Peritos en antropología forense que realizaron exhumaciones en el territorio de la etnia ixil, confirman los horrores cometidos por el Ejército de Guatemala en contra de la población civil no combatiente. El informe fue presentado durante el cuarto día de debate por genocidio, que se lleva a puerta cerrada, en contra de José Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez.
La explicación de los peritos forenses fue presentada ante los miembros del Tribunal de Sentencia, querellantes y defensores de los acusados.
Un comunicado de la Asociación para la Justicia y Reconciliación (AJR) y el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), querellantes en el juicio, refiere que un informe pericial presentado confirmó el trabajo de exhumación en nueve fosas clandestinas, que contenían restos de 68 víctimas de la comunidad de Chel, Chajul, Quiché; la identificación de los restos corresponde a nonatos, niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
De acuerdo con la información, se constató a través de estudios científicos que la muerte de las víctimas se produjo por heridas de arma de fuego y por cortaduras en el cuello, así como por lesiones en el cráneo. Asimismo, detalla que la primera fosa tenía 22 osamentas; en varias fosas los restos no tenían ropa y estaban cubiertos por nylon o pedazos de tela.
Uno de los elementos fundamentales para la identificación del sexo fueron los aretes que tenían las mujeres con las características del área ixil o chel; varios nonatos fueron localizados en la región pélvica de sus madres.
Los informes periciales confirman que elementos del Ejército, provenientes del destacamento militar La Perla, llegaron a la aldea, concentraron a la población en el salón parroquial, en donde la dividieron por sexo, y a las mujeres las despojaron de sus ropas y las violaron sexualmente; posteriormente, la población fue trasladada en grupos de cinco personas al paso del río Chel, donde se consumaron las ejecuciones.
Luego de las ejecuciones, los soldados procedieron a quemar las casas y los cultivos que había en el lugar, para luego retirarse; varios sobrevivientes huyeron o no estaban en el lugar al momento de los hechos, recuperaron algunos cuerpos a los que les dieron sepultura en diferentes fosas.
Los peritajes antropológicos forenses son fundamentales en el juicio por genocidio, ya que aportan elementos científicos de parte de especialistas profesionales e imparciales, concluye el comunicado.
Ríos Montt es enjuiciado en un procedimiento especial a puertas cerradas; la Corte no tiene el poder de imponer una sentencia de prisión debido al estado de salud del ex dictador.
En el 2013, la Corte Constitucional de Guatemala anuló una sentencia contra Ríos Montt argumentando fallas en el debido proceso.
Según una Comisión de la Verdad respaldada por las Naciones Unidas, unas 200 mil personas fueron asesinadas o desaparecidas durante los 36 años de guerra civil en Guatemala; más del 80 por ciento eran indígenas.
Fuente: CIMAC NOTICIAS/ CERIGUA
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