Petición permanente por el Sínodo Amazónico al inicio de cada día:
“Que el Dios de la vida y la belleza, el Espíritu Santo que nos impulsa hacia más fraternidad, unidad y dignidad, y el Cristo encarnado de la Buena Nueva, y de la inculturación y la interculturalidad nos den la serenidad, el discernimiento y la valentía para encontrar los nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en este Sínodo Amazónico. Todo ello para el bien y la vida de sus pueblos y comunidades, y para caminar más juntos por el Reino”. Meditar por unos momentos esta petición inicial, buscar la calma interior para entrar en este momento de navegar por las aguas de la Amazonía y de la vida de la Iglesia al servicio de sus pueblos y comunidades, y para escuchar el llamado de Dios a través de su palabra viva.
Lectura del día -Fragmento- (cada uno y cada uno es invitado a profundizar en la lectura completa según su propia necesidad y criterio):
“En aquel tiempo, Herodes, que gobernaba en Galilea, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Pero Herodes dijo: —Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas? Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.” Lucas 9, 7-9
Reflexión desde la perspectiva del Sínodo Amazónico:
En estos días que sentimos especialmente la vulnerabilidad de la Amazonía, la fragilidad de nuestra vida ante la crisis climática, y a la vez experimentamos como nunca antes la fuerza del testimonio de esperanza de los pueblos y comunidades que existen, resisten y defienden la vida, vemos como muchos miembros de la Iglesia, y ella como institución al servicio de la vida aun siendo cuestionada, señalada o acusada, camina con estos pueblos y comunidades siguiendo el mandato de Jesús de estar ahí con los que han sido lanzados a un lado del camino sin hacer distinción ninguna. Que los Herodes de nuestro tiempo que siguen asesinando a los profetas, por acción o por omisión, reconozcan la presencia de Dios en medio de los hijos e hijas pequeños a quienes están llamados a cuidar y precautelar. Que termine esta situación de enfrentamiento y polarización, para que emerja una verdadera posibilidad de fraternidad. La Iglesia se siente llamada a caminar con los pueblos y a ser una Iglesia profética hasta que podamos tejer una sociedad más fraterna, justa y humana para todas y todos los hijos de Dios.
Cotemplación
Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta palabra de Dios en preparación del Sínodo. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para el Sínodo AMAZÓNICO.
Cita para meditación de cierre:
INSTRUMENTUM LABORIS No. 145
Ser Iglesia en la Amazonía de modo realista significa plantear proféticamente el problema del poder, porque en esta región la gente no tiene posibilidad de hacer valer sus derechos frente a grandes corporaciones económicas e instituciones políticas. Hoy en día, cuestionar el poder en la defensa del territorio y de los derechos humanos es arriesgar la vida, abriendo un camino de cruz y martirio.
Jueves 26 de septiembre
Día 31: Ir. Dorothy Stang. Mártir da Amazônia
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