“La comunicación puede transformar la mente y los corazones”: Juan Díaz Bordenave
Asunción, Paraguay.- El 5 de febrero se recordó un aniversario más del natalicio del precursor y máximo referente de la comunicación democrática y participativa, el comunicólogo paraguayo Juan Diaz Bordenave. El Instituto Latinoamericano de Comunicación que lleva su nombre, y del que es parte la Asociación de Comunicadores Católicos de Paraguay, SIGNIS Py, y SIGNIS ALC, compartió en sus cuentas de redes sociales el recuerdo del nacimiento de Juan Diaz Bordenave, un 5 de febrero de 1926, en la ciudad paraguaya de Encarnación.
El teórico de la comunicación fue uno de los pioneros en proponer un modelo de comunicación democrática, que debe caracterizarse por la coherencia del comunicador. “Para él había que ser coherentes, para ser promotores de una comunicación alternativa, y más aún de imaginar otros caminos posibles para el aprovechamiento de la palabra”, recordó el comunicador boliviano José Luis Aguirre.
Según la propuesta de Bordenave, “Tenemos que ser coherentes y auténticos, sino corremos el riesgo de la falta de congruencia. Uno de los principales enemigos de cualquier liberación y así de la conciencia crítica (…) es más… para hablar del concepto liberación debemos ver que la liberación comienza con cada uno de nosotros. Hubo un tiempo en el que yo creía, como muchos de ustedes, en la liberación colectiva, en la masa que se rebela. Me doy cuenta hoy, que si no hay una liberación individual (primero), no se puede pretender la libertad social, es de ahí que los individuos liberados, pueden perfectamente liberar a la sociedad y por ende al mundo” (Bordenave. La Paz. 1997).
De las propuestas del maestro de la comunicación participativa y dialógica, Juan Diaz Bordenave, se destaca su insistencia en la exigencia de la coherencia, pues según decía, “La autenticidad es ser uno mismo, no imitar ni a Paulo Freire, ni a otros. Y si uno me pregunta, ¿qué significa ser uno mismo?. Les diría, que es ser coherente”, recordó José Luis Aguirre.
