El sacerdote Jesús Mendoza es párroco de la comunidad de La Sabana, ubicada en la periferia de Acapulco, ciudad enclavada en el sur de México, que pasó de ser reconocida por ser un destino turístico internacional a convertirse en uno de los polos de la violencia criminal del país.
Durante su ministerio, que abarca décadas, Jesús Mendoza ha promovido proyectos de economía solidaria, vendiendo productos de campesinos indígenas en su parroquia; acompañamiento espiritual y psicológico a víctimas de la violencia, y distintas iniciativas relacionadas con la comunicación social.
Frente a la terrible crisis de violencia que vive Acapulco desde hace más de una década, Jesús Mendoza se ha dedicado a acompañar a las víctimas, siendo un promotor inagotable para recuperar la paz de sus comunidades, apoyando la creación de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, asociaciones civiles de construcción de paz, y la escucha permanente de los familiares de víctimas e, incluso, de victimarios a quienes considera, desde la caridad cristiana, víctimas y factor esencial para la paz.
Como párroco de algunos de los barrios y comunidades más violentas de la ciudad, pronto se dio cuenta de que, en estas personas desgarradas por la violencia, se concentraba el sufrimiento y se perpetuaban agravios.
Gracias a la labor de Jesús, muchas víctimas se han convertido en agentes de cambio, acompañando a otras víctimas y liderando iniciativas de construcción de paz, como es el caso de Adriana, cuya hija fue secuestrada y asesinada: “ahora, mi dolor se volvió propósito: estoy protocolizando una Asociación Civil con el nombre de mi hija, para ayudar a otras personas que pasan por lo que yo pasé. Estoy acabando mi carrera, que era mi proyecto de vida y no hice. Estoy estudiando leyes para ayudar a otras víctimas de las violencias.”
Mientras que uno de los colaboradores del Colectivo de Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos nos comparte que “trabajar con las víctimas es trabajar por la esperanza; si las víctimas, que han pasado tanto dolor y han vivido el horror, pueden ser sanadas y deciden ser transformadas, entonces cualquier cosa es posible, la paz es posible.”
Jesús Mendoza también es editorialista de uno de los principales periódicos de la región y actualmente trabaja en un proyecto de la rehabilitación de la cuenca del Río de La Sabana y de la Laguna de Tres Palos, que involucra a actores eclesiales, interreligiosos, comunitarios y gubernamentales.
Precisamente, en un artículo publicado recientemente, señala: “Francisco de Asís ha sido el gran inspirador de este enfoque pastoral que vincula a la humanidad como parte de la Creación y vincula el cuidado de la Casa Común con el trabajo por la justicia y por la paz… Por eso ahora queremos llamarle “hermano” al río y “hermana” a la laguna, que han sido fuentes de vida para esta región, y han recibido maltratos históricos que deben detenerse. Creemos que esta mística espiritual franciscana puede ser de gran valor para acompañar a los pueblos ribereños, de modo que mejoren sus condiciones de vida. Pero lo decisivo seguirá siendo poner en la mente y en el corazón de todos la salud del Planeta como condición indispensable para la salud nuestra. El COVID-19 nos ha dado esta lección. Hay que aprenderla.” (El Sur, 2020)
San Oscar Romero dijo la verdad al poder en medio de una enorme violencia contra los pobres, mientras que las instituciones de la sociedad salvadoreña, incluida la prensa, el gobierno y el clero, lo injuriaban y lo difamaban. Sin duda encontramos en Romero a un hombre tímido y prudente, cuya transformación puede inspirarnos.
Por ello, al igual que San Romero, la vida y el testimonio pastoral del padre Jesús Mendoza es también un referente de compromiso con la justicia, los derechos y la defensa de los más necesitados que puede inspirar a otros comunicadores.
Redacción de SIGNIS ALC, a partir de la crónica publicada en el sitio de SIGNIS, con información de Carlos Juárez, Director en México del Institute for Economics and Peace