Las tecnologías digitales no son meras herramientas. Ellas hacen accesible a muchas personas lo mejor que la humanidad ha sido y es capaz de producir. Todo depende del arbitrio de cada uno, o como, el por qué y para qué se hacen uso. Merecen especial atención los posibles cambios provocados por ellas en la vida humana diaria, pues los procesos de creación y mantenimiento de lazos sociales pueden ser diferentes.
El advenimiento de las redes y las redes sociales favoreció el surgimiento de un ambiente innovador, donde se desarrollan reuniones, conocimiento y ocio. Ellas favorecen la imposición de estándares de comportamiento social, a veces generando también preocupación.
El acelerado desarrollo tecnológico ciertamente brinda innumerables posibilidades de recursos, interacción y comodidad. Sin embargo, somete a todos a dispositivos de control y vigilancia que perjudican la libertad, la seguridad y la verdad, al tiempo que promueve la aparición de instrumentos de control y beligerancia de todo tipo.
La situación de distanciamiento social, impuesta por la pandemia de coronavirus, probablemente consolidará entornos digitales tales como espacios para el trabajo, el ocio, la interacción, los debates sociopolíticos y económicos y vivencia religiosa. Las oportunidades de ocupación que ofrecen las tecnologías digitales no pueden ignorar la dimensión personal y social del ser humano, y saludar el cultivo de la olteridad, con sus riesgos y desafíos.
Los medios digitales, con sus ambientes, proporcionan un nuevo contexto existencial y, consecuentemente promueven una transformación antropológica. La fe cristiana acompaña con interés tal desarrollo, atenta a la necesidad de promover la verdad y la libertad, así como a responder adecuadamente a los desafíos de hacer que sus contenidos sean cada vez más comprensibles y accesibles.
Por esta razón, la Iglesia, al estar presente en entornos digitales, un espacio donde cada vez más personas están presentes desarrollando conocimientos y relaciones, se empeña por integrar el mensaje del Evangelio en esta “nueva cultura” creada, desarrollada y promovida por instrumentos digitales.
Obispo Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre y primer vicepresidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
Artículo publicado originalmente en el sitio de SIGNIS Brasil. Traducción libre de SIGNIS ALC
