24 de febrero: Miércoles de la 1° semana de Cuaresma
Los signos de Dios en nuestra casa común
Petición de Gracia
Al comienzo de cada día, busco entrar en un clima de oración y rezo:
Señor, en este tiempo favorable para volver el corazón a tus sueños para la humanidad y a todas tus creaturas, te pedimos luz para reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestras relaciones contigo, con las personas, con el mundo que es nuestra casa común y con nosotros mismos. Ayúdanos a redescubrir el sentido de la vida en la alabanza y la contemplación agradecida de la Creación, en la salida de nosotros mismos hacia los que más sufren y se sienten solos, especialmente en estos tiempos de pandemia, y en la construcción de tu reino de justicia y paz, tejiendo redes de solidaridad y fraternidad entre todos los pueblos y culturas de esta inmensa región panamazónica y del mundo entero.
En particular, hoy le pido… (presente su petición personal). Amén.
Escuchando la Palabra que nos guía
Aumentaba la multitud por la gente que llegaba y Jesús empezó a decir: “La gente de este tiempo es gente mala. Piden una señal, pero no tendrán más señal que la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, de igual manera el Hijo del Hombre será una señal para esta generación. La reina del Sur resucitará en el día del Juicio junto con la gente de hoy y los acusará, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes mucho más que Salomón. Los habitantes de Nínive resucitarán en el día del Juicio junto con la gente de hoy y los acusarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí ustedes tienen mucho más que Jonás”.
(Lc 11,29-32)
Reflexionando con Laudato Si’
Como en el tiempo de Jesús, muchas personas siguen viviendo hoy una religión basada en la búsqueda de signos espectaculares, curaciones milagrosas y poderes extraordinarios para creer que Dios está en medio de nosotros, cuando en verdad bastaría con contemplar la naturaleza para estar seguros de su presencia. Al fin y al cabo, “todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios. La historia de la propia amistad con Dios siempre se desarrolla en un espacio geográfico que se convierte en un signo personalísimo” (LS 84). Por eso el Papa Francisco nos enseña que “escapamos del mundo ni negamos la naturaleza cuando queremos encontrarnos con Dios” (LS 235), sino que hacemos todo lo contrario, buscando y encontrando a Dios en todas sus criaturas, en esta casa común donde todo está interconectado. Ser conscientes de ello nos hace ser más agradecidos por el don de la vida y de la Creación, pero también más comprometidos con su defensa, especialmente allí donde está más amenazada, como ocurre en tantas partes de la Amazonia.
Avanzando hacia aguas más profundas
Después de un momento de silencio…
A la luz del texto bíblico y de las palabras del Papa Francisco, busco profundizar mi experiencia de encuentro con el Señor, trayendo a mi oración la realidad concreta en la que estoy involucrado, la situación que atraviesa el mundo, la región pan-amazónica, mi ciudad o comunidad, la Iglesia, etc.
Trato de percibir los llamados de cambio que Dios me hace y le pido fuerza para concretarlos, para que mi alabanza a Él se manifieste en obras concretas de compromiso por la vida, en la defensa de nuestra Querida Amazonía, de sus pueblos y de los pobres de la Tierra.
Concluyo con un Padre Nuestro y un Ave María…
Frase para seguir reflexionando en este día
“El Sínodo de la Amazonía se convierte así en un signo de esperanza para el pueblo amazónico y para toda la humanidad. Es una gran oportunidad para que la Iglesia pueda descubrir la presencia encarnada y activa de Dios”.
(Instrumentum Laboris del Sínodo para la Amazonía, 33)