Tras su Reunión de Medio Año, que se llevó a cabo en modalidad virtual, la Sociedad Interamericana de Prensa denunció un incremento en el último semestre en agresiones, encarcelamiento y exilio forzado contra periodistas. En sus conclusiones, la SIP revela que en el último semeste han aumentado los ataques contra medios de comunicación, acoso judicial, estigmatización y un saldo de 15 asesinatos de periodistas.
En la Reunión, que se llevó a cabo del 19 al 21 de abril, los representantes de los medios afiliados a la SIP abordaron también con urgencia la necesidad de asegurar la sostenibilidad de los medios en la pospandemia.
La SIP también destacó en ese período la toma de dos diarios en Venezuela y Nicaragua y restricciones al acceso a la información.
La reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) concluyó que la violencia creciente contra los periodistas es el principal desafío de la prensa libre en las Américas.
En los últimos seis meses fueron asesinados 15 periodistas (10 en México, tres en Haití, uno en Guatemala y otro en Honduras). Trece de ese total, en los tres primeros meses de 2022.
La impunidad de esos delitos sigue siendo preocupante. Este año prescribirán nueve casos de asesinatos contra periodistas ocurridos en 2002 en Colombia.
En Cuba, Nicaragua y Venezuela, periodistas y medios de comunicación son con inusitada frecuencia víctimas de la persecución y represión de gobiernos totalitarios.
Las agresiones incluyen el encarcelamiento de ocho comunicadores: seis de Nicaragua –tres reporteros y tres directivos de La Prensa– y dos de Cuba. Otros 77 periodistas fueron forzados al exilio: 75 de Nicaragua y dos de Cuba.
La SIP aprobó una resolución sobre Nicaragua, en la que 27 organizaciones de prensa nacionales e internacionales asumen un plan de acción para restaurar las libertades de prensa y expresión como garantías esenciales para restablecer la democracia en esa nación centroamericana.
A las confiscaciones de Confidencial y 100% Noticias, ocurridas antes de este semestre, se sumaron la de La Prensa, también en Nicaragua, y la de El Nacional, en Venezuela.
También generaron preocupación los atentados incendiarios contra cuatro medios, dos en Argentina y dos en Colombia. Periodistas de Cuba, El Salvador y Venezuela fueron objeto de vigilancia digital. El gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador, usó el software Pegasus para vigilar a periodistas y medios de comunicación. El régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela, bloqueó portales de internet y censuró el acceso a la red en forma general, valiéndose de compañías de telecomunicaciones internacionales.
La Reforma al Código Penal en Cuba agrava las penas por desacato a la autoridad, crea delitos para penalizar a usuarios de redes sociales y castiga con cárcel y multa la “clandestinidad de publicaciones”. Proyectos restrictivos surgieron en Aruba, con la ley de medios, y en El Salvador, con el estatuto contra pandillas que criminaliza a medios y periodistas.
Otro foco de atención es la multiplicación de estigmatizaciones presidenciales, practicada también por otras autoridades y dirigentes en Argentina, Aruba, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Perú y Venezuela.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro pidió a empresas privadas que boicoteen a los medios absteniéndose de contratar publicidad. En Perú, la Fiscalía entabló investigaciones contra periodistas por reportajes en torno del caso Lava Jato y otras coberturas sobre corrupción pública. El mandatario peruano y sus ministros amenazan reiteradamente a los medios críticos con que no recibirán publicidad oficial. Amenazas por contenidos críticos se produjeron también en Guatemala, El Salvador y México.
Proliferaron las restricciones de acceso y de cobertura informativa en Aruba, Bolivia, Canadá, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, Guatemala, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.
En la reunión de la SIP se debatió nuevamente la urgencia de asegurar la sostenibilidad de la prensa. Ello incluye el recibir, sin mayor dilación, justa compensación de parte de las grandes plataformas digitales por el uso lucrativo que estas realizan de los contenidos que generan los medios de prensa.
La crisis económica de los medios se profundizó porque las plataformas digitales absorben un altísimo porcentaje de la publicidad digital. Con su tecnología, datos sobre audiencias, recursos económicos y, sobre todo, con los contenidos periodísticos, esas empresas supranacionales han creado un modelo de ingresos muy exitoso, en detrimento de la industria periodística, dijo el presidente de la SIP, Jorge Canahuati. “No pedimos regalos ni subsidios (…). Reclamamos nuestros derechos de autor. (…) Nosotros no podemos evadir nuestras responsabilidades y las plataformas tampoco deberían evadirlas”, agregó.
Fuente: SIP