Esta aceleración es el motivo por el que el Secretario General de la ONU ha convocado este 23 de septiembre la Cumbre sobre el Clima.
“A los líderes les digo, no vengan con discursos, vengan con planes”, aseguró António Guterres en Nueva York. Entre las medidas concretas, pidió acelerar la transición de las fuentes de energía basadas en combustibles fósiles a las renovables.
Por su parte, la presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa, también recordó en una reunión sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible, que se celebra este jueves y en la que participan líderes de 146 países, que además todos tenemos un papel individual que representar en la lucha contra el cambio climático.
Indicadores sin precedentes
El reporte sobre el estado del clima, que este año cumple el 25 aniversario de su primera edición, destaca entre las evidencias del cambio climático el aumento récord del nivel del mar, así como las temperaturas excepcionalmente altas tanto en tierra como en los océanos de los últimos cuatro años, lo que está coincidiendo con los niveles máximos de los gases de efecto invernadero.
“Esta tendencia al calentamiento se inició a principios de siglo y se prevé que continúe”, concluyen los científicos*.
“Desde que se publicara por primera vez, la climatología ha alcanzado un grado de robustez sin precedentes, y ha proporcionado pruebas fehacientes del aumento de la temperatura mundial y de circunstancias conexas, como el aumento acelerado del nivel del mar, la reducción de los hielos marinos, el retroceso de los glaciares y fenómenos extremos, tales como las olas de calor”, explicó Petteri Taalas, secretario general de la citada Organización al presentar el informe.
Estos indicadores climáticos se están haciendo más pronunciados: los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, que eran de 357 partes por millón cuando se lanzó el primer informe en 1993, han crecido hasta las 405,5 partes por millón en 2017. Se espera un mayor incremento durante 2018 y 2019.
Las condiciones atmosféricas extremas han continuado en los primeros meses de 2019, con el caso más reciente del ciclón Idai, que ha causado inundaciones devastadoras y trágicas pérdidas de vida en Mozambique, Zimbabwe y Malawi, lo que le convierte en el desastre climático más mortífero del hemisferio sur.
Fuente: ONU
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