“Clamor por la justicia socioambiental” es el título de un reciente comunicado firmado por redes y entidades de la iglesia ecuatoriana en el que se expresa el dolor por el impacto ambiental de los derrames petroleros, que afecta a la población más pobre. “Que el dolor y el miedo no nos callen”. Queremos tener el valor de denunciar al mundo, que más de 6 mil barriles de petróleo se han derramado una vez más en el mismo lugar donde ya en el 2020 sucedió”, dice el pronunciamiento.
En el comunicado, la Red Eclesial Panamazónica de Ecuador (REPAM Ecuador), la Red Nacional de Pastoral Ecológica (RENAPE), Cáritas Ecuador, la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y la Conferencia Ecuatoriana de Religiosas y Religiosos expresan su preocupación y dolor por el impacto ocasionado a la población amazónica de Napo, por el derrame registrado a finales de enero y los primeros días de febrero y que alcanzó los cauces de los ríos Piedra Fina, Quijos, Coca y Napo.
Ante esta realidad, “exigimos no solo la reparación integral para las comunidades y del ambiente, sino que pedimos establecer medidas que impidan la repetición de hechos como estos”, insisten.
Según las redes eclesiales de Ecuador, el nuevo derrame se registra “justo cuando las comunidades afectadas empezaban a confiar que podían retornar a su dinámica de vida en el río Coca, afectando a más de 60.000 personas que viven en las riberas y por ende a la flora y fauna de las Provincias de Napo, Sucumbíos y Orellana”.
En el pronunciamiento, las redes y entidades eclesiales de Ecuador se hacen eco de las expresiones del papa Francisco, que en la encíclica Laudato Si’ apunta que “El clima es un bien común, de todos y para todos LS, 23 (…) y el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres” LS, 25, luego de lo cual reiteran el el dolor por el impacto ambiental ocasionan los derrames petroleros “no solo en Ecuador sino también en Latinoamérica”.
Según dice el comunicado, “Muchos de nuestros miembros (personas, familias y comunidades sufren) viven en carne propia lo que el Papa Francisco dice en la encíclica Laudato Si “… el impacto más grave de la alteración de la naturaleza recae en los más pobres “y tristemente “muchos de los que tienen más recursos y poder económico o político parecen centrarse en enmascarar los problemas LS,26”.
“También queremos denunciar que cuando aún no terminamos de enfrentar la tragedia de Zaruma ocasionada por la minería, debemos asumir que las prácticas de deforestación y de otras actividades que atentan contra la naturaleza y que se desarrollan en todo el país, solo son crónicas de una muerte anunciada, esta misma muerte que ahora vivimos en varias provincias como Cotopaxi, Los Ríos, Pichincha, Napo entre otras”, agrega el comunicado.
Agrega que, “con angustia y sin muchos recursos tratamos de ayudar de alguna manera en cada uno de estos lugares, pero los desastres son grandes: carreteras caídas, comunidades aisladas, viviendas destruidas, emprendimientos o negocios perdidos, familias que lloran la muerte o la desaparición de sus seres queridos”.
En el comunicado se expresa también la solidaridad “con nuestros hermanos de Perú” afectada por los derrames de petróleo, como los “ocurridos en el mes de enero, en las Costas de Perú en el mar de Ventanilla, el pasado 15 de enero del año en curso con más de 11.900 barriles vertidos al océano”.
El comunicado íntegro está disponible aquí.