades de participación de los consumidores en las dinámicas comunicacionales. Aparici llama la atención sobre las lógicas de mercado y el vaciamiento político que atraviesan el origen del término prosumidor. En contrapunto a la dimensión política de la horizontalidad y participación de la sociedad en el ejercicio del derecho a la comunicación que demarcó la construcción de la noción de Emirec (emisor-receptor) por Cloutier, el prosumidor evoca, según el autor, un sujeto integrado a la lógica del mercado bajo la dinámica del trabajo gratis y a partir de la extensión del tiempo y los espacios productivos. “La teoría del prosumidor tiene como objetivo la reproducción del modelo económico hegemónico que busca soluciones, a partir del área de marketing, a los constantes desafíos que la industria de los medios y el entretenimiento deben enfrentar en el mundo digital”. Al respecto, Orozco Gómez advierte sobre el exceso de entusiasmo social frente a los procesos de horizontalidad que brindan las redes digitales: “Ni siquiera la creciente interacción con internet aniquila y extirpa los tradicionales y muy cuestionados roles de “espectadores” (pasivos) entre sus usuarios, ni mucho menos es garantía de una verdadera participación horizontal”.

 

Las implicaciones de las nuevas configuraciones traídas por la cultura digital han sido objeto de reflexión de investigaciones académicas en varios otros aspectos. Entre ellos, podemos destacar algunos que son relevantes para orientar las prácticas de comunicación: (1) la vigilancia de la sociedad red a través de la recolección de datos personales en Internet y sus implicaciones para el derecho a la privacidad; (2) el papel de la desinformación y las fake news en el debilitamiento de las democracias y, en relación con este papel, la necesidad de desarrollar proyectos de alfabetización digital para construir ciudadanía; (3) las reconfiguraciones de la política desde la migración de la política institucional, el activismo y las movilizaciones ciudadanas a los medios digitales; (4) la velocidad y el exceso de producción y oferta de imágenes mediáticas como forma de denuncia que conmociona y mueve, pero que no necesariamente genera movilización y cambio social; (5) las implicaciones de la creciente imbricación entre información y entretenimiento (infoentretenimiento) en la educación de consumidores y ciudadanos; (6) las reconfiguraciones y precariedad del mundo del trabajo y del propio capitalismo como consecuencia de la centralidad de las plataformas digitales (Airbnb, Uber, etc.); y, finalmente, (7) la creciente desigualdad en el acceso y distribución de tecnologías y recursos digitales que profundiza la denominada brecha digital.

 

* Profesora Titular del Programa de Pos-Graduación en Comunicación y Prácticas de Consumo de la ESPM, São Paulo, Brasil. Investigadora en Produtividad 1C de CNPq (Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico.

 

[1] SILVERSTONE, Roger. Por que estudar a mídia? São Paulo: Loyola, 2002, p. 12.

[2] MATA, María Cristina. De la cultura masiva a la cultura mediática. Diálogos de la Comunicación. Lima: Felafacs, n. 56, p. 80-90, out. 1999.

[3] MARTÍN-BARBERO, Jesus. Ofício de cartógrafo – Travessias latino-americanas da comunicação na cultura. São Paulo: Loyola, 2004

[4] GARCÍA CANCLINI, Néstor. Consumidores e Cidadãos. Rio de Janeiro: Editora da UFRJ, 2010.

[5] OROZCO GOMEZ, Guillermo. El reto de conocer para transformar – Medios, audiencias y mediaciones

Comunicar, n.8,  p. 25-30, 1997.

[6]  MARTÍN-BARBERO, Jesus. Ofício de cartógrafo – Travessias latino-americanas da comunicação na cultura. São Paulo: Loyola, 2004, p. 237.

[7] BRIGNOL, Liliane. Dutra.; COGO, Denise; MARTÍNEZ, Silvia Lago. REDES dimensión epistemológica y mediación constitutiva de las mutaciones comunicacionales y culturales de nuestro tiempo. In: JACKS, N.; SCHMITZ, D.; WOTTRICH, L. (Eds.). Un nuevo mapa para investigar la mutación cultural – Diálogo con la propuesta de Jesús Martín-Barbero. Quito: CIESPAL, 2019. https://ciespal.org/descarga-un-nuevo-mapa-para-investigar-la-mutacion-cultural-dialogo-con-la-propuesta-de-jesus-martin-barbero/

[8] RUEDA ORTÍZ, Rocío. Cibercultura: metáforas, prácticas sociales y colectivos en red. Nómadas.  n. 28, p. 8-20, abril 2008, p. 8 http://nomadas.ucentral.edu.co/index.php/inicio/21-ciberculturas-metaforas-practicas-sociales-y-colectivos-en-red-nomadas-28/255-cibercultura-metaforas-practicas-sociales-y-colectivos-en-red.

[9]  RECUERO, Raquel. Redes sociais na internet. Porto Alegre: Sulina. 2009 e SCHERER-WARREN, Ilse, Redes sociales y de movimientos en la sociedad de la información. Nueva Sociedad. n. 196, p. 77-92, abril-março, 2005b. http://nuso.org/revista/196/desafios-de-la-sociedad-global-de-la-informacion/.

[10] MARTIN-BARBERO, Jesús. La pertinencia en el horizonte de las nuevas tecnologías y de la sociedad de la comunicación. In: HOPPENHAYN, Martín; SOJO, Ana. SOJO (Orgs.). Sentidos de pertenencia en sociedades fragmentadas: América Latina en una perspectiva global. Buenos Aires: Siglo XXI, 2011.

[11] GARCÍA CANCLINI, Nestor. Leitores, espectadores e internautas. São Paulo: Iluminuras e Itaú Cultural, 2015.

[12] OROZCO GÓMEZ, Guillermo. La condición comunicacional contemporánea – Desafios Latinoamericanos de la investigación de las interacciones en la sociedad red. In: JACKS, Nilda. (ed.). Análisis de recepción en América Latina – un recuerdo histórico con perspectivas al futuro. Quito: CIESPAL, 2011a, p. 377-405. https://libreria.ciespal.org/producto/analisis-de-recepcion-en-america-latina-nilda-jacks/

[13] FINQUELIEVICH, Susana (org.) ¡Ciudadanos a la red! Los vínculos sociales en el ciberespacio. Buenos Aires: Ciccus/La crujía, 2000.

[14] RUEDA ORTÍZ, Rocío. Cibercultura: metáforas, prácticas sociales y colectivos en red. Nómadas.  n. 28, p. 8-20, abril 2008. http://nomadas.ucentral.edu.co/index.php/inicio/21-ciberculturas-metaforas-practicas-sociales-y-colectivos-en-red-nomadas-28/255-cibercultura-metaforas-practicas-sociales-y-colectivos-en-red

[15] [15]LAGO MARTÍNEZ, Silvia. Comunicación, arte y cultura en la era digital. In: LAGO MARTINEZ, Silvia (Coord.). Ciberespacio y Resistencias, Exploración en la cultura digital. Buenos Aires: Hekht, 2012.,  LAGO MARTÍNEZ, Silvia. Internet y cultura digital: la intervención política y militante. Nómadas. n. 28, p. 102-111, abr. 2008 e LAGO MARTÍNEZ Silvia et al. Internet y lucha política. Buenos Aires: Capital Intelectual, 2006.

[16] COGO, Denise. Brazilians in Spain: communication and transnational activism in a context of economic-political crisis. Communication & Society, v. 32, p. 223-238, 2019. https://revistas.unav.edu/index.php/communication-and-society/article/view/36763

[17] COGO, Denise, BRIGNOL, Liliane Dutra. Redes sociais e os estudos de recepção na internet. Matrizes. v. 4, no. 2, p. 75-92,  jan./jun 2011. http://www.revistas.usp.br/matrizes/article /view/38293/41117

[18] COGO, Denise; BRIGNOL, Liliane; FRAGOSO, Suely. Práticas cotidianas de acesso às TICs – outro modo de compreender a inclusão digital. Palabra Clave. v. 18, n. 1 p. 156-183., 2015, http://palabraclave.unisabana.edu.co/index.php/palabraclave/ article/view/4155.

[19] COGO, Denise; OLIVERA, Mauricio Nihil. #NoNosVamosNosEchan – internet, activismo en red y narrativas de los nuevos emigrantes españoles. Matrizes (ONLINE). v. 11, p. 165-187, 2017. https://www.revistas.usp.br/matrizes/article/view/122220

[20] COGO, Denise; SANTOS, Deborah Rodriguez . Diáspora cubana en Twitter impactos de la Covid-19 en las movilizaciones por derechos migratorios. [CyCL] Controversias y Concurrencias Latinoamericanas, v. 12, p. 123-157, 2021. https://ojs.sociologia-alas.org/index.php/CyC/article/view/247

[21] LAGO MARTÍNEZ, Silvia. Comunicación, arte y cultura en la era digital. In: LAGO MARTINEZ, Silvia (Coord.). Ciberespacio y Resistencias, Exploración en la cultura digital. Buenos Aires: Hekht, 2012.

[22] CASTELLS, Manuel. Comunicación y Poder. Madrid: Alianza Editorial, 2010.

 

Artículo publicado en la Revista Punto de Encuentro (SIGNIS ALC), que está disponible para descarga gratuita aquí

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