Frei Betto*- Fidel cumplió 90 años el sábado 13 de agosto. Estuve en su casa, en La Habana, acompañado por Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado de Cuba.
El líder revolucionario nos recibió en compañía de su esposa Dalia, mientras sorbía lentamente una sopa y miraba los Juegos Olímpicos por televisión. Le llevé de regalo unos chocolates brasileños y la nueva edición en portugués de “Fidel y la religión”.
Hice una oración dando gracias a Dios por el don de su vida, que salvó tantas vidas al erradicar de su país el analfabetismo, la clamorosa desigualdad social y la criminalidad endémica. Hoy día el índice de mortalidad infantil en Cuba es de apenas 4 por mil nacidos vivos. (En el Brasil son 15). Y gracias a la solidaridad cubana hay médicos y profesores sirviendo en más de 100 países, por lo general en las áreas más pobres y remotas.
No se tiene memoria de que haya otro jefe de Estado que haya tenido más atentados que Fidel. Según el general Fabián Escalante, estudioso del tema, fueron más de 600, de los cuales 167 estuvieron muy cerca de consumar el asesinato. Todos ellos preparados por la CIA, que planeó desde tenerlo como punto de mira hasta cigarros impregnados de veneno letal.
Si Fidel escapó de todos ellos y es el primer revolucionario que conmemora sus nueve décadas de existencia no es debido a ningún milagro. Se debe a los servicios de inteligencia cubanos, que lograron infiltrar agentes entre los conspiradores. O contaron con la contrainformación voluntaria de funcionarios de la CIA y del FBI solidarios con la Revolución Cubana y cuyas identidades nunca fueron reveladas.
Fidel manifestó su preocupación por el incremento de las armas nucleares. Los Estados Unidos decidieron hace poco aumentar su arsenal en Alemania. Al final de la tarde nos reencontramos en el teatro Karl Marx. Sentado entre Raúl, su hermano, y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, Fidel celebró allí su cumpleaños, rodeado de familiares y de más de mil espectadores.
La fiesta, que duró exactamente una hora, fue sorprendente. No hubo ningún discurso, ni proselitismo ideológico. Medio centenar de niños escenificó un aula de clases, en la cual los alumnos cantaron y recitaron poemas, estableciendo un parangón entre Fidel y José Martí, el gran inspirador de la Revolución Cubana. Como telón de fondo se proyectaron imágenes de las luchas que ambos empreña dieron. Martí por la independencia de Cuba, a fines del siglo 19. Fidel por la soberanía de la isla, a mediados del siglo 20. Una niña hizo entrar en la clase a su abuelo, Omara Portuondo. Aunque tenía 85 años, su voz envolvente conmovió al público. Después la participación virtual de Silvio Rodríguez, cuyas canciones coincidieron con la proyección de imágenes de Fidel desde su infancia hasta la guerrilla de Sierra Maestra, en el gobierno de la isla y al lado de figuras históricas, como el Che Guevara y los papas Juan Pablo 2, Benedicto 16 y Francisco.
Al retirarse, ovacionado por el público, Fidel saludó a viejos compañeros que participaron en la victoria de la Revolución el 1 de enero de 1959, y a la nueva generación de dirigentes cubanos. Parecía feliz con las conquistas de un pueblo que, desde hace 57 años, desafía y frustra todas las previsiones que, fuera de Cuba, preconizan el fracaso del socialismo en la isla.
Frei Betto es escritor, autor de “Reinventar la vida”, entre otros libros, (18.08.16)
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