El gusto de saber sobre acontecimientos negativos o incluso mórbidos acompaña la historia. Esto fue evidente especialmente después del advenimiento de los medios de comunicación modernos. Por otro lado, muchas veces, la idea de difundir lo positivo terminó siendo etiquetada como una postura ingenua o alienada. El papa Francisco está entre los que no piensan así. Esto fue lo que él demostró cuando publicó su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de este año, que fue presentado el 24 de enero, la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de escritores y periodistas.
“Creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”, escribió el papa. En este sentido, enfatizó la importancia de invertir en la producción y difusión de narrativas, porque estas “plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”. Aunque reconoce que las narrativas siempre están amenazadas por el mal, Francisco insiste en el potencial de las “narraciones constructivas”, capaces de consolidar los lazos sociales y el tejido cultural.
El pontífice llama la atención sobre el valor de la Sagrada Escritura como “Historia de las historias”, cuya trama consiste en una “gran historia de amor entre Dios y la humanidad”. Esa, que se llama la “Historia de la Salvación”, se renueva todos los días con el testimonio de todos los cristianos. De hecho, para el pontífice, ” Toda historia humana tiene una dignidad que no puede suprimirse.”, razón por la cual “nadie es un extra en el escenario mundial”, especialmente porque el Espíritu Santo continúa actuando en la vida de cada persona, si esa lo permite .
Un ejemplo muy apropiado de una narrativa que, por así decirlo, da continuidad a las historias narradas en la Biblia son las hagiografías, relatos de las vidas de los santos. Como género literario, no pueden verse como biografías simples (en el sentido actual del término) porque, además de la narrativa de los acontecimientos, son obras dirigidas a la catequesis, es decir, tienen un objetivo más religioso que biográfico. Por lo tanto, tienen lagunas y, a veces, incluso inexactitudes históricas; algunas, muy antiguas, vienen a traer visiones algo folklóricas sobre la vida de este o aquel santo, de acuerdo con la mentalidad de la época en que fueron escritas. Pero estos relatos se mantienen dentro del propósito central al que se refiere el Papa Francisco: son edificantes, inspiradores y enseñan algo sobre la verdad de la fe cristiana.
Al final de su mensaje, el pontífice advierte, sin embargo, para que estas narrativas no tengan un mero fin publicitario o, para usar una expresión de moda, siguan la lógica del storytelling. Las historias de los santos contienen ejemplos inspiradores de aquellos que dieron sus vidas por la causa del Evangelio, siguiendo a Jesús heroicamente. La verdad de los relatos como las hagiografías, y su razón de ser, radica en el testimonio de quien supo amar a Dios y a sus semejantes y lo hizo de manera sincera, conscientes de sus propias limitaciones y de que el verdadero protagonista de su historia es el Padre Eterno. .
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Luís Henrique Marques, periodista y secretario de SIGNIS Brasil
Artículo publicado originalmente en SIGNIS Brasil. Traducción libre de SIGNIS ALC
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