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La felicidad

Cecilia Maritza Tenorio Pereyra*.- ¿Quién no ha experimentado en algún momento de su vida la felicidad? ¿Quién no quisiera volver a sentir y experimentar esa sensación tan agradable? Sin lugar a duda todos estamos en búsqueda de la felicidad, pero esta felicidad no es gratuita, ni se expresa de la misma manera en todas las personas.

La felicidad es un concepto que ha evolucionado a lo largo de la historia. Para entender mejor esta idea es necesario remontarnos, por un momento, al pasado para regresar nuevamente al presente.

En la época antigua, Aristóteles sostenía que el fin de la ética es la felicidad, es decir, la búsqueda del bien común. Posteriormente, en la época moderna, Kant planteaba que “la felicidad, más que un deseo, alegría o elección, es un deber”.

En otras palabras, la felicidad es un deber que todo ser humano merece en la medida que es un ser libre y responsable de sus acciones y de lo que esto puede generar para alcanzar un estado de bienestar.

En la época contemporánea la felicidad se ha vuelto un criterio que mide una serie de variables económicas y sociales. Un claro ejemplo de ello es el Ranking mundial de la felicidad 2016 de las Naciones Unidas. De acuerdo a este Ranking, Perú ocupa el puesto 64 de 156 países.

El resultado de este estudio se elaboró tomando en cuenta ocho indicadores de medición: (1) Producto interior bruto per cápita, (2) apoyo social, (3) esperanza de vida, (4) libertad de tomar decisiones, (5) generosidad, (6) percepción de la corrupción, (7) afecto positivo y (8) afecto negativo.

Más allá de la pertinencia o no de estos indicadores, la felicidad no puede estandarizarse en criterios que no se adecuan a la realidad de todos los países por igual. Cada persona le atribuye un valor diferente y particular a lo que denomina felicidad. Para algunos, la felicidad se encuentra en lo económico y material, para otros en lo espiritual, etc. Cada uno vive y experimenta la felicidad a su manera. Sin embargo, existen factores sociales y culturales que influyen en los ideales de la felicidad.

Aquí hablaremos del concepto de felicidad que el Papa Francisco anunció en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud 2016. Durante su mensaje les recordó a los jóvenes que la “voluntad de Dios es nuestra felicidad” ¿A qué se quiso referir con esta frase?

A que Dios envió a su hijo para enseñarnos a amar y ser amados. Es decir, a tener la capacidad de sentir felicidad cuando somos solidarios con los demás, cuando sabemos perdonar al prójimo, cuando buscamos la justicia, etc. Pero la felicidad también es una tarea interior ya que, si no nos queremos a nosotros mismos, difícilmente vamos a querer a los demás.

En conclusión, a lo largo de la historia se han planteado diferentes conceptos sobre la felicidad, algunos asociados al bien común, otros al bien personal, y otros al bien económico y social.

Sin embargo, Dios nos enseñó que la auténtica felicidad se encuentra en la capacidad de amar y ser amados. Como laicos estamos llamados a abrir nuestros corazones y seguir el ejemplo que Jesús nos enseñó.

* Bachiller en Ciencia Política por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Compartido por el diario La Republica, de Perú.

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