Milán Gonzáles (*).- Good Will Hunting, Les Choristes, La Vita è Bella, Días de Santiago, Magallanes, son películas que nos han generado un sentimiento o un cuestionamiento, y en ciertos casos nos han dejado una enseñanza. Algunas nos han involucrado en su historia al punto de identificarnos con el protagonista. Vamos a posar la mirada en aquellas que nos cuentan historias, dramas, vivencias y experiencias de personas cercanas o conocidas a nosotros, y es quizá por este motivo que nos llegan al corazón.
La misericordia es una virtud que nos inclina a actuar intensa y libremente desde el corazón, y nos humaniza porque nos lleva a descubrir -o redescubrir- la presencia de Dios en cada persona y situación. El Papa Francisco afirma que “Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios” (Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015).
Entonces, ¿Qué relación hay entre las historias y los personajes de algunas películas y la misericordia? En principio, una película es un móvil y un espejo al mismo tiempo porque de alguna manera nos moviliza y nos reflejamos en cada historia, en cada personaje. Además, una película es como una llave que permite salir a aquel que está encerrado, bloqueado o temeroso.
Finalmente, una película es algo que nos transforma porque nos abre fronteras para ir mas allá de esos límites interiores, existenciales, y así salir de aquellos lugares con poca luz y también desérticos. Nos llevan a las periferias y traen las periferias para conocerlas y comprometernos. De esta manera, las películas pueden desencadenar un proceso de apertura que inspirado por Dios nos impulsa a abrir nuestro corazón y cultivar una mirada renovada y misericordiosa sobre la realidad. Esta es concreta y humana, niños víctimas de la violencia y el olvido, jóvenes sin oportunidades, adultos que perdieron el sentido y gusto por la vida, ancianos que fueron descartados, etc.
Por ejemplo, la película Good Will Hunting muestra como temas claves el perdón y la reconciliación en el joven protagonista, y en Magallanes se desarrollan los mismos, pero con otra tonalidad e intensidad. En ambos casos nos humanizan, nos cuestionan, y desde la misericordia no son sino una llamada de apertura a la vida y al encuentro. En este sentido se transforman en instrumentos que bien aprovechados en espacios formativos y pastorales pueden complementar bien el proceso de crecimiento personal, humano y espiritual.
Una clave para proseguir este proceso es tener los mismos sentimientos que Jesús tuvo. Por lo menos, desde contextos pastorales es vital porque es parte del encuentro personal que acogerá la misericordia y el perdón como propios y a la vez nos abre a los demás.
Finalmente, acompañar estos procesos es una tarea y un regalo preciosos. La escucha atenta y el compartir la vida, tanto sus alegrías y tristezas, como la disponibilidad y el compromiso son elementos importantes para hacer camino. Un camino que, en el caso de muchos jóvenes, necesita como compañeras a la esperanza y la solidaridad. Un camino que será mejor andarlo en fraternidad.
(*) Milán González, Agente pastoral y profesor.
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