Con la conferencia magistral sobre el tema “Hiperconectados pero también solos”, pronunciada por el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, inició el Congreso mundial de SIGNIS, en Seúl, Corea. Luego de la ceremonia de apertura, con un acto artístico que incluyó una danza contemporánea, y una presentación coral, intervinieron a su turno la presidente de SIGNIS, Helen Osman; el Arzobispo Peter Chung Soon-Taic; el Prefecto del Dicasterio para la comunicación de la Santa Sede, Paolo Ruffini; así como el Presidente del Comité Organizador del Congreso Daniel Hang Seung-soo; y el Viceministro de Cultura, Deporte y Turismo de Corea, Kim Hyun-hwan.
Hiperconectados pero también solos
Tras el acto inaugural, el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, de la Santa Sede, Paolo Ruffini pronunció la primera conferencia magistral del Congreso mundial de SIGNIS sobre la realidad que caracteriza a la comunicación en el mundo de hoy: la hiperconectividad. En su intervención, el representante de las comunicaciones vaticanas destacó que la conexión no es suficiente para comunicar y que la “única manera de responder al desafío de la tecnología es no pensar en ella como un ídolo”.
Según resaltó, hay cosas que la tecnología no puede sustituir. “Como la libertad. Como el milagro del encuentro entre personas, la sorpresa de lo inesperado, la conversión, la chispa del ingenio, el amor libre”.
Paolo Ruffini recordó que la tecnología, fruto del ingenio humano, permite ahora cosas -como la teleconferencia, la telemedicina, el comercio electrónico- “que eran impensables hace sólo unas décadas”. Pero la paradoja de nuestro tiempo, señaló, es que “estamos hiperconectados y también solos“. “El problema está exactamente aquí. Cuando ya no hay comunicación, sino sólo conexión”.
Para el Prefecto para la comunicación vaticana, esta realidad debe invitarnos a “cuestionarnos, hacer un examen de conciencia personal y colectivo”. Y responder a algunas preguntas: ¿Cómo es posible estar hiperconectado y terriblemente solo al mismo tiempo? ¿Qué falta en nuestra conexión para llenar esta soledad?
Para Paolo Ruffini, la única manera de responder al desafío de la tecnología “es no pensar en ella como un ídolo. Pero tampoco demonizarla. No creer que se le confía la tarea de redimir a la humanidad. Pero tampoco pensar que su perdición depende de ella”.
La felicidad no se puede comprar
Paolo Ruffini también recordó que, en 2014, en la República de Corea, el Papa Francisco, respondiendo a una niña durante el encuentro con los jóvenes en el Santuario de Solmoe, había subrayado que “la felicidad no se puede comprar”. “Y cuando se compra una felicidad -había añadido el Pontífice-, entonces te das cuenta de que esa felicidad se ha ido… La felicidad que se puede comprar no dura. Sólo la felicidad del amor, esa es la que perdura”.
“El consumismo – añadió Paolo Ruffini- cambia la satisfacción a corto plazo por una felicidad más profunda y duradera. “Sabemos que no somos sólo consumidores. Mucho menos objetos para consumir. Sabemos muy bien que sólo una relación, una conexión basada en el amor puede hacernos menos solitarios, puede durar, puede hacernos felices”. “Y el amor -observó el prefecto del Dicasterio para la Comunicación- se basa en esta suprema fragilidad que es sentir la necesidad del amor, de amar y ser amado, de dar y darse. Aquí está la raíz de toda comunicación. Por eso no basta con la conexión”.
Los riesgos de las comunidades de las redes sociales
En su conferencia, Paolo Ruffini se centró en las comunidades de las redes sociales. Como escribió el Papa Francisco en su mensaje para la 53ª Jornada de las Comunicaciones Sociales, estas redes no son automáticamente sinónimo de comunidad: “Con demasiada frecuencia su identidad se basa en la oposición al otro, a los que son ajenos al grupo”. “Con demasiada frecuencia se definen por lo que divide y no por lo que une. Da lugar a la sospecha y al desahogo de todo tipo de prejuicios (étnicos, sexuales, religiosos y otros)”. “Y lo que debería ser una ventana al mundo se convierte en un escaparate en el que mostrar el propio narcisismo”.
Un nuevo humanismo
El reto del buen periodismo, que es también el reto de SIGNIS, es “encontrar nuevos caminos para una nueva comunicación”, contaminar los géneros y los lenguajes “centrándose en el diálogo y no en el marketing de las ideas, en la inteligencia como categoría moral y no en el moralismo fanático de la multitud”.
“Es necesaria la creatividad -como dijo recientemente el Papa en Quebec- para llegar a las personas allí donde viven, encontrando oportunidades de escucha, diálogo y encuentro. Tenemos que volver a la esencialidad y al entusiasmo de los ‘Hechos de los Apóstoles’. Los comunicadores católicos, los periodistas católicos, todos los hombres y mujeres de buena voluntad comprometidos “en el difícil y grandioso frente que es la comunicación pueden ser protagonistas de un nuevo humanismo, encarnado en comunidades activas y participativas, ejemplo de una nueva idea de ciudadanía”.
El Congreso mundial de SIGNIS se realizará hasta el viernes 19 de agosto, en Seúl, Corea, sobre el tema “Paz en el mundo digital”
Redacción: SIGNIS ALC, con información de Vatican News