El hallazgo de 19 cuerpos –entre los que están mujeres y niños– en las costas de Güiria, estado de Sucre, nororiente de Venezuela, ha puesto nuevamente sobre el tapete la desesperación de una población que huye de un país azotado por una crisis social, económica y política sin precedentes.
Estas personas zarparon con rumbo a Trinidad y Tobago el 5 de diciembre. Tras ser deportados por las autoridades de la isla, zozobraron, por ello la Iglesia venezolana ha repudiado lo sucedido en un comunicado: “La conducta de las autoridades de la república de Trinidad y Tobago es inaceptable por incurrir en una transgresión del deber de no devolución”.
Además han irrespetado el Derecho Internacional, puesto que “una persona no puede ser rechazada en la frontera o expulsada de otro país sin un análisis adecuado e individualizado de su petición”, han señalado.
Diversas reacciones
El gobierno, a través del canciller Jorge Arreaza, ha dicho que lo sucedido se debe al tráfico de personas a las que son víctimas venezolanos. Por ahora ha informado que están realizando las investigaciones del caso.
No obstante desde la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia de Obispos han pedido a las autoridades venezolanas aceptar su cuota de responsabilidad y “adoptar las medidas necesarias para la no repetición y la reparación integral de las violaciones a los derechos humanos de las personas migrantes”.
En una nota luctuosa, Cáritas Venezuela ha lamentado lo ocurrido: “Eran migrantes que se aventuraron al mar tras el anhelo de una mejor vida, pero que se sumergió para convertirse en luto”.
La noche del 14 de diciembre, feligreses realizaron una procesión en memoria de los fallecidos organizada por Cáritas Carúpano, jurisdicción eclesial donde fueron hallados los cuerpos.
Un Estado fallido
Rafael Luciani, asesor del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), ha dicho a SIGNIS ALC que “estos son los frutos tan deshumanizadores e indignantes de un modelo económico y un sistema político socialista que muchos/as no quieren criticar para no reconocer su fracaso”.
Con ello el teólogo venezolano echa por tierra las tesis del bloqueo económico de EEUU, que sectores gubernamentales esgrimen para justificar la crisis, por lo cual asegura que “intelectuales y políticos ni siquiera reconocen que los pobres han sido las primeras víctimas y perseguidos de los regímenes socialistas como el de Maduro en Venezuela hoy o el cubano, padeciendo la muerte por ejecuciones extrajudiciales o al migrar forzosamente por hambre”.
Redacción de Ángel Alberto Morillo, corresponsal de SIGNIS ALC en Colombia