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SIGNIS ALC

25 octubre 2021

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Gloria Cecilia Narváez, la monja colombiana que sobrevivió a Al Qaeda

Gloria Cecilia Narváez, la monja colombiana que sobrevivió a Al Qaeda

“Es un homenaje qué le hacemos a la vida. Gracias a Dios, la hermana está nuevamente nosotros”. Así expresó a SIGNIS ALC Edgar Narváez, hermano de la religiosa colombiana Gloria Cecilia Narváez, recientemente liberada el 09 de octubre y que estuvo secuestrada en Mali (África) por casi cinco años por una célula yihadista de Al Qaeda.

 

Edgar ha asegurado que su hermana empezó su vocación muy joven en el barrio donde vivían, San Felipe, en Pasto, capital del departamento de Nariño, al sur de Colombia: “Ella preparaba para la primera comunión y alfabetizaba a los niños”. Luego decide escribir una carta a las religiosas franciscanas de María Inmaculada.

 

“Nosotros nacimos en Buesaco. Nuestros padres luego decidieron mudarse a Pasto. Somos cuatro hermanos, dos mujeres y dos hombres. Crecimos en un ambiente de mucha devoción. Mi madre en esa época trabajaba en Telecom, mi padre era un comerciante”, explica el profesor de filosofía.

 

Gloria Cecilia nace un 25 de septiembre de 1962. Es la tercera del matrimonio de Felix Marino Narváez y Rosa Argoty de Narváez. “Ella fue una mujer muy dedicada a su estudio, a la religión y desde pequeña siempre tuvo la idea de ayudar a los niños más necesitados”, relata Edgar.

 

Al servicio de los niños

 

En 1982 ingresa formalmente al convento de las franciscanas de María Inmaculada, una congregación fundada por la Madre Caridad Brader Zahner, en Túquerres, en el mismo departamento de Nariño. Allí en 9 años de estudios destacó por su empatía, fortalece y sencillez. Hasta lograr los votos perpetuos en 1989. Luego se titula como docente en la Unimariana de Pasto con algunos estudios en enfermería.

 

Fue rectora en algunos colegios de la zona. Luego su comunidad decide emprender proyectos fuera de Colombia. “Cuando la madre superiora le preguntó dónde quería estar, ella le dijo que no quería estar en Colombia”. Fue así entonces como en 2002 se embarca en la misión hacia Beni en África.

 

“Estuvo 8 años allá y volvió a Colombia a la casa acá en Pasto y estuvo un mes de vacaciones, nuestra sorpresa fue que ella quería volver a África. Nosotros nos sorprendimos, porque es un continente muy alejado de nosotros y segundo es un continente muy pobre, lleno de necesidades, y enfermedades”, recuerda su hermano.

 

Lo cierto es que comenzó a misionar en Mali hasta que el 7 de febrero de 2017 fue secuestrada en una aldea de Karangasso, a 400 kilómetros de la capital. Un grupo de yihadistas llegó por las hermanas más jóvenes para ponerlas en venta entre los diversos grupos terroristas. “Entonces mi hermana, que es la mayor, les dice que se le lleven a ella, que no le hagan nada a las jóvenes”, apuntó.

 

1.600 rosarios por su liberación.

 

Pasaron cuatro años, ocho meses y dos días. En ese ínterin pasaron muchas angustias los Narváez Argoty y la comunidad de las franciscanas. “Nuestra madre hizo 1.600 rosarios por su liberación”. Así vivió Rosa –cuenta su hijo– el cautiverio de Gloria, de hecho “lo más duro de todo esto fue contarle que nuestra madre había muerto hace un año”.

 

“Mi madre era como mi amiga más que mamá era como mi compañera. Una señora de buen carácter, creo que de ahí lo heredó Gloria, muy amable, buena gente, con un corazón enorme, mi madre nunca tuvo problemas con nadie. Antes de morir mi madre me decía: ‘cuando yo no esté, dígale que yo la estuve esperando, dígale que la estuve rezando, recíbanla con todo el cariño, con todo el amor que yo la iba a dar y no pude”, mencionó Edgar.

 

El hombre está feliz, ya ha conversado con su hermana: “Yo hablamos, está agradecida por las oraciones de todos los colombianos. Yo le contaba que acá esto es una locura, cuando tú vengas acá te darás cuenta que tú eres famosa, te van a hacer homenajes en todas partes. Me dijo: ‘yo no quiero eso, solamente quiero llegar a descansar ver a mi familia y vivir una vida normal’. Hablamos de todo. Es la misma de siempre, este capítulo amargo no que quitó la alegría”.

 

Sobre su encuentro con el Papa Francisco ha dicho que no se esperaba esto, inclusive “el propio Santo Padre envió un avión a Mali para recogerla, cuando la montaron no pensó que era su liberación, creía que había sido vendida a otro grupo”. Sigue en el Vaticano con apoyo psicológico y haciendo la cuarentena para luego recibir las vacunas contra el covid-19.

 

El abrazo entre hermanos está más cerca, cuando este 24 fue la celebración del Domingo Mundial de las Misiones: “Ella es un ejemplo de valor, de constancia, de hacer las cosas con amor y más que todo de ayudar a los demás sin pedir nada a cambio”, apostilla su hermano Edgar.

 

Redacción: Ángel Alberto Morillo, corresponsal de SIGNIS ALC en Colombia

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