Ciudad de México.- Según el reciente informe “Herencia de un sexenio: Simulación y desplazamiento. Violencia contra mujeres periodistas 2012-20187”, que se presentó este 14 de noviembre en el Museo de Memoria y Tolerancia, en la Ciudad de México, la violencia contra las periodistas en México aumentó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. El documento establece un incremento de un 222 por ciento los casos de violencia contra mujeres periodistas en comparación con la administración de Felipe Calderón Hinojosa.
El informe, señala además que el país atravesó un clima de violencia que se caracterizó por la impunidad e inoperancia de las instituciones encargadas de garantizar la libertad de expresión.
Desde la toma de posesión de Peña Nieto, el 1 de diciembre del 2012, hasta el 1 de septiembre del 2018, CIMAC documentó 422 casos de agresiones contra mujeres periodistas. Once periodistas fueron asesinadas durante el sexenio pero sólo en 6 casos se comprobó que el crimen estuvo ligado a la libertad de expresión entre ellos el de Miroslava Breach Valducea, de Chihuahua, en 2017 y Anabel Flores Salazar, de Veracruz, en 2016.
En ese recuento se sabe que en 2014 la periodista María del Rosario Fuentes Rubio de Tamaulipas, fue desaparecida pero no se ha confirmado si fue asesinada.
Durante la presentación las periodistas Cynthia Valdez García, de Sinaloa, Rosa María Rodríguez Quintanilla, de Tamaulipas, y Adela Navarro Bello, de Baja California, exigieron garantías para ejercer el periodismo y narraron cómo enfrenta las constantes amenazas que viven por ejercer su trabajo. En el caso de las dos primeras, además contaron qué significa el desplazamiento forzado.
La co-directora general del semanario Zeta, Adela Navarro Bello contó las razones qué le hace seguir haciendo periodismo pese a las amenazas del crimen organizado y de las autoridades y qué estrategias toman ante este panorama: “Hemos construido una red de protección. Cuando somos amenazados, sacamos un comunicado a nuestros lectores y lectoras, para que haya ojos, personas que nos están viendo. En segundo lugar, hacemos una carta a organizaciones como CIMAC, Reporteros Sin Fronteras, y ellos hacen un llamado al gobierno”.
Entre las estrategias de autoprotección, expuso, las notas de investigación no se publican con el nombre de la autora o del autor. Las y los integrantes del equipo han aprendido a vivir con medidas de protección, incluso con escoltas. “He perdido mucha vida pública”, dijo Navarro, “pero por esto vale la pena. Yo si tengo esperanza, si no: me cambio de trabajo. Tenemos que hacer periodismo apegado a la sociedad”, agregó.
La también ganadora del Premio al Valor Periodístico por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios, continuó a decir que el periodismo tiene que recuperar la confianza que ha perdido entre lectoras y lectores porque si ellos valoran la información que reciben también saldrán a defender a periodistas amenazadas.
Por su parte las comunicadoras en situación de desplazamiento indicaron que es necesario fortalecer instituciones como el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y periodistas, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), que depende de la Procuraduría General de la República.
Fuente: CIMAC noticias