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Monseñor Proaño,

SIGNIS ALC

31 agosto 2017

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Monseñor Proaño, comunicador de la Paz

Monseñor Proaño, comunicador de la Paz

Los indígenas despertaron de su sueño de siglos. No solo pusieron interés en aprender a leer y escribir, sino también en escuchar otros programas y en participar ellos mismos en la presentación de cantos, de música y de recitaciones…

En febrero de 2010, en el marco del Mutirao Latinoamericano y Caribeño de Comunicación (IV COMLAC), que tuvo lugar en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación, OCLACC (actualmente SIGNIS ALC), entregó el Premio “Comunicador de la Paz”, en la categoría In Memoriam, a dos grandes profetas latinoamericanos: a Monseñor Leonidas Proaño Villalva, de Ecuador, y a Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

 

Una vez que se conoció la convocatoria para postular a los candidatos que aspirarían ser reconocidos como “Comunicador de la Paz”, por la OCLACC (SIGNIS ALC), la Asociación  Católica de Comunicación del Ecuador, SIGNIS Ecuador, bajo la presidencia del comunicador José Mármol, presentó la candidatura de Monseñor Proaño, el recordado Obispo de los Indios, en consideración a los múltiples aportes a la comunicación que entregó Taita Leonidas, como cariñosamente le llamaban los indígenas de Chimborazo a Monseñor Proaño.

 

Tan pronto SIGNIS Ecuador presentó la candidatura, la Fundación Pueblo Indio del Ecuador, que fue instituida por Monseñor Proaño, así como la Diócesis de Riobamba y quien en ese entonces era su Obispo, Monseñor Víctor Corral Mantilla, adhirieron a dicha postulación.

 

Así también, se emprendió en una breve campaña de difusión a escala nacional e internacional para lograr el respaldo de cientos y cientos de ciudadanos de todo el mundo que en pocos días coparon el buzón electrónico de SIGNIS Ecuador y de la Fundación Pueblo Indio, con mensajes que pedían se declare como Comunicador de la Paz a Monseñor Proaño.

 

En la fundamentación para aspirar el reconocimiento como Comunicador de la Paz para Monseñor Proaño se expuso varias citas del propio Obispo de los Indios, en su libro “Creo en el Hombre y en la Comunidad” que recuerdan varios de los aportes que hizo en el ámbito de la comunicación y los medios de comunicación, tanto como de su faceta de comunicador por excelencia.

 

Las citas fueron seleccionadas del Capítulo II del Libro, porque las iniciativas de comunicación están vinculadas a un grupo. Monseñor Proaño vivió tan intensamente la amistad que escribe: “La amistad es fecunda”, que ahora lo recordamos:

 

Dice Monseñor Proaño: “En este capítulo escogeré, sin sujeción estricta a la cronología, iniciativas y hechos que continúan un proceso, aunque no previsto por la mente humana. Me parece ver que Dios, a través de la vida, me ha ido llevando a lo largo de este proceso.”

 

El Centro Cultural

 

“… Mi primera experiencia en la organización de grupos se realizó en las primeras vacaciones de estudiantes, en el Seminario Mayor de Quito. Cuando regresé a mi pueblo tomé la iniciativa de invitar a un grupo de jóvenes, con el que constituimos el Centro Cultural. Estaba formado por unas 30 personas. Cada domingo, en horas de la noche, les dictaba alguna conferencia de carácter social y cultural.  Así funcionó este Centro durante todos los años de mi permanencia en Quito. Cuando fui ya ordenado sacerdote y designado como profesor para el Seminario Menor de Ibarra, continué con mi programa de conferencias todos los domingos…”

 

Y es que, desde joven Monseñor Proaño se sentía atraído por la COMUNICACIÓN. Siendo seminarista en Quito, buscó compañeros y amigos con quienes llevó a cabo la publicación de la Revista EXCELSIOR. Así recuerda el propio Monseñor: “Poco a poco fuimos descubriéndonos con inquietudes semejantes algunos estudiantes del Seminario Mayor de Quito, aunque éramos de diversos cursos … Así, nació la idea de publicar para conocimiento interno, una revista. No necesitamos pensar mucho para bautizarla con el nombre de “Excelsior”. Los primeros números fueron escritos a mano… Obtuvimos, del Rector del Seminario, el permiso de leer cada número, a la hora del desayuno a todos los seminaristas…”

 

“… Logramos el obsequio de un viejo mimeógrafo y la revista podía adquirirla el que quisiera… Logramos, más tarde, con ocasión de uno de los grandes aniversarios de fundación del Seminario Mayor de Quito, la publicación por la imprenta de un número extraordinario de “Excelsior”. Extraordinario, por haberse publicado en la imprenta. Extraordinario, por el número de sus páginas. Extraordinario, por las ilustraciones. Hasta por la calidad del papel. Estuvimos orgullosos de este número. Nos esmeramos en la elaboración de nuestros artículos y poesías…”

 

Luego de ser ordenado sacerdote, el entonces padre Leonidas Proaño constituye un nuevo grupo de amistad, llamado El Cuadrilátero, con el cual emprende una nueva aventura de comunicación; además de dar los primeros pasos con la JOC.

 

“… En las reuniones con el Deán de la Catedral, Mons. Elías Liborio Madera, empezamos a pensar en la publicación de una revista. Maduramos el proyecto.  Pedimos la autorización del señor Obispo. Y nos lanzamos a sacar a luz el primer número el 13 de mayo de 1942. Debía aparecer cada dos meses. Salieron algunos números. No pudimos sostenerla desde el punto de vista económico. Con todo, este trabajo de escritores nos ayudó muchísimo para cohesionarnos más…

 

… Eran esos los años de mucho entusiasmo en la Diócesis de Ibarra y en el Ecuador, por organizar la Acción Católica… El movimiento adquirió, durante los primeros años, un auge   Extraordinario: Reuniones. Concentraciones. Congresos.  Un periódico…

 

“… Como capellán de la escuela de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, pensé en la utilidad de un periódico infantil. Lo llamé “Granitos de trigo”. El periodiquito  alcanzó un tiraje de 3.000 ejemplares. Los niños escribían cartas y respuestas a cuestionarios que les hacía a través de sus páginas….”

 

Luego de El Cuadrilátero, surge  “La Cardijn”. Empieza siendo Librería; eligen el nombre en honor al fundador de la JOC, el entonces canónigo José Cardijn, y acaba generando un grupo de amistad, nuevamente con ansias de COMUNICACIÓN.

 

“… Carlos Suárez Veintimilla y yo, después de haber constatado la necesidad de una librería de orientación católica, concebimos la idea de fundar una que, además de llenar esta necesidad, promoviera entre los habitantes de la ciudad y de la provincia el gusto por la lectura.”

 

Durante la preparación de un ascenso a la montaña con el grupo Cardijn, hace esta reflexión: “… Una grande e inexplicable alegría me embarga. Me siento luminoso, entusiasta. Veo, amo y agradezco. Quiero comunicarme. Es la armonía la que reina en estos momentos en mi espíritu.

 

En este estado de ánimo preparo nuestra excursión. Dos cosas se me ocurren que debemos hacer allá arriba:

 

1) empaparnos de varios textos bíblicos  y evangélicos que hablan de los montes, para descubrir el sentido de elevación espiritual que hay en ellos,

 

2) situar bien a La Cardijn y planear su marcha: tratamos de apoderarnos de la ciudad para Cristo. ¿Un periódico para pronto que sirva a la Cardijn, a la JOC, a la A.C.  en general?…”

 

Este deseo, quizás el sueño de Monseñor Proaño, se plasma en el periódico: La Verdad.

 

“… empezamos a soñar en un periódico que fuera instrumento de esa gran ambición de apoderarnos de la ciudad para Cristo…

 

… Conforme avanzaba en edad y experiencia, iba viendo con claridad que debíamos compaginar, en nuestra vida, el sueño con la realidad, lo grande con lo pequeño, lo ideal con la práctica.

 

… Si he dicho que queríamos apoderarnos de la ciudad para Cristo, era porque soñábamos con una ciudad cristiana en todo el sentido de la palabra. Los libros que difundíamos tenían ese sentido. El periódico con que soñábamos tenía el mismo sentido, el mismo anhelo…

 

“… Nuestro deseo de tener un periódico era tan grande… … resolvimos sacar a máquina un periódico semanal que nos sirviera de ensayo. Le pusimos el nombre de “La Verdad”…

 

… Al cabo de pocos meses, nos creímos en posibilidades de sacar a luz el periódico como semanario. Vio la luz pública el semanario “La Verdad” el 14 de mayo de 1944…

 

… El semanario se convirtió después en bisemanario. Tuvo que suspenderse su publicación por más de un año, a causa del déficit económico que dejaba, Volvió a salir para transformarse luego en diario…”

 

Luego, una vez que fue Obispo de Riobamba, narra una experiencia que lo identifica como un verdadero Comunicador de la Paz.

 

“… Otra experiencia interesante de organización de grupos fueron las ASAMBLEAS CRISTIANAS…

 

… Las Asambleas Cristianas funcionaron una vez por semana durante algún tiempo…

 

… Llegada la época del año prevista, tiempo de Cuaresma y tiempo de Adviento, desde la emisora de Escuelas Radiofónicas Populares, hacía yo la lectura y un breve comentario de un texto del Evangelio. Terminaba proponiendo algunas preguntas. Las personas congregadas en las casas reflexionaban alrededor de las preguntas y asimilaban así el Mensaje del Evangelio. El presidente o la presidenta coordinaba y moderaba las intervenciones. Un secretario o secretaria tomaba nota de las diversas intervenciones y de las conclusiones a que llegaban. La persona encargada de tomar estas notas debía enviárselas al día siguiente…

 

… Llegaron, así, a reunirse alrededor de 250 grupos…

 

… Uno de los resultados de las Asambleas Cristianas fue, como la comentaba la misma gente, el conocimiento y aprecio mutuo entre vecinos.: “antes, aunque vecinos, no nos conocíamos, apenas nos saludábamos. Ahora nos conocemos mejor, somos amigos y estamos dispuestos a ayudarnos unos a otros”. …”

 

A simple vista, parecía que el tema del  CEAS, poco o nada tendría que ver con la faceta de Comunicador de la Paz, y sin embargo se encontraron datos interesantes.

 

“… Aparte de este proceso de formación de grupos que fueron naciendo sucesivamente desde la aparición del equipo sacerdotal “Juan XXIII”, desde la misma perspectiva de organización de grupos, pero ya con finalidades más específicas, debo referirme en primer lugar al Centro de Estudios y Acción Social (CEAS)

 

… Nunca tuve ocasión, mientras fui sacerdote, de salir fuera del país, a no ser a las poblaciones fronterizas de Colombia. Siendo ya Obispo, por decisión de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana  y con su auspicio, en calidad de delegado, realicé mi primer viaje a Europa, para tomar parte en dos Congresos Internacionales: uno de prensa católica y otro de apostolado de los laicos. El primero se realizó en Viena. El segundo, en Roma. Fue en el año 1957.

 

Al pasar por Suiza, Visité las oficinas de la Organización Internacional del Trabajo…”

 

El viaje le sirvió a Monseñor para establecer contactos que le ayudaron en la conformación del CEAS, desde el que se sigue ayudando y acompañando a los indígenas en su búsqueda de mejores condiciones de vida. Eso es trabajar por y para la Paz.

 

“… Entablamos correspondencia con este profesor de la Universidad de Lovaina, a quien conocí solo más tarde…

 

… Al final, tomó él la resolución de venir hasta Riobamba, para dirigir un curso de dos meses de duración, dictado en horas de la noche, sobre Política de Desarrollo y Cooperativismo…

 

… El curso se realizó el verano de 1960.  Participaron alrededor de treinta jóvenes de Riobamba, hombres y mujeres. Como conclusión del curso, se pensó en organizar una institución promotora de cooperativas. Así nació el CEAS. Dieron su nombre a la organización unos dieciocho jóvenes…”

 

En el folleto 30 Años de Caminar del Centro de Estudios y Acción Social “C. E. A. S.” Tres Décadas de Labor junto al Pueblo 1960 – 1990 (Diagramación e Impresión: Editorial Pedagógica “Freire”, Princesa Toa 45-53 y Avda. de la Prensa – Tel. 964063 Riobamba – Ecuador. 1991) se encuentran interesantes datos que tienen que ver también con el perfil de comunicador de Monseñor Proaño.

 

Precisamente, en un capítulo de este folleto, escrito por César Altamirano H., y titulado La “Radio Promoción” en la Provincia de Chimborazo, se lee: “El Centro de Estudios y Acción Social “CEAS” fue fundado por Monseñor Leonidas Proaño V., Obispo de la Diócesis de Riobamba, hace treinta años.

 

El “CEAS” para realizar y desarrollar sus trabajos implementó hace veinte años la Radio Promoción”…

 

Así también, en otro capítulo del folleto en referencia, titulado El “C. E. A. S.” y su caminar de 30 años, escrito por  Napoleón Jaramillo L., se dice: “La presencia de la Emisora “Radio Promoción” jamás ha estado ausente de los oídos atentos de los indios; se ha definido como una Emisora educativa, con una programación en su propio idioma, para ser la expresión de su pensamiento, del rescate y la defensa de sus valores culturales; en una frase: ser la voz del marginado.”

 

Pero quizás una de las obras que se constituye como referente de su aporte a la comunicación, y desde la cual demuestra su misión como Comunicador de la Paz, fue la creación de Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador.  Pues Monseñor Proaño entró de lleno en la emisora y  él mismo llevaba su programa  semanal HOY Y MAÑANA  con el que mantenía diálogo continuo con su pueblo.

 

También semanalmente se acercaba a su feligresía, a través de la Misa Dominical que transmitía ERPE; lo más significativo de sus homilías es que eran dialogadas; extraía toda la sabiduría en base a preguntas claves. De las palabras de la gente sencilla surgía la homilía y la enseñanza dominical.

 

Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador (ERPE)

 

Relata Monseñor Proaño que “… El Ecuador tenía y tiene aún un alto porcentaje de habitantes analfabetos. El porcentaje es tan alto en esta provincia, porque la gran mayoría de los indígenas no han recibido el beneficio de la escuela.

 

Para salir al frente de esta necesidad tan grave, siguiendo el ejemplo de Radio Sutatenza de Colombia, concebí el proyecto de Escuelas Radiofónicas Populares para la provincia del Chimborazo

 

… Hubo que recorrer un largo y doloroso calvario. No contaba con medios financieros. Pedí ayuda a quienes podían dármela en la misma provincia del Chimborazo. Conseguí muy poco. Empezaron más bien las críticas. Pedí limosna, en compañía de dos sacerdotes de la Diócesis, en las puertas de las iglesias de Colombia, después de haber explicado la necesidad y el proyecto. También fue insuficiente el dinero que conseguí por este camino. Hubo que acudir a organizaciones extranjeras que empezaban a prestar ayuda a proyectos de desarrollo.

 

Con esta ayuda, nacieron Escuelas Radiofónicas Populares: una emisora de onda corta y de un kilovatio de potencia en antena; todo el equipamiento necesario para grabaciones y emisiones; 10 radio-receptores. Empezamos con 10 escuelas. Pronto se fundaron escuelas en número creciente, no solo en la provincia del Chimborazo, sino también en otras provincias del país….

 

… Para el funcionamiento de Escuelas Radiofónicas Populares, fue menester integrar en la organización un número creciente de personas y más todavía cuando se fueron creando servicios tales como: dispensario médico, hospedería, taller de reparaciones, periódico, una cooperativa dirigida de ahorro y crédito agrícola…

 

El periódico se llama JATARI

 

… Los indígenas despertaron de su sueño de siglos. No solo pusieron interés en aprender a leer y escribir, sino también en escuchar otros programas y en participar ellos mismos en la presentación de cantos, de música y de recitaciones… este despertar de los indígenas continuó creciendo a nivel nacional, sin desconocer por esto la acción de otras diócesis y también de instituciones como la Misión Andina y otras del Estado.

 

… También esta organización obtuvo personería jurídica y alcanzó su propia madurez para no necesitar del apoyo permanente del Obispo…

 

…En muchas ocasiones, he oído hablar a los mismos campesinos de “la familia de Escuelas Radiofónicas Populares”.

 

“… Obligado en cierta manera a echar una mirada retrospectiva… descubro que un poder misterioso, el de Dios, me ha conducido a lo largo de un proceso. Ese proceso no ha sido previsto por mí, menos aún planificado. Los sociólogos dicen que la comunidad es el fruto de un proceso: aglomeración – grupo – equipo – comunidad. El proceso que Dios ha realizado conmigo es el que voy describiendo: familia – grupos  comunidad  cristiana”.

 

Así relata Monseñor Proaño una parte de su fecunda misión pastoral, que fue resaltada cuando se presentó la candidatura del Obispo de la Comunicación y que fue reconocida por OCLACC (SIGNIS ALC), con la distinción In Memoriam “COMUNICADOR DE LA PAZ 2010”.

 

Redacción: SIGNIS ALC, con el aporte de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador (fundada por Monseñor Proaño)

 

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