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SIGNIS ALC

28 diciembre 2021

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Paulo Freire y la investigación de la comunicación en América Latina

Paulo Freire y la investigación de la comunicación en América Latina

Denise Cogo *

 

Los principios de la educación dialógica y liberadora de Paulo Freire orientaron las experiencias de comunicación alternativa y popular vinculadas a los movimientos sociales que se desarrollaron entre los años 70 y 90 en América Latina. Las ideas de Freire formaban parte de los programas de cursos y actividades de formación política y pedagógica de estos movimientos, de los cuales también incluían a profesores y estudiantes que realizaban actividades de docencia, investigación y extensión en las universidades y que, en algunos casos, también actuaban como militantes en estos. movimientos.

 

En el contexto académico brasileño, obras de Paulo Freire, tales como Extensión y Comunicación, Pedagogía del Oprimido y Educación como práctica de la libertad, pasaron a formar parte de los programas de las asignaturas de comunicación rural en los cursos de Comunicación Social, que, de manera dominante, se orientaban por concepciones teóricas difusionistas, así como también fueron incorporadas a los contenidos de las disciplinas de comunicación alternativa y popular. De las 33 terminologías identificadas por la investigadora Regina Festa (1984) para nombrar y definir la comunicación alternativa en Brasil a partir de los medios utilizados, contenidos, funciones y niveles de participación, algunas de ellas, como comunicación liberadora, comunicación de los oprimidos y comunicación dialógica, evidenciaban directamente la influencia freireana en este contexto de la investigación en comunicación.

 

Inicialmente presente en la extensión y la enseñanza universitaria, el pensamiento de Paulo Freire se extendió también a la investigación académica, especialmente con la creación de maestrías y doctorados en Comunicación en diferentes países de América Latina. La institucionalización de la investigación en los cursos de Comunicación permitió que, además de la comunicación popular, alternativa y ciudadana y la comunicación-educación[1], los estudios culturales y de recepción latinoamericanos también incluyeran perspectivas epistemológicas y teóricas constitutivas de la obra de Freire, en la perspectiva, inclusive, de pensar la comunicación más allá de calificaciones como Periodismo, Publicidad y Propaganda y Relaciones Públicas.

 

Las ideas de Paulo Freire inspiraron el pensamiento de teóricos como Juan Díaz Bordenave (1984) y Mario Kaplún (2002), cuyas concepciones fueron fundamentales para la investigación latinoamericana en comunicación alternativa y popular, especialmente a partir de las experiencias de estos autores con proyectos de comunicación rural. Las reflexiones y principios sobre la dimensión horizontal y dialógica de la comunicación, formulados por Bordenave y Kaplún, orientaron la comprensión de las prácticas de comunicación popular que se desarrollaron en el espacio latinoamericano como una perspectiva alternativa a la comunicación de masas. Asumido por los dos autores, el principio de dialogía de Paulo Freire, frente a un modelo de educación bancaria, llevó al cuestionamiento de un modelo de comunicación de masas vertical, que favorecía la disociación entre los polos de emisión y recepción y favorecía la producción de asimetrías y desigualdades en la apropiación y distribución de los recursos comunicacionales. Las críticas dirigidas a este modelo apuntaban a la limitada existencia de espacios de participación de los receptores (oyentes, lectores, espectadores) en estructuras e instancias de políticas y prácticas comunicacionales y mediáticas en diferentes espacios latinoamericanos.  América Latina, vale recordar también, fue el blanco, en ese período, de un conjunto de políticas de desarrollistas que agendaron la implementación de proyectos en contextos agrarios y urbanos, en diferentes países del continente. Investigadores de la comunicación comenzaron a llamar la atención sobre la reproducción de los marcos de dependencia y desigualdad social generados por la concepción difusionista de la comunicación que guió estos proyectos.

 

En la interfaz comunicación-educación, Kaplún propuso la distinción de tres modelos educativos para la comprensión de las prácticas comunicativas en los movimientos sociales: uno que enfatiza los contenidos, otro que acentúa en los efectos y otro que enfatiza el proceso. Si bien los tres modelos podrían parecer entrelazados en prácticas comunicacionales concretas, el autor vio en el modelo educativo que privilegia el proceso el que favorecía la participación en las experiencias de comunicación popular. En consonancia con el dialogismo de Paulo Freire, Mario Kaplún identificó en el modelo que enfatiza el proceso la oportunidad para que los receptores no solo respondan o reaccionen, sino que también generen sus propios mensajes. Así, para el autor, la verdadera comunicación no la da un emisor que habla y un receptor que escucha, sino dos o más seres o comunidades que intercambian y comparten experiencias, conocimientos, sentimientos, aunque sea a distancia y por medios artificiales. “A través de este proceso de intercambio, los seres humanos establecen relaciones entre sí y pasan de la existencia individual aislada a la existencia social comunitaria” (KAPLÚN, 2002. p. 58). Desde esta misma perspectiva, Bordenave se alineó con la concepción de Paulo Freire para defender que “la comunicación es una de las formas en que los hombres se relacionan entre sí. Es la forma de interacción humana que se realiza mediante el uso de signos” (BORDENAVE, 1984, p. 12).

 

La defensa del diálogo, la horizontalidad y la participación, como principios rectores de las prácticas comunicativas populares y alternativas, contribuyeron igualmente a un cuestionamiento del paradigma informacional, dominante en diferentes áreas de la investigación en comunicación en América Latina. Entendido como transmisión de información, en una dinámica lineal guiada por una división fija de roles entre emisor y receptor, el paradigma informacional, como nos recuerda Vera França (2016), descuida el pautaje humano, la naturaleza simbólica del lenguaje y la acción reflexiva que constituye el proceso de comunicación.

 

No solo los investigadores en comunicación popular y comunicación y educación, sino también aquellos que, a partir de la década de los noventa, se incorporaron a los estudios culturales y de recepción latinoamericanos, comenzaron a posicionarse en la interfaz comunicación y cultura, legada por el pensamiento de Freire, para indagar sobre los límites de pensar la comunicación como un proceso de transmisión o intercambio de información. Estos investigadores buscaron posicionarse en un paradigma relacional al mirar la comunicación y la comunicación mediática como dinámicas de interacción, en las que los sujetos interlocutores, insertados en una situación social, producen sentidos y establecen relaciones a través del lenguaje. La presencia de una visión freireana en el paradigma relacional se puede identificar en la comprensión de la comunicación desde las tres dimensiones planteadas por França (2016): la comunicación como praxis humana, como producción de experiencia y como acción con el otro, entendida como un proceso de interacción marcado por la reflexividad.

 

En el campo de los estudios culturales y de recepción latinoamericanos, la deconstrucción de la premisa de la pasividad del consumidor/receptor de la comunicación da lugar a la preocupación por la “naturaleza productiva del consumo” de la recepción como activa y como instancia de interpretación, resignificación y “usos” de los medios. Asimismo, la producción se ve en su carácter relacional, y el productor es entendido como un sujeto que no es autónomo, sino que ocupa posiciones en una dinámica de interacciones, tanto a nivel interpersonal como en el ámbito de los sistemas mediáticos El paradigma relacional también colabora para el fortalecimiento del carácter político de la producción de conocimiento en comunicación, al posicionar las instancias de producción y consumo/recepción como campos que se constituyen como espacios de poder, disputas y luchas por hegemonía.

 

Al defender el desplazamiento de la dicotomía sujeto-objeto y la instauración de dinámicas horizontales y participativas en las prácticas comunicacionales y mediáticas, la investigación en comunicación necesitaría enfrentar también la existencia de esta dicotomía en la actividad de la investigación. Es decir, la práctica de la investigación científica no podría traducirse en investigadores (sujetos) que produzcan activamente conocimiento, mientras que otros individuos y grupos (objetos) serían considerados datos pasivos para ser estudiados, o como receptores, en última instancia, de conocimientos elaborados por otros sobre su práctica (MATA, 1981).

 

Así, investigar el proceso o el agendamiento de los productores y receptores/consumidores en la comunicación popular, así como en los estudios culturales y de recepción, llevó a los investigadores de la comunicación a asumir, desde la perspectiva freireana, la actividad investigadora como una construcción de relaciones entre seres, humanos y el mundo. Al contrario de la imposición o transmisión, estas relaciones se basan en la creación conjunta de conocimientos, lo que requiere, según la síntesis de Paulo Freire, “la disponibilidad permanente por parte del sujeto que escucha la apertura y el discurso del otro” (FREIRE, 2018, pág.17).

 

No es casualidad que, en estas tres áreas de investigación -comunicación popular, comunicación y educación, y estudios culturales y de recepción-, los investigadores comenzaran a privilegiar métodos cualitativos y técnicas de investigación que permitían este encuentro, como los relatos orales (la entrevista y las historias de vida, etc.), y también las modalidades de la llamada ciencia participativa, como la investigación acción, la investigación participativa, la investigación de intervención y la investigación militante[2]. Además de “conocer para explicar”, las modalidades de la ciencia participativa buscaban “comprender para servir”, como resumía Brandão en uno de sus trabajos sobre investigación participativa: “Cuando el otro se convierte en una convivencia, la relación requiere que el investigador participe de su vida, de su cultura. Cuando el otro se convierte en compromiso, la relación obliga a que el investigador participante participe de su historia” (BRANDÃO, 1984, p.8).

 

En esta articulación entre conocimiento científico, político y social, encontramos a Paulo Freire materializado en las posiciones de los intelectuales latinoamericanos desde los estudios culturales y de recepción, como Jesús Martín-Barbero, cuando defiende la necesidad de que América Latina produzca un conocimiento teórico autónomo, derivado de la comprensión de su propia realidad y las especificidades históricas que constituyen la dinámica de su vida social. Así como Freire creía que la educación debía unir experiencia y conocimiento, Martín-Barbero ve en la noción de vida cotidiana este lugar de producción de conocimiento científico situado, que encuentra la dinámica social y política en micro contextos de la vida social latinoamericana (como el barrio, la casa, la calle, etc.) y no solo en el macro universo formal de las instituciones. Al contrario de espacio de reproducción de acciones y comportamientos, la vida cotidiana se convierte en un espacio de producción, interacción, negociación, conflictos y resistencias, en el que es posible captar las diversas y no siempre predecibles apropiaciones sociales de los medios, así como las reconfiguraciones de saberes, percepciones, sensibilidades, lenguajes, sociabilidades y formas de intervenir en la realidad que derivan de estas apropiaciones.

 

En sintonía con lo que Freire reivindica para el campo de la educación, Martín-Barbero defiende la apertura del trabajo académico de la comunicación a nuevas formas de relacionarse con la “vida real”. Para el autor, no es la distancia indispensable requerida para la producción de conocimiento lo que hace que irreal, especulativo y estéril el trabajo académico, sino la irrelevancia social de los problemas abordados y el formalismo de las soluciones tanto teóricas como prácticas alcanzadas por los investigadores. El autor entiende, por tanto, que la experimentación social puede constituir una estrategia de encuentro de la universidad con la realidad de la comunicación nacional, regional y local, con miras a permitir la articulación de la docencia y la investigación con proyectos de formulación de demandas sociales y diseño de alternativas a nivel colectivo. En esta articulación juegan un papel determinante, como nos provoca Martín-Barbero, “los modos de relacionamiento del trabajo académico con los modelos hegemónicos o contrahegemónicos de comunicación, que pueden ser de dependencia, apropiación e invención” (MARTÍN-BARBERO, 2004, pág.239).

 

Referencias:

BORDENAVE, Juan Díaz. Además de medios y mensajes. 2a ed., Voces de Petrópolis, 1984.

BRANDÃO, Carlos Rodrigues. Repensar la investigación de los participantes. São Paulo: Brasiliense, 1984.

COGO, Denise. De la comunicación rural al estudio de audiencias: influencias del trabajo de Paulo Freire en la docencia y la investigación en comunicación social. Rastros – Revista del Centro de Estudios de la Comunicación, Joinville, v. 1, n. 1, pág. 29-36, 1999.

COGO, Denise. Repensar la ciencia participativa en la investigación en comunicación. En: Raquel Paiva. (Org.). El regreso de la comunidad – los nuevos caminos sociales. 1 ° Río de Janeiro: Mauad, 2007, v. 1, pág. 149-166.

FIESTA, Regina .; Silva, Carlos Eduardo (organizaciones). Comunicación popular y alternativa en Brasil. São Paulo: Paulinas, 1986.

FRANCIA, Vera Veiga. El objeto y la investigación en comunicación: un enfoque relacional. En: MOURA, Claudia Peixoto de, LOPES, Maria Immacolata Vassallo (Orgs.) De Investigación en comunicación: metodologías y prácticas académicas. Porto Alegre: EDIPUCRS, 2016. P. 153-154

FREIRE, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Río de Janeiro: Civilización brasileña, 1967.

FREIRE, Paulo. Extensión y Comunicación. Octavo; ed. Paz y Tierra, 1983.

FREIRE, Paulo. Pedagogía de la autonomía: conocimientos necesarios para la práctica educativa. São Paulo: Paz & Terra, 2018;

KAPLUN, Mario. Una pedagogía de la comunicación: el comunicador popular. La Habana: Editorial Caminos, 2002

LIMA, Venício de Artur. Comunicación y cultura: las ideas de Paulo Freire. 2ª edición. Río de Janeiro: Paz y tierra, 1981.

MARTÍN-BARBERO, Jesús. Oficio cartógrafo – Cruces latinoamericanos de la comunicación en la cultura. São Paulo, Loyola, 2004.

MATA, María Cristina. Investigar lo alternativo. Chasqui – Revista Latinoamericana de Comunicación. Quito, nº 1, 1981, pág. 72-74.

SILVA, Carlos Eduardo Lins da. Mucho más allá del Jardim Botânico: un estudio sobre la audiencia del Jornal Nacional da Globo entre los trabajadores. São Paulo: Summus, 1985.

THIOLLENT, Michel. Metodología de la investigación-acción. São Paulo: Cortez, 1988.

 

[1] También conocida, en diferentes contextos latinoamericanos, como educomunicación, recepción activa y lectura crítica de la comunicación, entre otros.

[2] La investigación sobre radios comunitarias de María Cristina Mata y la investigación-acción aplicada a un estudio de recepción crítica del Periódico Nacional de la Red Globo entre trabajadores, de Carlos Eduardo Lins y Silva, son dos, entre los muchos ejemplos, del empleo de ese método en la investigación en comunicación latinoamericana.

 

Traducción de SIGNIS ALC.  El texto original en portugués está disponible aquí.

 

* Profesora titular del Programa de Pos-Graduación en Comunicación y Prácticas de Consumo de la ESPM (Escuela Superior de Propaganda y Marketing) e Investigadora en Productividad 1C do CNPq (Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico), Brasil.

 

Artículo publicado en la revista digital Punto de Encuentro, de SIGNIS ALC, diciembro de 2021. Disponible aquí.

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