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Que la comunicación esté al servicio de la unidad, no de la división: Paolo Ruffini

SIGNIS ALC

26 mayo 2020

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Que la comunicación esté al servicio de la unidad, no de la división: Paolo Ruffini

Que la comunicación esté al servicio de la unidad, no de la división: Paolo Ruffini

Ciudad del Vaticano.- Con ocasión de la celebración de la 54ª Jornada Mundial de las Comunicaciones, el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, Paolo Ruffini, consideró necesario un cambio de ritmo, una actitud diferente, una mirada pura que se deja sorprender por la verdad de Dios. Este es uno de los puntos centrales del video mensaje que fue publicado el domingo 24 de mayo en la página de Facebook y en el canal de Youtube de la Semana de la Comunicación. La reflexión de Ruffini fue guiada por el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada de las Comunicaciones sobre el tema, “Para que puedas contar y grabar en la memoria (Ex 10,2). La vida se hace historia”, que fue publicado el 24 de enero de 2020, día en el que la Iglesia recuerda a San Francisco de Sales, patrono de los periodistas.

 

La Semana de la Comunicación es iniciativa promovida por los Religiosos Paulinos, que en esta ocasión, debido a la emergencia sanitaria por la pandemia por el CONVID 19, se desarrolló en modalida on line.

 

Tejer una historia nueva

 

Según el prefecto, el Mensaje del Papa, centrado en el tema de la narración, se desarrolla sobre una palabra clave que es “compartir”; una llamada a contar nuestra experiencia, a escuchar la de aquellos con los que nos encontramos, a “tejer, en el compartir, una historia nueva”. Pero es compartiendo primero con Dios que nace un significado diferente, “una perspectiva de redención”. Es con Él, escribe el Papa, que podemos volver a unir tejer el tejido de la vida, cosiendo las rupturas y las lágrimas. Palabras que indican una dirección especialmente “en estos días – subraya Ruffini – de tribulación por el coronavirus”. Un momento en el que hemos sido llamados a repensar nuestras vidas, a hacer un balance, a bendecir “la civilización digital por el compartir que nos ha permitido, y por las distancias que ha anulado”, al mismo tiempo temiendo “que la dimensión remota termine sustituyendo definitivamente a la proximidad corporal”.

 

La belleza de comunicar con Dios

 

Ante tantas iniciativas que nos han unido, “nos estremecemos también ante el dañarse de rencores que nunca se han apagado, el renacimiento de prejuicios, – subraya el Jefe del Dicasterio Vaticano – el resurgir de la tentación de resolver todo señalando tal o cual chivo expiatorio”. Y sin embargo, “la belleza del nosotros”, de comunicar con Dios con un rostro abierto, ha surgido con fuerza. “Habiendo experimentado la separación – escribe Ruffini – hemos entendido el significado de la comunión”. “Sin la capacidad de devolver la experiencia a la unidad, no hay sabiduría, ni siquiera conocimiento; todo – enfatizó – se reduce a una lista de hechos sin historia”.

 

Dónde fundar la esperanza

 

Es aquí, pues, donde debemos entender el verso, elegir el bien o el mal también en la comunicación; “confiar sólo en la tecnología o darle un alma”; sentir la responsabilidad de la verdad o “convertirnos en instrumentos (conscientes o inconscientes) para la difusión de noticias falsas”. “Pero todo depende – señala el Prefecto – de dónde fundamentamos nuestra esperanza”, depende de elegir lo que importa, de estar en la realidad pero sin estar corrompido. Dar una nueva forma a las cosas, “responder a la unión enferma de la pandemia con la unión sana de la buena voluntad”, ser testigos creativos y para ello necesitamos inteligencia y fe. Tenemos que entender si la comunicación que teníamos antes era realmente tal, si la “travesía en el desierto” que la pandemia nos impuso podía hacernos encontrar de nuevo en el deseo de relaciones verdaderas con los demás.

 

Sembrar para construir comunidades acogedoras

 

Los ojos nuevos que hemos recibido nos animan a ser testigos, a “construir”, afirma Ruffini, “comunidades acogedoras y solidarias”, pero necesitamos que las semillas sembradas hoy echen raíces en un buen suelo. De ahí la llamada, en la comunicación, a ser “ramas de vida nueva”, a “encontrar el coraje – como había dicho Francisco en la oración del 27 de marzo, en una plaza de San Pedro completamente vacía – para abrir espacios donde todos puedan sentirse llamados y permitir nuevas formas de hospitalidad, fraternidad, solidaridad”. “La comunicación debe basarse en una red que sea a la vez global y local. Digital y real. Y es hecha – evidencia el video mensaje – para unir, no para dividir. Para dar, no para vender o comprar. Para dar a la tecnología una dimensión que la trascienda”.

 

La comunicación, un papel antiviral

 

En el mensaje, Ruffini recuerda que “si el virus se vuelve endémico, dependerá de la comunicación asumir el papel de antiviral, permitiendo que el ‘nosotros’ sea imposible a distancia”. De lo contrario, será necesario entender “cómo habremos sido capaces de reconstruir nuestro ‘estar juntos’ de la manera en que nos encontraremos de nuevo”. Comunicar – subraya el Prefecto – “es establecer relaciones, es estar con”, “no hay comunicación sin la verdad de un encuentro”. Por lo tanto, es necesario pensar en cómo utilizar la red manteniendo “la relación encarnada entre las personas”, construyendo “una economía de compartir, del share” en la que se considere a las personas sobre la base de “su capacidad de dar” y en su colaboración para construir valores los unos a los otros. Por lo tanto, donar tiempo, habilidades, dinero o su propia oración.

 

La sonrisa que se hace narración

 

En este contexto se refuerza la necesidad de una Iglesia en salida, tan amada por el Papa Francisco, una Iglesia que pueda “construir la comunión a través de todos los medios de comunicación”. “Ha llegado el momento de pensar en la comunicación como una forma de redistribuir los materiales sobrantes, el conocimiento y el amor. Ruffini concluye su discurso citando un proverbio africano que también recuerda la responsabilidad de quienes comunican. “Podemos ser la sonrisa de aquellos que nos han precedido”, dice el dicho. “Así, cada historia puede ser rescatada, redimida por el compartir de una sonrisa que se hace historia”./ Benedetta Capelli

 

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